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La Audiencia Nacional procesa a 7 militares chilenos por secuestrar y asesinar a Carmelo Soria en 1976

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Formaban parte de los servicios secretos de la dictadura de Pinochet y est谩n acusados de genocidio, secuestro y asesinato

MADRID,  (EUROPA PRESS).- El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz ha procesado a siete militares que formaban parte de la Direcci贸n de Inteligencia Nacional (DINA) de Chile por secuestrar, torturar y asesinar al funcionario espa帽ol de Naciones Unidas Carmelo Soria el 14 de julio de 1976.

En un auto acordado a instancias del fiscal Carlos Bautista, el magistrado imputa indiciariamente los delitos de genocidio, asesinato y detenci贸n ilegal a los siete integrantes de la 'brigada Mulchen' del servicio secreto chileno, que respond铆a a las 贸rdenes de la Junta Militar de Gobierno y "m谩s tarde y exclusivamente" a las del general Augusto Pinochet, ya fallecido.

En concreto, el juez ordena la busca, detenci贸n e ingreso en prisi贸n del suboficial Jos茅 Remigio R铆os San Mart铆n; los capitanes Jaime Lepe Orellana, Guillermo Humberto Salinas Torres, y Pablo Belmar Labbe; el teniente Patricio Quilhot; Juan Guillermo Manuel Contreras Sep煤lveda; y el ciudadano estadounidense Michael Vernon Townley Welch. Tras su detenci贸n, solicita su extradici贸n a Espa帽a para que sean juzgados.

"PLURALIDAD DE DATOS INCRIMINATORIOS"
Ruz sustenta el procesamiento por "la pluralidad y conjunci贸n de los datos incriminatorios obtenidos" en la causa, que se han visto corroborados por las declaraciones realizadas por exempleados de la DINA, las inspecciones oculares llevadas a cabo en el lugar de comisi贸n de los hechos por el tribunal competente de Chile el 22 de julio de 1976 y las declaraciones que realizaron tanto la viuda de Soria como testigos referenciales, los polic铆as chilenos que intervinieron en la investigaci贸n y la m茅dico forense que realiz贸 el informe pericial del caso.
De igual modo, sostiene que la Audiencia Nacional es competente para asumir investigaci贸n en aplicaci贸n del principio de jurisdicci贸n universal, al tratarse de un supuesto delito de genocidio y lesa humanidad del que habr铆a sido v铆ctima un espa帽ol fuera del territorio nacional.
El juez tambi茅n hace suyo el argumento expresado por el fiscal en el sentido de que la Corte Suprema de Chile archiv贸 en 1978 la investigaci贸n que hab铆a abierto por estos hechos tras aplicar "una amnist铆a que no respond铆a al consenso total de las fueras pol铆ticas en un periodo constituyente".

ELIMINACI脫N DE OPOSITORES
Seg煤n el relato de hechos recogido en el auto, Soria, que trabajaba como jefe del Departamento Editorial del Centro Latinoamericano de Demograf铆a (CELADE), fue asesinado dentro del "proceso de represi贸n sistem谩tica y eliminaci贸n de opositores al r茅gimen militar" que emprendi贸 la dictadura chilena.

Cuando volv铆a a su casa de Santiago de Chile el 14 de julio de 1976, fue secuestrado por los agentes de la DINA, que asegurando que hab铆a cometido una infracci贸n de tr谩fico lo trasladaron a una vivienda situada en la v铆a Naranja, que era ocupada habitualmente por el norteamericano Michael Vernon Townley Welch y que funcionaba como "centro clandestino de interrogatorios y torturas".

En la vivienda, seg煤n la resoluci贸n judicial, los agentes de la DINA maniataron a Soria, le vendaron la cara y le fracturaron varias costillas mientras le preguntaban si ten铆a relaci贸n con el Partido Comunista de Chile y le instaban a explicar cu谩l era "su misi贸n en el pa铆s". Mientras tanto, Soria s贸lo murmuraba: "Pobre Chile".

SIMULARON UN ACCIDENTE
Tras asesinarle, los agentes le inyectaron media botella de pisco y le trasladaron junto a su veh铆culo hasta el barranco de un canal, al objeto de hacer ver que su muerte se hab铆a producido por un accidente de tr谩fico. Para dar veracidad a la simulaci贸n, colocaron en el veh铆culo la botella de pisco, que "sorprendentemente" no ten铆a huella dactilar alguna, y pusieron en el bolsillo de la chaqueta del cad谩ver una nota en la que un supuesto amigo contaba a Soria las supuestas infidelidades que habr铆a cometido su mujer.

La nota no se correspond铆a con ninguna de las m谩quinas de escribir que se utilizaban en la oficina de Naciones Unidas y, de haber estado en el agua todo el tiempo, se habr铆a deshecho.
Adem谩s, el juez destaca que en la 茅poca en la que se produjeron los hechos Soria no tomaba alcohol porque estaba ingiriendo analg茅sicos, a lo que hay que unir que sus manos aparecieron "crispadas", lo que ser铆a, seg煤n el escrito, "signo de gran dolor o sufrimiento que es inusual en los accidentes de tr谩fico".

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