Ir al contenido principal

"Rebelde" por Los Beatniks de Moris

Bandas y m煤sicos/as

•elsalero.elmercuriodigital ▫ El jueves 2 de junio de 1966, el grupo Los Beatniks, que lideraba Moris, consigui贸 grabar en los estudios CBS Columbia. El producto de esa sesi贸n fue editado diez d铆as m谩s tarde en un single que est谩 considerado el primer disco de rock nacional. En el lado A, Rebelde, de Moris y Pajarito Zaguri; en el B, No finjas m谩s, de Javier Mart铆nez.


La balsa de Los Gatos aparecer铆a un a帽o despu茅s.

Moris y Pajarito Zaguri
(Los Beatniks - 1966)
As铆 comenz贸 la historia del rock de la Argentina.

Si no hubiera sucedido aquello, qui茅n sabe qu茅 habr铆a sido de las vidas de Luis Alberto Spinetta, Charly Garc铆a, Fito P谩ez, Gustavo Cerati, Le贸n Gieco y Los Piojos. Qui茅n sabe.

El d铆a del big bang fue el 12 de junio del 66, seg煤n consta en una ficha de registro que duerme en paz en los archivos de la CBS Columbia de la Argentina, hoy integrados a la papeler铆a de la gigantesca SonyBMG. Ese d铆a, que cay贸 domingo (¿?) seg煤n documenta el calendario de ese a帽o, se public贸 el disquito que hab铆a sido grabado una semana y media antes sin muchas expectativas art铆sticas y comerciales, tanto de parte de los artistas como de los ejecutivos de la grabadora.

Y despu茅s vino lo que ya se sabe.

La aventura hab铆a comenzado medio a帽o antes, en el verano, en Villa Gesell; precisamente en un peque帽o local llamado Juan Sebasti谩n Bar, propiedad del porte帽o Mauricio Birabent, ya conocido como Moris. All铆 el due帽o de casa y su amigo baterista Javier Mart铆nez, ambos entusiastas m煤sicos, animaban las veladas con un repertorio ecl茅ctico que pod铆an combinar temas de Los Beatles y los Rolling Stones con algunos boleros ya cl谩sicos y con temas propios. Uno de ellos era Rebelde, escrito por Moris y Pajarito Zaguri, un amigo de Buenos Aires que estaba pasando el verano en Mar del Plata.

Los Beatniks que grabaron, alineaban a Moris, Zaguri y dos j贸venes m煤sicos de jazz que tocaban habitualmente en La Cueva, el baterista Alberto Fern谩ndez Mart铆n y el bajista Antonio P茅rez Est茅vez.

Los mismos m煤sicos promocionaron el lanzamiento del disco arriba de una camioneta en Corrientes y Florida, y luego ba帽谩ndose en una fuente frente a la boite Mau Mau.

Horacio Mart铆nez, allegado al grupo (luego fue representante de Los Gatos y m谩s tarde productor discogr谩fico de CBS Columbia), ofrece detalles de aquello: "Para lanzar el simple hicimos un esc谩ndalo publicitario tan grende, que creo que de alguna manera la compa帽铆a se asust贸. Me acuerdo que salimos en una revista que estaba de moda en ese momento, en una nota titulada Dolce vita en Barrio Norte. Quer铆amos que el disco se escuchara y tambi茅n llamar la atenci贸n de la compa帽铆a. Y llamamos tanto la atenci贸n que nos dieron la salida..."



Despu茅s Los Beatniks hicieron la presentaci贸n oficial en La Cueva, ante varios periodistas que hab铆a conseguido llevar Pajarito Zaguri. Uno de ellos escribir铆a, poco despu茅s, una nota en la prestigiosa revista de actualidad Primera Plana.

