- EL MERCURIO DIGITAL -
CR脫NICA de R贸mulo Hern谩ndez.- A las cinco de la madrugada llegaron a la oficina del consulado de Venezuela en San Francisco (EEUU) los miembros voluntarios de las mesas electorales ante las elecciones para elegir al Presidente de Venezuela, entre Nicol谩s Maduro y Henrique Capriles.
Algunos se trasladaron manejando casi siete horas desde Los Angeles, para contribuir con el engorroso trabajo de buscar n煤meros de identificaci贸n en interminables listas, comparar datos, sellar, hacer firmar, observar que los votantes lo hagan en su mesa respectiva, contar votos, llenar planillas, y a lo largo de todo el d铆a y la noche, soportar preguntas impertinentes, iron铆as, insultos gratuitos sin conocer si a quien se dirig铆an votaba por su mismo candidato o no. La rabia es libre.
A las 5:30 am aparecieron como 18 miembros de la oposici贸n que durante cada una de las 15 elecciones (14 ganadas por el actual gobierno bolivariano) han protagonizado hechos similares al acontecido el pasado domingo. Como desayunados con ‘kriptonita’ desde la madrugada arremetieron, primero contra el polic铆a puesto por la ciudad de San Francisco, por haberles preguntado por su identificaci贸n a cada uno, como antes hab铆a hecho con los miembros de las mesas electorales.
Como respuesta le gritaban que 茅l no ten铆a nada que decir por cuanto estaba en ‘territorio venezolano’ (en el pasillo bien estadounidense frente a oficinas de diferente 铆ndole, entre ellas, el consulado de Venezuela).
La discusi贸n se extendi贸 por media hora, a trav茅s de un postigo de la puerta, en medio de lo cual exigieron la presencia de la C贸nsul para gritarle que era ilegal lo que se estaba haciendo (lo que a煤n no empezaba), que les abrieran la puerta a todos (s贸lo deb铆an entrar los testigos de los respectivos candidatos) y al mismo tiempo acompa帽aban los insultos con c谩maras de video y tel茅fono.
Finalmente, poquitos minutos antes de las seis, hora de inicio oficial de la votaci贸n, entraron sudorosos (parad贸jicamente hac铆a fr铆o en la ciudad), con jadeos asm谩ticos y retorcijones de ojos. Los miembros de mesa mientras, ten铆an casi una hora esperando en posici贸n de yoga, para abrir y revisar las cajas y empezar el proceso. El polic铆a, pese a ser perfectamente biling眉e, observaba sin entender el pase de adrenalina injustificado.
Durante el transcurso del d铆a, hasta la hora de cierre, seis de la tarde, fueron pasando a depositar su voto los venezolanos inmigrantes adornados con gorras y franelas tricolores como la bandera izada estaba vez con impaciencia y rasgos de odio.
Mientras unos votaban, algunas miembros de mesa se ofrec铆an voluntariamente a cuidar de algunos ni帽os acompa帽antes. Otros de los votantes hac铆an caso omiso a la orden de no fotografiar el recinto y otros m谩s desesperados exig铆an que se quitara un poster del presidente Hugo Ch谩vez porque para ellos era propaganda ileg铆tima, ilegal.
Algunas de las asistentes luego de depositar su voto, gritaban desaforadas en medio del sal贸n sobre el detalle que en ese momento consideraran ‘ilegal’.
Si alg煤n (a) miembro de mesa de quien se sospechara era del partido de gobierno del candidato chavista, se le ocurr铆a transitar por el edificio o salir de 茅l hacia el caf茅 cercano al local, se encontraba con alaridos de “Pata en el suelo, tierr煤os…Les vamos a sacar…” Gritados cual consigna electoral que les ha caracterizado durante 14 a帽os.
Ya a la hora del conteo, pasadas las ocho de la noche en San Francisco, y para seguir las normas del Consejo Nacional Electoral, la c贸nsul Tibisay Lugo permiti贸 la entrada de los representantes de la oposici贸n. Eran aproximadamente 40, con los mismos jadeos de la madrugada, los ojos desorbitados y los tintes amarillos en las cabelleras.
A cada momento se les recordaba que en cada mesa ten铆an representantes ambos partidos. Sus testigos, por su parte, se manten铆an en silencio. Parec铆an temerle a sus propios copartidarios. Ya antes, a una ex representante de la oposici贸n ante procesos electorales previos y ligada familiarmente a un pol铆tico reconocido, luego de ‘saltar la talanquera’ (se acerc贸 ahora al chavismo) ha sido agredida verbalmente m煤ltiples veces por estos mismos personajes.
