'Cartas a Felice' sitúa a la lectora y el lector en la Praga de Kafka, su casa y su trabajo, su familia y, especialmente, sus lecturas

Las cartas fueron dirigidas a la mujer con la que llegó a prometerse hasta en dos ocasiones y con la que finalmente rompió. Además de su amor por Felice, las cartas hablan de su otro compromiso, mayor aún, con el oficio de escritor. 'Cartas a Felice' sitúa al lector o lectora en la Praga de Kafka, su casa y su trabajo, su familia y, especialmente, sus lecturas
Entre el 20 de septiembre de 1912 y el 16 de octubre de 1917 Franz Kafka escribió las más de quinientas cartas que componen este libro. Fueron dirigidas a la mujer con la que, tal cual era a veces su convicción, quería casarse, con la que se prometió en dos ocasiones y con la que rompió en otras tantas. Las escribe un joven Kafka que se debate entre dos pasiones: el amor por Felice y su entrega al oficio de escritor.
«Últimamente he visto con asombro de qué manera se halla usted ligada íntimamente a mi trabajo literario», escribe en una de ellas el autor checo, y a lo largo de estas apasionadas y apasionantes páginas seremos testigos privilegiados del proceso de creación de sus principales obras.
Además, nos sitúan en un tiempo y en un espacio: la Praga de Kafka, su casa y su trabajo, su familia y, especialmente, sus lecturas: «Siento como parientes consanguíneos míos a Grillparzer, Dostoyevski, Kleist y Flaubert [...] solamente Dostoyevski se casó, y quizás solo Kleist, cuando, bajo la presión de aflicciones externas e internas, se pegó un pistoletazo junto al Wannsee, encontró la salida
que necesitaba».

Traductor: Pablo Sorozábal
Tamaño: 14 x 22 cm.
Encuadernación: Cartoné
Páginas: 832
PVP: 29,50 euros
ISBN: 978-84-15717-64-5
Franz Kafka (Praga, 1883 - Kierling, Austria, 1924)
Escritor checo en lengua alemana. Nacido en el seno de una familia de comerciantes judíos, Franz Kafka se formó en un ambiente cultural alemán, y se doctoró en Derecho. Pronto empezó a interesarse por la mística y la religión judías, que ejercieron sobre él una notable influencia.
Su obra, que nos ha llegado en contra de su voluntad expresa, pues ordenó a su íntimo amigo y consejero literario Max Brod que, a su muerte, quemara todos sus manuscritos, constituye una de las cumbres de la literatura alemana y se cuenta entre las más influyentes e innovadoras del siglo xx.
En 1913, el editor Rowohlt accedió a publicar su primer libro, Meditaciones, que reunía extractos de su diario personal, pequeños fragmentos en prosa de una inquietud espiritual penetrante y un estilo profundamente innovador, a la vez lírico, dramático y melodioso. Sin embargo, el libro pasó desapercibido; los siguientes tampoco obtendrían ningún éxito fuera de un círculo íntimo de amigos y admiradores incondicionales.
Entre 1913 y 1919 Franz Kafka escribió El proceso, La metamorfosis y La condena y publicó El fogonero, que incorporaría más adelante a su novela América, En la colonia penitenciaria y el volumen de relatos Un médico rural.