Recuerda Pipo Lernoud, poeta (co-autor con Moris de Ayer nom谩s) y amigo de los m煤sicos: "En la presentaci贸n del disco, yo le铆 una especie de manifiesto explicando que hab铆a un cambio en el mundo y que ven铆an las nuevas generaciones agitando las banderas del pacifismo y que hab铆a que parar el armamentismo y ocuparse de la gente que ten铆a hambre. Me mand茅 un manifiesto largo, y como al final dije: "Y aqu铆 est谩n Los Beatniks, que son los l铆deres de esta cosa", algo as铆, y ellos contaron cuatro y largaron con Rebelde". Lernoud, que no sab铆a tocar un instrumento ni cantar, escrib铆a: con ese rol lleg贸 a ser en una especie de ide贸logo y cronista de esa troupe de entusiastas que, con unas canciones, intentaba cambiar el mundo.



A pesar de tanto empe帽o, Rebelde vendi贸 apenas dos centenares de copias y poco despu茅s de un breve ciclo de actuaciones en el Teatro del Altillo de Florida al 600, el grupo fue desarmado por Moris.

Los Beatniks terminaron as铆 su brev铆sima carrera.

En algunas calles de Buenos Aires quedaron los graffittis que rezaban: "Aqu铆 estuvieron Los Beatniks. ¡Cu谩ndo no!".

La mecha hab铆a sido encendida.

AULLIDOS CON MENSAJE (Revista Primera Plana N潞 189, 9 de agosto de 1966)
La patrulla policial hendi贸 el humo del s贸tano y empez贸 a pedir documentos. Un oficial trep贸 al tablado, en donde un cuarteto de ululantes hab铆a ya enrronquecido: "¿Esto es un acto comunista?" Mientras el guitarrista intentaba disuadirlo, los otros tres callaron: "¡S贸lo queremos la paz, la paz!". Para demostrarlo, se arrojaron de nuevo sobre sus instrumentos y aullaron: "Ser谩 la 煤ltima guerra / vendr谩 la paz / es un enga帽o absurdo / para matar". Tap谩ndose los o铆dos, el oficialemprendi贸 un discreto retroceso. El coro, ensimismado, prosigui贸: "Y si vas a la guerra / no vuelvas m谩s / ser谩s solo / una m谩quina de matar".

Algunos d铆as despu茅s de su presentaci贸n en sociedad, en un vestusto s贸tano de la avenida Pueyrred贸n, en Buenos Aires (ex Cueva Pasarotus y templo del buen jazz; ahora La Cueva), los 茅mulos del desertor Bob Dylan lucieron sus principios, sus apretados pantalones de corderoy y sus chaquetas azules, para anunciar que tras el tema del pacifismo y el amor libre, los cuatro hab铆an adoptado un mote inconformista: The Rebel Beatniks; para los 铆ntimos, The Beatniks. Adem谩s de hacerse crecer el pelo, alienta el prop贸sito de popularizar estribillos con mensaje, estent贸reos folk-rocks sobre la conveniencia de abolir grescas y prejuicios raciales.

El curr铆culum del equipo es m谩s bien exiguo: Maurice Moris Birabent y Antonio P茅rez Est茅vez compet铆an, por lo menos hasta fines del verano pasado, en los dos reductos m谩s c茅lebres de Villa Gesell, el Juan Sebasti谩n Bar y La Mosca Verde. P茅rez Est茅vez (24 a帽os, los otros tienen 23), reputado como buen instrumentista, goza de mediana fama en los c铆rculos jazz铆sticos; Birabent se especializ贸 en componer desenfrenados yeah-yeah. Los otros dos, mientras tanto, tranhumaban de uno a otro balneario, a la pesca de changas: Alberto Fern谩ndez Mart铆n recalo en Mar del Plata, detr谩s de una bater铆a, en donde conoci贸 a Pajarito, un juglar que tuvo especial predicamento en Villa Gesell. Pajarito prefiere que lo conozcan s贸lo por su sobrenombre, aunque tiene m谩s de uno; tambi茅n lo llaman Zaguri por su admiraci贸n por Brigitte Bardot.

