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BURNING: Vivir en Madrid

Bandas y músicos/as

•wildcat. elmercuriodigital ▫ Oh Madrid te odio, pero que le voy a hacer. No puedo dejarte y quedarme sin mujer. Tendrás que sentir las caricias de Madrid sobre tu piel, y escribir con tu sangre Madrid eres mi mujer. Sin vivir en Madrid, no lo entenderás. Yeah!


Fue en el Madrid de 1972, Pepe Casas "Risi" (voz y guitarra), Enrique Pérez "Kike" (también voz y guitarra) y Ernesto (batería) formaron un trío en el barrio de La Elipa. Por aquel entonces aún no se llamaban Burning, sino "algo así como 'Los cuadros divinos' pero en inglés.

Cantaban en inglés, pero en un inglés inventado. Ninguno de ellos conocía esta lengua, cogían palabras sueltas que les sonaban y las iban soltando una detrás de otra. Según sus propias palabras aquello parecía una mezcla de inglés y ruso.

Más tarde se les unió Antonio Martín "Toño", (marcharía del grupo, por voluntad propia, en el 82), un futbolista que Risi conocía de su barrio. Tras una juerga en un mesón, Risi le pidió que entrase en el grupo. Antonio dejó su equipo de fúbol, se compró un bajo Framus y se les unió. No tradó mucho en dejar el bajo a Enrique, para convertirse en la voz del grupo.

Alquilaron un 'cuartucho' en el barrio de Carabanchel "por 2.000 pelas al mes", y empezaron a ensayar en serio. Fue allí donde compusieron "I'm Burning". Les gustó tanto que decidieron, en enero del 74, llamarse BURNING. A partir de este momento empezaron a tocar un poco más en serio.

Su primer concierto lo dieron en septiembre del 74, en una discoteca de Carabanchel llamada Red Gold. A partir de ese momento empezaron a tocar con frecuencia por Madrid y hasta llegaron a participar en el primer Festival Maratón de Música que se celebró en Burgos. En marzo de 1974, dentro del sello Gong creado por Movieplay, se editó su legendario primer sencillo: "I'm Burning" / "Johnny B. Good" que, en su momento, hizo bastante ruido. Poco después vio la luz su segundo sencillo, al que por cierto censuraron la portada, "Like a shot" / "Rock'n'roll", la primera de ellas incluida en el recopilatorio "Viva el rollo", (Gong-Movieplay), junto a material de otras bandas de la primera oleada del llamado "Rock madrileño".

La voz chulesca de Toño Martín, la stoniana guitarra de Pepe Risi y el piano "honky tonkie" de Johnny se juntan para romper con los divos rosas y los grupetos de la canción del verano que mandaban en la época.

Mientras el general Franco agonizaba en El Pardo, y cantando todavía en "inglés vallecano", dan a luz singles inencontrables con el "Johnny be good" de Chuck Berry, o con el "I'm burning" de su propia cosecha, que es ya toda una declaración de intenciones.


Tras editar sus dos singles debut en ingles “I"m burning” y “Like a Shot” (1974 y 1975), el grupo soporta como puede la censura de su primer larga duración “Solo para mujeres”, sus conflictivas actuaciones, la ida y vuelta de Risi cumpliendo el servicio militar y de distintos baterías que no se ajustan a una forma de entender la música por parte de los miembros residentes. Poco dinero y mucho amor por el rock and roll. Sin embargo, Burning salen de esa turbulenta etapa para volver a reinventarse y entrar en otra que no lo es menos pero que, sin embargo, es una de las más fértiles del grupo discográficamente hablando. “Madrid”, “El fin de la década” y “Bulevar” se publican entre los años 78 y 80. Los tres discos se mueven entre el rock stoniano, las influencias del rock sinfónico y la corriente madrileña, sin perder en ningún momento un sello especial que Burning ya estampará en cada uno de sus futuros trabajos en estudio o en escenario. De aquellos años quedan grandes temas, pero sobre todo uno que les abrió muchas puertas gracias a la película de Fernando Colomo, donde además eran protagonistas junto a Carmen Maura, “Que hace una chica como tú en un sitio como este”.

A partir de este momento, con un estado previo de germinación, comienza la historia negra de los Burning. Sacudidos por una sensibilidad especial, por una actitud rabiosamente rockera, por un entorno más que peligroso y en una época que nadie supo donde acababa y donde comenzaba, las drogas, los problemas personales y cierta tirantez entre los miembros del grupo. Todo desemboca y degenera en la marcha definitiva de Toño a Bilbao después de la grabación de “Atrapado en el amor” en el 82, cinco años después, en 1.987, muere sumergido de nuevo en una vorágine de drogas y autodestrucción. Burning comienza a forjar su leyenda.

