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Mainetti-Angeleri: El tango como sonido exquisito

"A partir de una sonoridad capaz de constituir un lenguaje en sí mismo, el bandoneonista Pablo Mainetti y el guitarrista César Angeleri construyeron anoche en una mágica velada en el porteño Café Vinilo un espacio donde el tango fue capaz de transmitir su legado y proyectarse sin ataduras desde la exquisitez"
2013.elmercuriodigital.es ▫ TÉLAM.- Capaces de retomar la maravillosa tradición que liga a estos instrumentos en manos de gigantes como, por caso, Aníbal Troilo y Roberto Grela, la dupla que está presentando su flamante segundo álbum “Un puñado de buenos tangos”, va más allá de la evocación.

La suma de los talentos interpretativos de ambos artistas es un dato central pero a la vez menor cuando la obra propuesta (que consta de dos discos publicados y muchísimos conciertos por todo el mundo con un repertorio tradicional) irrumpe como un territorio común que ambos transitan con naturalidad, con memoria y con inmensos y plasmados deseos de decir lo suyo.

“Aunque construimos la idea a partir de un discurso anterior, para mí, en los discos y en los conciertos, hacemos composiciones propias porque si bien el intérprete tiene que estar al servicio de la idea, en el dúo la idea se va construyendo en el momento”, explicó días atrás Mainetti a Télam.

Y aunque podría asegurarse que esa re-lectura de lo hecho anteriormente es una suerte de condición tácita del intérprete, Mainetti-Angeleri llevan ese mandato a una altura impactante que, como se ratificó largamente en los 90 minutos del recital en Vinilo, se desarrolla en un tiempo sonoro donde la tradición es un viaje inspirado e inspirador.

Con más de 25 años de vinculación en la escena tanguera local e internacional, la dupla consiguió hallar un discurso que abreva en la historia del género para expandirse en un diálogo de sutilezas, virtuosismo y mensaje que rompe fronteras y está cargado de futuro.

A las 21.30, Pablo (todo vestido de negro) desdobló una hojita de cuaderno y lo arrojó entre su silla y la de César (con traje gris y camisa blanca) para acallar el murmullo de la sala colmada y fundar el silencio que antecedió a la maravilla de la música.

El lenguaje expresivo generalmente planteado desde una introducción con la melodía bosquejada, un desarrollo brumoso, un nudo reconocible y un remate vigoroso, excedió y complejizó ese modus operandi y regaló celebraciones estéticas con cada pasaje y con la totalidad del repertorio.

Con miradas, cabeceos y muecas, pero fundamentalmente, claro, con el inmenso talento interpretativo desplegado sobre sus instrumentos, los artistas iniciaron el programa con “Mal de amores” (Pedro Láurenz) y “El abrojito” (Luis Bernstein-Jesús Fernández Blanco).

Combinando piezas de “Complicidad”, su disco debut de 2007, con otras de “Un puñado…” y algunas que no están registradas pero laten y reviven en la esencia del binomio, siguieron “Mariposita” (Anselmo Aieta-Francisco García Jiménez) y “Qué noche” (Agustín Bardi).
Foto Osvaldo Fantón / Télam

Pero un momento clave de la noche ocurrió con la visita a “Los mareados” (Juan Carlos Cobián-Enrique Cadícamo) en una extensa y antológica versión forjada a partir de los ecos del bandoneón de Mainetti que desató una fascinada ovación.

Un segmento de perfil avícola con “Palomita blanca” (Anselmo Aieta-Francisco García Jiménez) y “Gallo ciego” (Bardi) prologó otro momento de excepción con “La pulpera de Santa Lucía” (Enrique Maciel-Héctor Pedro Blomberg) y provocó que los focos del diálogo musical recayeran en Angeleri y en su guitarra portadora de los climas, la mugre y la sofisticación que incita el género.

Después de “Sentimiento gaucho” (de Rafael y Francisco Canaro y con un guiño a “En el barrio del Abasto” del “Oratorio Carlos Gardel” compuesto por Horacio Salgán), Mainetti anunció que iban a tocar “El choclo”, de Angel Villoldo, “para no quedarnos afuera de una pieza que tocaron todos y que muestra la evolución de la lengua del tango”.

Con “Milonga triste” (Sebastián Piana-Homero Manzi) en una mirada tan minimalista como descomunal, terminó un espectáculo que los aplausos atronadores empujaron a unos bises rematados con las audacias de “La viajera perdida” (Enrique Maciel-Héctor Pedro Blomberg).

“Un puñado de buenos tangos”, asumidos por Mainetti-Angeleri, seguirán sonando en directo los días 6 y 7 de diciembre en el Hall del Teatro San Martín (Corrientes 1530) y el 14 llegará al Almagro Tango Club (Medrano 688).

http://www.telam.com.ar/notas/201311/42607-mainetti-angeleri-el-tango-como-sonido-exquisito.html







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