- EL MERCURIO DIGITAL -
"La ejecución de dos condenados a muerte en Japón pone de manifiesto que con el nuevo gobierno del Partido Liberal Democrático continúa el espeluznante aumento del uso de la pena de muerte", ha manifestado Amnistía Internacional.
Hoy han sido ahorcados en Tokio dos hombres: Yoshihide Miyagi, de 56 años, y Katsuji Hamasaki, de 64. Ambos habían sido declarados culpables de asesinato por matar a tiros a miembros de una banda rival en un restaurante de la ciudad de Ichihara en 2005.
Son la cuarta y la quinta ejecuciones llevadas a cabo en Japón desde diciembre de 2012, cuando el primer ministro Shinzo Abe tomó posesión de su cargo. Las tres anteriores tuvieron lugar en febrero de 2013. En total, Japón ha ejecutado a 12 personas desde marzo de 2012, cuando se reanudaron las ejecuciones tras 20 meses sin llevar a cabo ninguna.
“Lamentablemente, esta terrible noticia intensifica nuestro temor de que el nuevo gobierno esté aumentando el ritmo de la ejecuciones de manera alarmante”, ha señalado Catherine Baber, directora de Amnistía Internacional para Asia y Oceanía.
“Hemos visto ya cinco ejecuciones en lo que va de año, lo que revela que el gobierno no tiene intención de atender los llamamientos internacionales para que inicie un debate abierto y genuino sobre la pena de muerte, incluida su abolición”.
Diez personas fueron ahorcadas durante el mandato anterior de Shinzo Abe como primer ministro, de septiembre de 2006 a septiembre de 2007. Se teme que la cifra se sobrepase con el actual ministro de Justicia, Sadakazu Tanigaki, que se ha mostrado públicamente partidario de la pena de muerte.
“Instamos al gobierno a que invierta de inmediato esta preocupante tendencia e imponga una moratoria del uso de la pena de muerte con miras a su eventual abolición”.
Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, cualesquiera que sean la naturaleza o las circunstancias del delito y con independencia de la culpabilidad, inocencia o demás características de la persona y del método que el Estado utilice para llevar a cabo la ejecución. La pena de muerte viola el derecho a la vida y es la forma más extrema de pena cruel, inhumana y degradante
"La ejecución de dos condenados a muerte en Japón pone de manifiesto que con el nuevo gobierno del Partido Liberal Democrático continúa el espeluznante aumento del uso de la pena de muerte", ha manifestado Amnistía Internacional.
Hoy han sido ahorcados en Tokio dos hombres: Yoshihide Miyagi, de 56 años, y Katsuji Hamasaki, de 64. Ambos habían sido declarados culpables de asesinato por matar a tiros a miembros de una banda rival en un restaurante de la ciudad de Ichihara en 2005.Son la cuarta y la quinta ejecuciones llevadas a cabo en Japón desde diciembre de 2012, cuando el primer ministro Shinzo Abe tomó posesión de su cargo. Las tres anteriores tuvieron lugar en febrero de 2013. En total, Japón ha ejecutado a 12 personas desde marzo de 2012, cuando se reanudaron las ejecuciones tras 20 meses sin llevar a cabo ninguna.
“Lamentablemente, esta terrible noticia intensifica nuestro temor de que el nuevo gobierno esté aumentando el ritmo de la ejecuciones de manera alarmante”, ha señalado Catherine Baber, directora de Amnistía Internacional para Asia y Oceanía.
“Hemos visto ya cinco ejecuciones en lo que va de año, lo que revela que el gobierno no tiene intención de atender los llamamientos internacionales para que inicie un debate abierto y genuino sobre la pena de muerte, incluida su abolición”.
Diez personas fueron ahorcadas durante el mandato anterior de Shinzo Abe como primer ministro, de septiembre de 2006 a septiembre de 2007. Se teme que la cifra se sobrepase con el actual ministro de Justicia, Sadakazu Tanigaki, que se ha mostrado públicamente partidario de la pena de muerte.
“Instamos al gobierno a que invierta de inmediato esta preocupante tendencia e imponga una moratoria del uso de la pena de muerte con miras a su eventual abolición”.
Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, cualesquiera que sean la naturaleza o las circunstancias del delito y con independencia de la culpabilidad, inocencia o demás características de la persona y del método que el Estado utilice para llevar a cabo la ejecución. La pena de muerte viola el derecho a la vida y es la forma más extrema de pena cruel, inhumana y degradante