Para bien o para mal, el grupo siempre ha sido paradigma de la historia del rock n’roll, salpicada de momentos tan sublimes como costosos a nivel humano. “Noches de rock´n roll” marca el comienzo de una nueva etapa donde Risi y Johnny continúan con la actividad del grupo sacando a la luz inmensos trabajos que poco a poco van convirtiéndose en obras de culto, mientras uno y otro se apoyan mutuamente en el escenario y fuera de él, llevando, nunca mejor dicho, la voz cantante. Ya por entonces el grupo, la industria, la crítica y los propios seguidores de Burning han entendido que discurren por una vía distinta al resto. Sus admiradores, en tinta escrita o a viva voz, sus compañeros músicos, son conscientes de que Burning camina por esa vía estrecha plagada de viejas y conocidas estaciones, ajenos a los vaivenes de la industria, a las modas. Editan “Hazme gritar”, “Cuchillo” y “Regalos para mamá”. Recién entrados en los noventa graban “En directo”, rodeados de amigos como Joaquin Sabina, Miguel Rios o Loquillo. Parecía que la suerte les sonreía con ese doble álbum (disco de oro) mientras ellos se sumergían en conciertos multitudinarios en campos de futbol y plazas de toros. Luego vendría la calma con “No mires atrás” en el 93. Sin embargo, la incertidumbre vuelve a posarse sobre el grupo años después, cuando una neumonía acaba con el castigado cuerpo de Pepe Risi, el nueve de mayo de 1997, el mismo día y mes en el que había fallecido Toño. La pérdida de uno de los personajes más emblemáticos de la escena musical española vaticina la muerte de Burning según algunos que desconocen una de las principales cualidades de Burning, su empeño en mirar hacia delante conscientes que la nostalgia ya es un elemento imprescindible –y con eso basta- de sus composiciones.





Comienza aquí una etapa de incertidumbre que engloba el multitudinario homenaje a Pepe Risi, cargado de cómplices guiños a la trayectoria de un grupo que se sigue sosteniendo en el tercer vértice de la leyenda, Johnny Cifuentes. “Una noche sin tí” vuelve a contar con amigos de siempre y roqueros emergentes. Poco después vería la luz “Sin miedo a perder” (1.998), un disco que Pepe había dejado grabado antes de irse.


Las canciones de Burning giran siempre en torno a vivencias propias o cercanas, a los asuntos eternos del rock and roll cantados en clave personal, trágica, romántica o festiva: las chicas, los amigos, la noche, las copas, y, sobre todo en su primera época, también las drogas, el mundo suburbial de la prostitución, los yonquis, los sueños líquidos. Siempre todo narrado entrañablemente, incluso cuando las canciones se vuelven críticas hacia las secuelas de la heroína y nos hablan de la destrucción del hermano ("Hermano", 1983) o de la amiga ("Cristina" , 1985), o de la violencia del barrio ("Chueca", 1987).

En 1979 graban su tema estrella, "Qué hace una chica como tú en un sitio como este", que por su calidad musical y también por el hecho de incorporarse a la banda sonora de la película del mismo nombre, les catapulta a una fama tan relevante como -a esos niveles de éxito- efímera.

En 1980, una nueva propuesta cinematográfica, la banda sonora de "Navajeros", da como resultado el LP "Bulevar", donde, si la temática de muchos temas gira alrededor de El Jaro, el joven delincuente vallecano, los aires musicales se aligeran, y varias canciones se remarcan con estribillos muy característicos, que apuntan ya a la incipiente "movida" del Foro.

Burning actúa en estos años del fin de los setenta y principios de los ochenta en festivales, clubs... Sin ser un grupo de éxito masivo, se les reconoce como renovadores del rock madrileño y nacional, y como les cantaba Loquillo poco después, "Pepe Risi había matado el silencio en las calles de Madrid".

Pero la historia de Burning es también la de una supervivencia a su propio malditismo. Toño Martín, el carismático cantante, abandona la banda y la música en 1982 -quiso cambiar de vida y su marcha se produjo por voluntad propia y no porque fuera despedido por sus compañeros como se aseguraba, no hace mucho, en un diario de tirada nacional. El grupo, lejos de despedirle, quedó cabreado por su marcha-. Marchó para iniciar un viaje de ida y vuelta desde las trampas del mundo urbano a la placidez de la vida rural y otra vez a la gran ciudad, Barcelona, donde moriría años después alejado de todo, ajeno a su propia leyenda.

Sólo que el rock no se detiene, y Pepe Risi y Johnny tiran del carro, retoman su vocación más stoniana, asumen las voces por mitad, como almas gemelas un poco huérfanas, y se echan de nuevo a la carretera, a desparramar ese sonido de "belleza sucia" tan inconfundible, tan de banda de barrio curtida en mil tocatas por el lado oscuro de las ciudades, de los rincones perdidos de los pueblos, entre copas y humo de cigarros, donde viven los sueños, donde surgen los amores fugaces e imposibles.

En 1990, el rock "auténtico" se pone de moda en los despachos de las ejecutivas discográficas, y la llamada de una multinacional coloca de nuevo a Burning, como en una segunda juventud, en el escaparate de los medios, con un disco en directo que recoge lo mejor de su trayectoria. En esos años salen de las cuevas, de los garitos, y llenan pabellones deportivos. Pero las ventas no están, como no podía ser de otro modo, a la altura de las esperanzas de la empresa, y Burning vuelve a la independencia, a la noche, a los pequeños locales donde dan siempre lo mejor de sí.

En 1992, el excepcional disco "No mires atrás", destilando todas las esencias de dos décadas de rock and roll, anuncia una nueva etapa que aparentemente se verá truncada en 1997 por la muerte por neumonía del propio Pepe Risi, con solo 42 años, el mismo día de mayo que se había llevado años atrás a Toño, y aun en plenitud de facultades musicales aunque con la salud muy quebrantada por la vida en la carretera: "fiestas magníficas en que lo hemos pasado fetén", como le recordaba el propio Johnny el día de su muerte.






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