Bajo la tutela de la casualidad, el oto帽o los reuni贸 en Buenos Aires, un d铆a -como tantos, que planeaban qu茅 hacer despu茅s del desayuno. Solidariamente se pusieron a escribir canciones. La primera naci贸 apenas se apagaron los rezongos de la mam谩 de Moris, harta de la infructuosa rebeld铆a de su hijo: "Rebelde me llama la gente / rebelde es mi coraz贸n / soy libre y quieren hacerme / esclavo de una tradici贸n", escribi贸 el muchacho. Otras canciones como No, jam谩s ir茅 a matar y Que ese rencor amor se vuelva ya ya apuntalaron su pr茅dica de agresivos pacifistas. El organigrama de The Beatniks adjudica segunda prioridad a los asuntos del amor; menos angustiosamente, sus estribillos recetan una revaloraci贸n de usos y costumbre, siquiera sea para acabar con la frivolidad. Por lo menos, es lo que propone El amor no es cuesti贸n de besos solamente, con letra de Jorge Giannonni, un contemplativo amigo del grupo.

La semana pasada, en tanto el cuarteto bramaba los versos de Soldado ("¿No ves que en dos mil a帽os no hubo paz?"), una habitu茅 de La Cueva, rabiando de entusiasmo, opin贸: "Estos inventaron el Mahatma Gandhi swing". A su lado, un ensordecido parroquiano circunstancial, no se resignaba a que 'el camino de la paz pase por mis t铆mpanos'".



ESCUCHANDO ENTRE EL RUIDO (Miguel Grinberg. Fragmento de su libro C贸mo vino la mano, publicado en 1977)


(...) En el invierno de 1966, un amigo me pas贸 el dato sobre unos recitales que se hac铆an en el Teatro del Altillo (Florida 640). Sus protagonistas se llamaban Los Beatniks y cantaban en castellano. Me acerqu茅 un d铆a y qued茅 impresionado por su vigorosa manera de hacer m煤sica que pose铆a algo distinto, lleno de realidad. As铆 fue como conoc铆 a dos de sus miembros en especial: Moris y Pajarito.

Algunas tardes me sent茅 a divagar con Moris en la Plaza del Congreso y la amistad se corporiz贸 de inmediato. Yo era un intelectual, trabajaba como periodista (cr铆tico de discos y cine) en la revista mensual Panorama. Pero lo que nos lig贸 fue la poes铆a. Casi simult谩neamente, una amiga me present贸 a un chico que ten铆a un conjunto llamado The Seasons: Carlos Mellino, guitarrista y cantante. El y sus compa帽eros, Alejandro Medina, Alberto y Freddy, hab铆an grabado un LP para Microf贸n, palanqueados por Horacio Malvicino. El cuarteto cantaba en un ingl茅s sanateado, el 谩lbum se llamaba Liverpool at B. A. y era un camelo ol铆mpico, ya que todo pretend铆a venir de Gran Breta帽a. En la foto luc铆an como beatles; Carlos y Alejo firmaban los temas como "Max y Rodney". De todosmodos, termin茅 yendo con ellos a la Cueva de Pueyrred贸n. All铆 conoc铆 a Tanguito y una noche, en el departamento de alguien, Moris me present贸 a Javier.

Fantas铆a va, fantas铆a viene, sobre fin de ese a帽o consegu铆 prestado el Teatro de la F谩bula (Ag眉ero 444) y en el coraz贸n del Abasto gardeliano hicimos varios recitales bajo el t铆tulo de Aqu铆, all谩 y en todas partes. Cont谩bamos la historia del rocanrol y cant谩bamos lo que sab铆amos: Moris, Tanguito, The Seasons, un argentino que tras vivir en los Estados Unidos actuaba con el nombre de Bob Vincent y cantaban los temas de Bob Dylan en ingl茅s, y una piba llamada Susana que estren贸 los temas de Facundo Cabral con una voz muy parecida a la de Joan Baez. A 煤ltimo momento, Javier se desvincul贸 del proyecto, molesto porque yo los obligaba a ensayar, mientras a nuestro alrededor los cueveros pon铆an cara de desaprobaci贸n por la misma causa.