Los ahora invitados de 煤ltima hora se negaban a respetar la distancia de dos metros de las mesas de escrutinio. Armados con l谩pices y papel y los consabidos ojos desorbitados ped铆an que se repitiera cualquier informaci贸n que pronunciara la c贸nsul, la revisi贸n de cualquier papelito o planilla, y sus exigencias las adobaron con calificativos como “Mira malandro…”.
Ya el cansancio de los trabajadores voluntarios no daba para m谩s. Por poco se empieza a responder con el mismo tono de irrespeto y demencia. La c贸nsul de nuevo pidi贸 calma y seguimiento a las normas electorales, mientras seis polic铆as contactados previamente se manten铆an en expectativa.
Los agentes de seguridad fueron contratados a la ciudad previamente debido a que los improperios y actos de violencia (escupitajos, insultos y empujones) han sido una constante en un gran n煤mero de consulados y embajadas durante cada elecci贸n, casi siempre ganada por la oposici贸n en el exterior de Venezuela y perdidas siempre por esa comunidad de clase media que se aferra a un candidato salido de la clase pudiente de Venezuela f谩cilmente reconocible en video y pel铆culas por su participaci贸n en el golpe de estado del 2002.
Por ello no sorprende que al momento de escribir esta cr贸nica se protagonicen tantos hechos violentos liderados por la oposici贸n representada por Henrique Capriles y coreada por sus seguidores a trav茅s de las redes sociales.
La expectativa se mantiene porque en los momentos similares de hace once a帽os regres贸 a su pueblo un l铆der que siguiendo la conducta de pacifistas reconocidos, invit贸 a un di谩logo mostrando un Cristo y perdon贸 a la mayor铆a de quienes casi le hacen desaparecer para siempre. Hace pocas horas se eligi贸 un nuevo presidente, Nicol谩s Maduro, y seguidores y oposici贸n esperan con la misma angustia de hace once a帽os cu谩l ser谩 su actitud ante la amenaza que hoy sale de nuevo a las calles.
CR脫NICA de R贸mulo Hern谩ndez.- A las cinco de la madrugada llegaron a la oficina del consulado de Venezuela en San Francisco (EEUU) los miembros voluntarios de las mesas electorales ante las elecciones para elegir al Presidente de Venezuela, entre Nicol谩s Maduro y Henrique Capriles.
Algunos se trasladaron manejando casi siete horas desde Los Angeles, para contribuir con el engorroso trabajo de buscar n煤meros de identificaci贸n en interminables listas, comparar datos, sellar, hacer firmar, observar que los votantes lo hagan en su mesa respectiva, contar votos, llenar planillas, y a lo largo de todo el d铆a y la noche, soportar preguntas impertinentes, iron铆as, insultos gratuitos sin conocer si a quien se dirig铆an votaba por su mismo candidato o no. La rabia es libre.
A las 5:30 am aparecieron como 18 miembros de la oposici贸n que durante cada una de las 15 elecciones (14 ganadas por el actual gobierno bolivariano) han protagonizado hechos similares al acontecido el pasado domingo. Como desayunados con ‘kriptonita’ desde la madrugada arremetieron, primero contra el polic铆a puesto por la ciudad de San Francisco, por haberles preguntado por su identificaci贸n a cada uno, como antes hab铆a hecho con los miembros de las mesas electorales.
Como respuesta le gritaban que 茅l no ten铆a nada que decir por cuanto estaba en ‘territorio venezolano’ (en el pasillo bien estadounidense frente a oficinas de diferente 铆ndole, entre ellas, el consulado de Venezuela).
La discusi贸n se extendi贸 por media hora, a trav茅s de un postigo de la puerta, en medio de lo cual exigieron la presencia de la C贸nsul para gritarle que era ilegal lo que se estaba haciendo (lo que a煤n no empezaba), que les abrieran la puerta a todos (s贸lo deb铆an entrar los testigos de los respectivos candidatos) y al mismo tiempo acompa帽aban los insultos con c谩maras de video y tel茅fono.
