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República Democrática del Congo: Cada vez más desplazados y heridos

EL MERCURIO DIGITAL

Mientras se toman iniciativas regionales o internacionales para dar con una solución a la crisis en el este de la República Democrática del Congo, el CICR procura ayudar a los civiles directamente afectados por los conflictos, a los heridos y a los detenidos.

"Las condiciones de seguridad en el este del país continúan deteriorándose" dijo el jefe de la delegación del CICR en RDC, Franz Rauchenstein. "La violencia que causa estragos en algunas regiones tiene consecuencias directas para los habitantes. El rápido y continuo deterioro de la situación sigue menguando la capacidad de los habitantes de velar por su subsistencia.

Además, es a menudo difícil trasladarse en poco tiempo a zonas aisladas afectadas por la violencia, por el tiempo que toma enterarse de la situación y por la precariedad de las condiciones de seguridad.

"Las condiciones en que está la población civil son sumamente preocupantes y pedimos a todas las partes implicadas de una manera u otra en la crisis, que protejan y preserven la vida de los civiles fuera de combate", añadió el señor Rauchenstein.

Aumenta la cantidad de desplazados


En un campamento improvisado al pie del volcán Nyiragongo, Magunga I, en el oeste de la ciudad de Goma, hay más de 10.000 desplazados. Las personas que están pasajeramente en este campamento son personas que huyeron hace varios meses de la Provincia de Kivu a causa de la violencia. También hay personas que huyeron del territorio del Masisi por los ataques contra sus respectivas localidades. Dada la total indigencia de estos desplazados, el CICR distribuyó, durante el mes de agosto, víveres (harina de maíz, alubias y aceite) y material de primera necesidad (lonas para protegerse contra la intemperie, mantas, esterillas y bidones para recoger agua). La entrega fue posible gracias a la colaboración de voluntarios de la Cruz Roja de la República Democrática del Congo. "Lo más importante", explicó Emmanuel, que se refugió en Magunga I, "es que nos ayuden a restablecer la paz en nuestros territorios para que podamos cultivar de nuevo los campos. Queremos volver a nuestra tierra y llevar de nuevo una vida normal"

Al mismo tiempo, en la Provincia de Kivu Sur, en los territorios que lindan con Shabunda al oeste y Walungu al este, otros desplazados están en las localidades de Bisisi y Mutale, que dependen de la ciudad de Kalonge. "Todo empezó cuando tuvimos que huir a causa de la matanza. Cuando oí el tiroteo en mi pueblo, me marché y lo dejé todo", cuenta Mariam una de las mujeres del jefe del pueblo. Ellas y sus diez hijos pudieron levantar un refugio provisional. Otros desplazados han sido acogidos por residentes, pero otros carecen de abrigo. A pesar de la inseguridad y el mal estado de las carreteras, el CICR ha podido distribuir más de 350 toneladas de víveres en el centro de Kalonge, cabecera de las localidades antes mencionadas grupo. Gracias a la distribución, que se hizo con el apoyo de la Cruz Roja de la República Democrática del Congo, casi 4.000 familias recibieron cantidades de alimentos suficientes para un mes. "La situación de los desplazados en este lugar es, desafortunadamente, un caso entre muchos en Kivu Sur", dijo un delegado del CICR en Bukavu, Christian Cardon.

Multitud de heridos de guerra

Dado el recrudecimiento de los combates en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, el CICR se ha ocupado de un número cada vez más elevado de heridos los cuales eran, a comienzos del año, 30 heridos al mes y, en el último período, más de 80 al mes. A falta de servicios adecuados en zonas recónditas, algunos heridos han muerto por heridas que hubieran podido ser curadas fácilmente.

El cirujano jefe del CICR en Ginebra, doctor Hassan Nasreddine, estuvo en el este del Congo a comienzos de septiembre para evaluar la atención que recibían los heridos y el apoyo que el CICR prestaba a los establecimientos hospitalarios.

"Las heridas de guerra no tienen nada en común con las heridas que un cirujano trata en la vida civil", explicó el doctor Hassan Nasreddine. "La velocidad del impacto de las balas y de los fragmentos explosivos es inimaginable, y causa daños masivos a los tejidos. Si no se curan bien estas heridas, pueden infectarse y a veces provocar la muerte de un paciente. El tratamiento consiste en el desbridamiento completo de todos los tejidos dañados. Es necesario dejar las heridas abiertas para evitar el tétanos y la gangrena gaseosa, dos enfermedades que pueden causar la muerte de los heridos".

Los heridos de guerra, civiles o militares, que han sido operados de los miembros inferiores, se beneficiarán después del programa de readaptación física del CICR.

Teniendo en cuenta que son muchos los heridos de guerra que llegan a los establecimientos hospitalarios, la atención que esos pacientes reciben y el apoyo a estos establecimientos en el este del país son una prioridad. El CICR apoya también la acción de los socorristas de la Cruz Roja de la República Democrática del Congo, proporcionándoles camillas, botiquines de primeros auxilios y guantes.

"También tenemos equipos en otras provincias del país, como la Provincia Oriental", añadió el señor Rauchenstein. Esos equipos siguen visitando a detenidos, facilitan la reunión de familias separadas, reparan fuentes de agua, favorecen el acceso a alimentos y cooperan con la Cruz Roja de la República Democrática del Congo. La urgencia de la situación en el este no debe dejar pasar por alto la situación de otras personas afectadas por la violencia y los conflictos".

HECHOS Y CIFRAS


Desde comienzos de julio de 2012, el CICR:

ha velado por que 140 nuevos heridos de guerra sean tratados en los establecimientos médicos que reciben el apoyo del CICR en Beni, Bukavu, Uvira y Goma;
ha dado a unos 130 heridos de guerra, civiles y militares (cien de los cuales en Kivu Norte y Kivu Sur), la posibilidad de contar con servicios de rehabilitación física;
Ha distribuido, principalmente, víveres y otros artículos de primera necesidad, así como lonas para más de 50.000 desplazados en Kivu Norte y en Kivu Sur, y en la Provincia Oriental;
Ha emprendido la realización de 11 proyectos en diferentes cárceles para mejorar las condiciones de higiene, y de acceso al agua, incrementar la capacidad de las cocinas (preparación de los alimentos en menos tiempo y con menos leña), y ampliar el espacio asignado a los detenidos para dormir.
Ha proporcionado productos alimentarios básicos a las cárceles y ha contribuido a la gestión y la mejora de la cadena alimentaria en estos lugares ya que no cuentan con el presupuesto adecuado para alimentar a los detenidos.
Reunió a 144 niños no acompañados con sus familias, y siguió la situación de 46 niños que están de nuevo con sus familias desde comienzos del año 2012. Estas actividades se llevan a cabo en colaboración con la Cruz Roja de la República Democrática del Congo.
Ha apoyado a más de 40 hogares de escucha en Kivu Norte y Kivu Sur, gestionados por asociaciones locales, donde se acoge a víctimas de violencia sexual. Los hogares remiten a estas personas a centros de salud y en ellos las atienden asistentes psicosociales.




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