Vino un colega del viejo diario El Mundo y nos mir贸 con c谩lido desd茅n. Vino una reportera del Buenos Aires Herald y escribi贸 una cr贸nica solidaria. Vinieron las amistades y alguno que otro joven atra铆do por el cartelito que hab铆amos pegado en las librer铆as y disquer铆as.

ATER NO M脕S (Del libro Agarrate!!! de Juan Carlos Kreimer (1970), el primero dedicado al rock (por entonces "beat") argentino)

Con la llegada de los primeros discos de Los Beatles, las acciones de la Nueva Ola bajan considerablemente y crecen las de los conjuntos e int茅rpretes que imitan modalidades extranjeras. Los Shakers, Los Vip's, Los In (que luego ser谩n Los Mockers, Los Bull Dogs y luego nada) cantan en ingl茅s, con ritmos y melenas igualmente importados. Otros no: Los Gatos Salvajes (entre quienes alista Litto Nebbia), Los Buhos, Sandro y otros que, a pesar del viento en contra, intentan expresarse en el idioma de quienes los escuchan, ya sea a trav茅s de canciones propias o de traducciones. Y est谩n tambi茅n los que "naufragan" an贸nimamente con sus guitarras por los bares, las grabadores, los lugares de veraneo.

Reci茅n el 28 de febrero de 1966, la secci贸n marplatense de El Mundo cree descubrir la p贸lvora: dedica dos columnas a las canciones "comprometidas" que hace un muchacho de bluejeans gastados en El 51. "Le dicen Pajarito y hace shakes en castellano con letras que predican el amor libre y el rechazo de las costumbres burguesas", apunta el diario.

Poco despu茅s la confusi贸n se agranda. Primero, por la aparici贸n de dos conjuntos que tienen excesivos puntos de contacto a pesar de las notables diferencias de sus integrantes. Ambos se llaman Los Beatniks, ambos se han fijado id茅nticas intenciones y autoprohibiciones. Los Beatniks Sbirros -Angel y Emilio del Guercio, Edelmiro Molinari y Luis Alberto Spinetta (menos Angel, despu茅s Almendra)- hacen fugaces apariciones en la Escala Musical que capitanea Carlos Bay贸n. Los otros Beatniks, los "cueveros", var铆an su staff por motivos diversos: econ贸micos, de veraneo, de 铆ndole musical. Varias veces se separan, se turnan, vuelven a integrarse4. En abril de ese a帽o, Los Beatniks se forma oficialmente con Pajarito (que ya hab铆a vuelto de Mar del Plata), Alberto Fern谩ndez Mart铆n (hoy Sound & Co.), Antonio P茅rez Est茅vez (que hoy hace beat en Espa帽a) y Moris (el mismo de siempre). Con ellos CBS intenta reemplazar el agujero dejado por la ruptura de Los Buhos y les hace grabar un simple. Logran m谩s promoci贸n sensacionalista que impacto entre los j贸venes. Y como la compa帽铆a s贸lo les ofrece continuidad a cambio de temas en ingl茅s y continuar con la farsa del esc谩ndalo callejero, se separan a los pocos meses. Vuelven a La Cueva -reducto de buenos jazzmen- y sobreviven al amparo de la penumbra. Comparten sus mesas con Rams茅s VII (Tanguito), Litto Nebbia, el poeta Pipo Lernoud (autor de Ayer nom谩s), Miguel Abuelo (m谩s adelante Los Abuelos de la Nada), Javier Mart铆nez, Alejandro Medina (entonces bajo de Los Seasons), Quique y Freddy (de Los N谩ufragos), Billy Bond, Horacio Mart铆nez (el Gordo Mart铆nez).