Finalmente, poquitos minutos antes de las seis, hora de inicio oficial de la votaci贸n, entraron sudorosos (parad贸jicamente hac铆a fr铆o en la ciudad), con jadeos asm谩ticos y retorcijones de ojos. Los miembros de mesa mientras, ten铆an casi una hora esperando en posici贸n de yoga, para abrir y revisar las cajas y empezar el proceso. El polic铆a, pese a ser perfectamente biling眉e, observaba sin entender el pase de adrenalina injustificado.
Durante el transcurso del d铆a, hasta la hora de cierre, seis de la tarde, fueron pasando a depositar su voto los venezolanos inmigrantes adornados con gorras y franelas tricolores como la bandera izada estaba vez con impaciencia y rasgos de odio.
Mientras unos votaban, algunas miembros de mesa se ofrec铆an voluntariamente a cuidar de algunos ni帽os acompa帽antes. Otros de los votantes hac铆an caso omiso a la orden de no fotografiar el recinto y otros m谩s desesperados exig铆an que se quitara un poster del presidente Hugo Ch谩vez porque para ellos era propaganda ileg铆tima, ilegal.
Algunas de las asistentes luego de depositar su voto, gritaban desaforadas en medio del sal贸n sobre el detalle que en ese momento consideraran ‘ilegal’.
Si alg煤n (a) miembro de mesa de quien se sospechara era del partido de gobierno del candidato chavista, se le ocurr铆a transitar por el edificio o salir de 茅l hacia el caf茅 cercano al local, se encontraba con alaridos de “Pata en el suelo, tierr煤os…Les vamos a sacar…” Gritados cual consigna electoral que les ha caracterizado durante 14 a帽os.
Ya a la hora del conteo, pasadas las ocho de la noche en San Francisco, y para seguir las normas del Consejo Nacional Electoral, la c贸nsul Tibisay Lugo permiti贸 la entrada de los representantes de la oposici贸n. Eran aproximadamente 40, con los mismos jadeos de la madrugada, los ojos desorbitados y los tintes amarillos en las cabelleras.
A cada momento se les recordaba que en cada mesa ten铆an representantes ambos partidos. Sus testigos, por su parte, se manten铆an en silencio. Parec铆an temerle a sus propios copartidarios. Ya antes, a una ex representante de la oposici贸n ante procesos electorales previos y ligada familiarmente a un pol铆tico reconocido, luego de ‘saltar la talanquera’ (se acerc贸 ahora al chavismo) ha sido agredida verbalmente m煤ltiples veces por estos mismos personajes.
Los ahora invitados de 煤ltima hora se negaban a respetar la distancia de dos metros de las mesas de escrutinio. Armados con l谩pices y papel y los consabidos ojos desorbitados ped铆an que se repitiera cualquier informaci贸n que pronunciara la c贸nsul, la revisi贸n de cualquier papelito o planilla, y sus exigencias las adobaron con calificativos como “Mira malandro…”.
Ya el cansancio de los trabajadores voluntarios no daba para m谩s. Por poco se empieza a responder con el mismo tono de irrespeto y demencia. La c贸nsul de nuevo pidi贸 calma y seguimiento a las normas electorales, mientras seis polic铆as contactados previamente se manten铆an en expectativa.
Los agentes de seguridad fueron contratados a la ciudad previamente debido a que los improperios y actos de violencia (escupitajos, insultos y empujones) han sido una constante en un gran n煤mero de consulados y embajadas durante cada elecci贸n, casi siempre ganada por la oposici贸n en el exterior de Venezuela y perdidas siempre por esa comunidad de clase media que se aferra a un candidato salido de la clase pudiente de Venezuela f谩cilmente reconocible en video y pel铆culas por su participaci贸n en el golpe de estado del 2002.
Por ello no sorprende que al momento de escribir esta cr贸nica se protagonicen tantos hechos violentos liderados por la oposici贸n representada por Henrique Capriles y coreada por sus seguidores a trav茅s de las redes sociales.
La expectativa se mantiene porque en los momentos similares de hace once a帽os regres贸 a su pueblo un l铆der que siguiendo la conducta de pacifistas reconocidos, invit贸 a un di谩logo mostrando un Cristo y perdon贸 a la mayor铆a de quienes casi le hacen desaparecer para siempre. Hace pocas horas se eligi贸 un nuevo presidente, Nicol谩s Maduro, y seguidores y oposici贸n esperan con la misma angustia de hace once a帽os cu谩l ser谩 su actitud ante la amenaza que hoy sale de nuevo a las calles.