Jos茅 Saramago
24-06-2009Casi cien a帽os, noventa y ocho exactos, son los que hoy est谩 cumpliendo Ernesto Sabato, cuyo nombre escuch茅 por primera vez en el viejo Caf茅 Chiado, en Lisboa, all谩 por los remotos a帽os 50. Lo pronunci贸 un amigo que inclinaba sus gustos literarios hacia las entonces mal conocidas literaturas sudamericanas, mientras que nosotros, los otros miembros de la tertulia que nos reun铆a al fin de la tarde, tend铆amos, casi todos, hacia la dulce y entonces todav铆a inmortal Francia, salvo alg煤n exc茅ntrico que presum铆a de conocer de cabo a rabo lo que en Estados Unidos se escrib铆a.
A aquel amigo, que acab茅 perdiendo en el camino, le debo la incipiente curiosidad que me llev贸 a nombres como Julio Cortazar, Borges, Bioy Casares, Asturias, R贸mulo Gallegos, Carlos Fuentes, y tantos otros que se me atropellan en la memoria cuando los convoco. Y estaba Sabato. Por un fen贸meno ac煤stico extra帽o asoci茅 las tres r谩pidas s铆labas a un s煤bito golpe de pu帽al. Conocido como es el significado de esta palabra italiana, la asociaci贸n tiene que parecer de lo m谩s incongruente, pero las verdades son para decirse, y 茅sta es una de ellas. El t煤nel fue publicado en 1948, pero yo no lo hab铆a le铆do. Entonces, en aquella altura, con mis inocentes 26 a帽os, todav铆a ser铆a mucho el pan y la sal que tendr铆a que comer antes de descubrir el camino mar铆timo que me conducir铆a a Buenos Aires… Fue ese inolvidable compa帽ero de mesa de caf茅 el que me proporcion贸 la lectura de la novela. Desde las primeras p谩ginas entend铆 hasta que punto hab铆a sido exacta la osada asociaci贸n de ideas que me hizo relacionar un apellido con un pu帽al. Las lecturas siguientes que hice de Sabato, ya fueran novelas, ya fueran ensayos, s贸lo confirmar铆an la intuici贸n inicial, la de que me encontraba ante un autor tr谩gico y eminentemente l煤cido que, adem谩s de ser capaz de abrir caminos por los corredores laber铆nticos del esp铆ritu de los lectores, no les consent铆a, ni en un solo instante, que desviasen los ojos de los m谩s obscuros rincones del ser. ¿Lectura por eso dif铆cil? Tal vez, pero lectura fascinante entre todas. La amalgama de surrealismo, existencialismo y psicoan谩lisis que constituye el suporte “doctrinario” de las ficciones del autor de Sobre h茅roes y tumbas, no nos deber铆a hacer olvidar que este autoproclamado “enemigo” de la raz贸n que se llama Ernesto Sabato es a la falible y humilde raz贸n humana a la que acaba apelando cuando sus propios ojos se enfrentan a ese otro apocalipsis que fue la sangrienta represi贸n sufrida por el pueblo argentino. Novelas que se ci帽en a 茅pocas hist贸ricamente determinadas y a lugares objetivamente definidos, El t煤nel, Sobre h茅roes y tumbas, Abbad贸n el exterminador no hacen o铆r simplemente el grito de una consciencia afligida por su propia impotencia y la visi贸n prof茅tica de una sibila a la que el futuro aterra, tambi茅n nos avisan de que, tal como Goya (m谩s conocido como pintor que como fil贸sofo…) ya hab铆a dejado constancia en su famosa serie de grabados los Caprichos: Siempre ha sido del sue帽o de la raz贸n de donde ha nacido, crecido y prosperado la inhumana genealog铆a de los monstruos.
Querido Ernesto, entre el temor y el temblor transcurren nuestras vidas, y la tuya no pod铆a ser excepci贸n. Pero tal vez no se encuentre en los d铆as de hoy una situaci贸n tan dram谩tica como la tuya, la de alguien que, siendo tan humano, se niega a absolver a su propia especie, alguien que a si mismo no se perdona nunca su condici贸n de hombre. No todos te agradecer谩n la violencia. Yo te pido que no la desarmes. Cien a帽os, casi. Estoy seguro de que al siglo pasado se le podr谩 llamar tambi茅n el siglo de Sabato, como el de Kafka o el de Proust.