Como a Pasarotus -contrase帽a de La Cueva entre los iniciados- s贸lo van estos honrosos parroquianos de consumisi贸n m铆nima y unas pocas parejas de enamorados, alguien piensa que un conjunto de shake atraer谩 gente nueva. Litto arma Los Gatos Salvajes, luego tocan Las Sombras, despu茅s Nacho Smilari (guitarra, hoy La Barra de Chocolate), Miguel Monti (alias Miguelito Fender por ser el primero en tener un bajo de esa marca en Argentina) y otros. Pero a esta altura, el primer conjunto cuevero, rebautizado Los Gatos, consigue fecha de grabaci贸n en RCA y registra La balsa, himno de la naciente colectividad hippie local.

TODO HIERVE (Manifiesto escrito por Pipo Lernoud que su autor hizo circular por el Bar Moderno hacia 1966)

En la Argentina (probablemente en todo el mundo), los intelectuales perdieron el tren. Todos quedan girando en largu铆simas discusiones que desembocan en la frustraci贸n. El intelectual porte帽o es el animal m谩s in煤til del universo. Se muere en un caf茅, resolviendo complicadas abstracciones, vestido de cad谩ver, mientras a su lado pasa la vida, en colores y cinemascope. Camarillas, elites, grupos que dicen "luchar por la cultura popular". Mediocridad, estupidez, aburrimiento, sadismo imaginario, absoluta falta de creaci贸n. Desde el surrealismo, en el mundo no pasa nada capaz de conmover realmente a esos bichos anteojudos. Se embarcan en extra帽as ret贸ricas populacheras, se atan a esquemas, no exigen nada, no se les pide nada, no se les teme. Publicar un libro de poemitas sobre las madres proletarias, mil lectores, los mismos que compran las revistas literarias de moda. Y entonces reunirse, hablar de Sartre, una exposici贸n de imitadores, marxismo de entrecasa, psicoan谩lisis para curarse del hast铆o.

Henry Miller dijo de los poetas: "Debe ser la suya una voz capaz de ahogar el trueno de una bomba". Por supuesto, los poetitos de la calle Corrientes prefieren la cultura "valiente y popular" de sus mil lectores. Afuera de ese olor a podrido, Los Beatles tapan el rugido de la bomba con canciones furiosas y ropas de colores. Inauguran una juventud que se tira a dormir en la calle y hace el amor en las plazas. Hasta la Reina se queda en la horma. Bob Dylan levanta a toda una generaci贸n. Todo hierve. Hay mucho comercio detr谩s, est谩 bien, lo sabemos, pero ¿y? El cambio se da, no importa el esquema te贸rico con que intentemos liquidarlo. Los Beatles critican la guerra de Vietnam, apoyan el laborismo, dicen que Jes煤s est谩 pasado. Y su voz es inmensa, llega a todos los rincones, los murmullos de los literatos se sobaco no se oyen.

Hace falta el estruendo. Se帽ores, no se mueran.

HAY QUE TRAER EL AMOR DE VUELTA (Editorial escrito en 1966 por Pipo Lernoud para el primer n煤mero de una revista que se llamar铆a La Mano, que pensaba editar junto a Moris y que nunca sali贸)

El camino recto
de kil贸metro en kil贸metro
de a帽o en a帽o
viejos de frente estrecha
se帽alan a los ni帽os el camino
con adem谩n de cemento armado
J. Prevert

Cuando por primera vez los j贸venes invaden las casas de ruido y m煤sica, ritmos nuevos flotan en el aire. Los padres miran preocupados: sus hijos salen a la calle con los discos bajo el brazo, cantan y corren, de la mano. Van vestidos as铆 nom谩s: un par de blue jeans, un su茅ter colorinche, pelo largo, zapatillas o botas. No parece que pisaran las veredas; corren y bailan, son livianos.

En cuanto se juntan unos cuantos se meten en una casa, ponen un disco y bailan. Bailan como ellos quieren una m煤sica que ellos inventaron. Para los padres, 茅sas son "contorsiones hist茅ricas", el pelo largo es "signo de degradaci贸n sexual". Para ellos, bailar es una de las pocas cosas que los dejan hacer a gusto; el pelo largo es la rebeli贸n contra las reglas y las costumbres.

Pasa en todas partes. El diario dice que en Inglaterra invaden las playas con sus motos. En Estados Unidos paran un tren cargado de soldados para Vietnam. En Polonia, la India, Jap贸n, pelos largos, pacifismo, discusiones sobre sexo, llamados a la rebeli贸n. De un d铆a para otro, los j贸venes se han vuelto los protagonistas de la crisis en el mundo.

Porque los mayores aceptan el mundo como se lo han dado, aceptan este mundo lleno de guerras absurdas, de hambre, de tristeza, de aburrimiento, los 煤nicos que lo pueden cambiar son los j贸venes. Los mayores han perdido las esperanzas de vivir, trabajan y duermen solamente. Los j贸venes quieren recuperar la alegr铆a, la sinceridad, el aire libre. Aunque tengan que pelear contra toda la maquinaria que los obliga a permanecer en silencio, quietos, solos, separados unos de otros. Porque tambi茅n hay que recuperar el contacto de la piel, de los ojos, desde adentro de uno hacia el de al lado. Hay que traer el amor de vuelta.

En esa ciudad gris y triste, con gente que camina mir谩ndose los zapatos, siempre dispuesta a quejarse, han desaparecido las sonrisas y los besos. Los j贸venes tienen que traerlos.

Pero todos estamos solos. Barreras de apellidos, de barrios, de formas de hablar nos separan. Barreras entre sexos porque para un hombre una mujer es un bicho raro que hay que tratar de deslumbrar. Y viceversa. Una mujer o un hombre no son seres humanos, son cosas que hay que conquistar para mostrar. Vivimos temiendo quedar mal.

Nadie dice: "Che, tengo miedo de esto" o "no entiendo aquellos". Nos han metido en la cabeza que no hay que ser sincero, que hay que mentir, hacerse el Don Juan y estar en pose. No somos personas, somos un disfraz que nos ponemos para no pasar verg眉enza.

Para los j贸venes que quieren tratarse unos a otros como seres humanos y no usarse como cosas, que quieren paz y no guerras salvajes e infinitas, que quieren alegr铆a, sale esta revista.

Sacar la revista no es para nosotros una pesada obligaci贸n ni un lance comercial. Es una necesidad, un gusto que nos damos. Y ese gusto ser铆a mayor si los lectores colaborasen. Llamamos a todos. Manden cartas, art铆culos, poes铆as, letras musicales, cualquier cosa.

Tenemos que unirnos y comunicarnos. Esta es la oportunidad, aqu铆 estamos para eso.

A ver si nos ayudan, che.

TODO TEN脥A MUCHA POLENTA (Conversaci贸n entre Miguel Grinberg y Moris, publicada 1977 en el libro C贸mo vino la mano escrito por el primero)
- ¿Desde cu谩ndo exist铆an Los Beatniks cuando hicieron el recital en el Altillo?

- Un a帽o, m谩s o menos.

- ¿Ese fue el primer recital formal?

- Creo que s铆. Ven铆amos de tocar en Villa Gesell, donde yo ten铆a un boliche, una boite. En el 65 se llamaba Juan Sebasti谩n Bar. All铆 tocaba con Javier, hab铆amos hecho un d煤o, se llamaba Javier y Moris, o Moris y Javier. Yo a 茅l lo conoc铆a de La Cueva, del invierno del 65. De aqu铆 nos fuimos all谩 cuatro tipos a poner un boliche, y ah铆 hicimos en verdad el primer recital de todos, llam谩ndonos ya Los Beatniks. Javier, yo, Rocky Rodr铆guez e Iv谩n. Cant谩bamos algunas canciones de Los Beatles, algunas de los Rolling, y yo cantaba Rebelde, que despu茅s fue el simple de CBS, un par de canciones en castellano. Con Javier hac铆amos dobletes, tripletes, nuestro conjunto no pod铆a ser. Yo ten铆a una guitarra estereof贸nica que hab铆a inventado con dos amplificadores chiquitos, una pastilla para los agudos y otra para los graves. Hac铆a as铆 los bajos y Javier tocaba la bater铆a. S铆, hac铆amos temas en castellano. Javier empezaba a hacer, cantar algunas cosas, coros.

- Desde el carnaval de 1965 en Rosario, 茅se hab铆a sido tambi茅n el raye de Litto Nebbia y Los Gatos Salvajes.

- Claro. Y cuando termin贸 el verano, vino el desbande, llegamos ac谩, me encontr茅 con Pajarito. Lo conoc铆a de Palermo, hace 21 a帽os que lo conozco. Nos juntamos y empezamos a componer. Fue se a帽o que compuse El abuelito, as铆 le dicen, es Esc煤chame entre el ruido. Ah铆 conocimos a dos tipos m谩s, que eran m煤sicos muy buenos: Alberto Fern谩ndez Mart铆n, que tocaba bater铆a, y que despu茅s se fue con The Sound & Company; y al bajista P茅rez Est茅vez. Tambi茅n al organista Kerestezachi, a Jorge Navarro... En La Cueva tocaba Susana Juri, un personaje todo de negro, todas las noches fascinados por ella. Pero de a poco la gente de jazz se fue borrando de La Cueva, salvo el gordo C谩ceres, que era muy cirquero, muy quilombero, y era amigo de P茅rez Est茅vez. Alentaba, nos daba fuerza, el 煤nico tipo que hac铆a eso. Hab铆a cosas raras. Kerestezachi tocaba de modo impresionante. Hab铆a un alemancito que cantaba tangos, y Manzi tocaba el piano. Y despu茅s tocaban Las Sombras, que eran Ricardito Lew en guitarra, y Carlitos Carnaza, que despu茅s -el gordo- fue el bajista de Alma y Vida. A La Cueva ven铆a Sandro. Algunas noches tocaban Litto Nebbia y Ciro Fogliatta, Moro y Kay... Alfredito todav铆a nos e hab铆a uhnido a ellos para formar Los Gatos. Ah铆 se formaron muchas cosas. Tanguito ven铆a todas las noches...

-Lo que a m铆 me impresion贸 mucho en el Altillo fue la entrega de Los Beatniks, se desafinaba, hab铆a barandas terribles, pero dejaban la vida en cada cosa, en toda la m煤sica. Un tipo de experiencia que yo no conoc铆a, muchos menos en los m煤sicos profesionales.

-Lo que pasa es que nosotros viv铆amos en una pensi贸n a unas diez cuadras de all铆. ¿Viste que hac铆amos un sketch al principio? Viv铆amos juntos con el Gordo Mart铆nez, Pajarito, el bajista... y un poco era nuestra vida, juntar un poco de guita, pichulear, moverse... Pienso que todo ten铆a mucha polenta porque as铆 viv铆amos, creyendo en todo eso, en las canciones contra la represi贸n, la agresi贸n, la bomba at贸mica. Fijate que los dos m煤sicos que hab铆an entrado, que eran profesionales, al mes ya no quer铆an ser m谩s profesionales, ya no se quer铆an sacar la ropa negra que us谩bamos... Me acuerdo que Gustavo Kerestezachi estaba completamente deprimido, triste, porque no quer铆amos que el grupo tuviese m谩s de cuatro, los que usaban la ropa, y 茅l quer铆a ser parte de eso, le gustaba el asunto, la historia de andar en la aventura. As铆 que los tipos estaban entusiasmados con ese nuevo sistema de delirio, decir cosas, no s茅. Ten铆amos una canci贸n que hablaba de Gardel, era un rock pero como canci贸n mel贸dica, la letra la hab铆a hecho Pipo Lernoud: hablaba de la ciudad, que estaba solitario y que se yo, y yo hab铆a preparado un sketch que dec铆a el baterista, todo muy armadito, nada improvisado. No me acuerdo qu茅 dec铆a, pero en un momento dec铆a: "y no nos olvidemos que la sonrisa que nos hizo famosos en el mundo entero, la sonrisa de Gardel...", y que se yo... "Argentina". No me acuerdo c贸mo reaccionaba el p煤blico, ser铆an 25 tipos, 30. Era raro, despu茅s de diez a帽os uno se da cuenta de qu茅 era. Termin谩bamos, el Gordo hac铆a la repartija de la plata.

- ¿A Pipo Lernoud de d贸nde lo conoc铆as?

- No me acuerdo. Creo que lo conoc铆 en La Cueva. El escrib铆a, estaba copado con Bob Dylan, con las letras, con Kerouac, con todo, Allen Grinsberg. Escrib铆a todo el d铆a.

(...)

- Cuando sali贸 el simple de Los Beatniks en CBS, ya no funcionaba como conjunto.

- Cuando sali贸, ya est谩bamos a punto de separarnos, yo no quer铆a seguir. Era un problema, en un conjunto hab铆a que consultarlo todo. Las letras, la forma de vestirse, las actitudes que se tomaban. Y aparte hab铆a un problema con Pajarito, yo lo defend铆a, los otros dos quer铆an echarlo porque no tocaba bien la guitarra, tocaba medio mal. Yo dec铆a que el P谩jaro tocaba mal pero ten铆a mucho carisma sobre el escenario, mucho 谩ngel, blablabla... Hab铆a siempre quilombos. Y al final dije: "Yo me voy a tocar solo". As铆 un d铆a decidimos separanos. Arranqu茅 solo.




LOS BEATNIKS

Moris: guitarra y voz
Pajarito Zaguri: guitarra y voz
Antonio Perez Est茅vez: bajo
Javier Mart铆nez: bater铆a
Jorge Navarro: teclados



Esta agrupaci贸n naci贸 en 1966, en Villa Gessell. Se inclinaban por el rock'n'roll de "Long Tall Sally" o "Tutti Frutti", aunque tambi茅n compon铆an sus propias canciones. En 1966 era la banda m谩s importante que se presentaba en "La Cueva", un reducto hasta entonces reservado al jazz.



El 2 de junio de 1966 es considerada como la fecha de la primera grabaci贸n de rock argentino: en los estudios CBS, los Beatniks registran "Rebelde" y "No finjas m谩s", su 煤nico simple, del cual se editaron 600 copias y se vendieron 200. Organizaron un esc谩ndalo para lograr promoci贸n: llamaron a la revista "As铆" (una de las m谩s sensacionalistas y populares de la 茅poca) y tocaron semidesnudos en una fuente. Las fotos salieron en tapa y la edici贸n fue censurada por el gobierno de Ongan铆a. Pasaron tres d铆as en prisi贸n, pero lograron una ampl铆sima cobertura de casi todos los medios. Poco tiempo despu茅s de que el disco sali贸 a la venta, el grupo ya estaba casi disuelto. Las pobres ventas y algunas actitudes poco habituales para los m煤sicos de la 茅poca que no gustaron en la compa帽铆a discogr谩fica terminaron por disolver el contrato.

Discograf铆a
Rebelde (simple), 1970


*Con informaci贸n de rock.com.ar, Primera Plana, Miguel Grinberg. Fragmento de su libro C贸mo vino la mano















ARCHIVOS

Mostrar m谩s


OTRA INFORMACI脫N ES POSIBLE

Informaci贸n internacional, derechos humanos, cultura, minor铆as, mujer, infancia, ecolog铆a, ciencia y comunicaci贸n

El Mercurio (elmercuriodigital.es), editado por mercurioPress/El Mercurio de Espa帽a bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra informaci贸n es posible


s铆gueme en Threads


AI FREE: DIARIO LIBRE DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL