“No se trata s贸lo de uno, dos o tres que son asesinados despu茅s de ser deportados”
El informe “Ni帽os en fuga” se帽ala que un buen n煤mero de menores de edad provenientes de El Salvador, Guatemala y Honduras que ingresan a EEUU de manera irregular podr铆an estar en necesidad de protecci贸n internacional
“No se trata s贸lo de uno, dos o tres que son asesinados despu茅s de ser deportados”, dice la hermana Valdete Wilemann, que dirige un centro estatal que alberga a algunos de los deportados que regresan a Honduras. Muchos, como Cort茅s, utilizaron rutas irregulares para llegar a EE.UU. y M茅xico escapando de la creciente inseguridad que afecta a los j贸venes en sus comunidades de origen, incluidas las amenazas, la extorsi贸n, la violencia de pandillas y las ejecuciones. Otros se dirigen al norte en busca de una vida mejor.

Las v铆ctimas suelen tener edades comprendidas entre los 13 y los 17 a帽os, enviados de vuelta a casa despu茅s de haber sido detenidos por las autoridades de inmigraci贸n por entrar en el pa铆s sin autorizaci贸n. Pero un informe publicado el a帽o pasado por el ACNUR, titulado “Ni帽os en fuga”, encontr贸 que un n煤mero importante de menores de edad provenientes de El Salvador, Guatemala y Honduras que ingresan a EE.UU. de manera irregular podr铆an estar en necesidad de protecci贸n internacional.
“Creemos que si se analizaran sus casos con mayor profundidad muchos ser铆an reconocidos como refugiados con un temor fundado de persecuci贸n y falta de protecci贸n en sus pa铆ses”, dijo Marta Ju谩rez, director de la Oficina Regional para Am茅rica de ACNUR, quien tambi茅n cit贸 las conclusiones de una misi贸n de investigaci贸n el a帽o pasado a Honduras como una prueba m谩s. ACNUR asesora a las autoridades sobre la protecci贸n de las personas desplazadas y sus familias.
En el centro El Ed茅n en San Pedro Sula, donde se albergan inicialmente a los menores no acompa帽ados deportados y a las familias deportadas, Adalberto Guzm谩n de 36 a帽os de edad, dijo a los miembros del equipo de evaluaci贸n que estaba preocupado por su seguridad y la de su esposa y sus tres hijos, de edades comprendidas entre los tres y los 12 a帽os. Acababan de llegar de M茅xico.
Guzm谩n explic贸 que hab铆a prestado US$ 1.000 a un hombre en su ciudad natal y hab铆a recibido la moto y la TV del hombre como garant铆a. Cuando Guzm谩n insisti贸 en que la deuda se deb铆a saldar a tiempo, las cosas se pusieron feas. “De repente, un ni帽o de unos 15 a帽os apareci贸 en nuestra casa y nos dijo a todos: ‘Si no devuelven la moto y la TV, todos morir谩n’”, record贸 Isaac*, el hijo de Guzm谩n, de 12 a帽os.
La familia huy贸 a M茅xico; Guzm谩n no quer铆a que sus hijos terminaran muertos como un n煤mero creciente de otros j贸venes en la ciudad. “De enero a julio [el a帽o pasado], 93 menores hab铆an muerto violentamente en comparaci贸n con seis muertes accidentales. Para mediados de septiembre, ya hab铆a 200”, dijo el pat贸logo forense H茅ctor Hern谩ndez en la morgue de la ciudad, se帽alando un aumento dram谩tico en el n煤mero de j贸venes que sufren muertes no naturales.
El d铆a de la visita de ACNUR lleg贸 a la morgue el cuerpo de Alfredo*. El ni帽o de 11 a帽os de edad, quer铆a ser m茅dico y su acongojada madre relat贸 que trabajaba turnos extras en una f谩brica de prendas de vestir para pagar su educaci贸n. Fue estrangulado, se帽al贸 Hern谩ndez, y a帽adi贸: “Con los menores, las balas son una causa menos frecuente de muerte que en los adultos. A la mitad de ellos los matan por asfixia.
Alfredo no era un deportado y no se sabe cu谩ntos de los otros j贸venes llevados a la morgue de la ciudad este a帽o hab铆an huido del pa铆s solo para ser deportados. Pero estas muertes s铆 muestran un patr贸n de aumento de la violencia que est谩 provocando el desplazamiento entre los adolescentes y hombres j贸venes que temen por sus vidas. Sucede algo parecido en El Salvador y Guatemala.
En septiembre, un grupo de ocho personas, algunas de ellas de 16 o de 17 a帽os, fueron obligados a acostarse en una calle de San Pedro Sula y luego les dispararon. Parece probable que esto fuera una ejecuci贸n relacionada con pandillas, que por lo general est谩n relacionadas con el reclutamiento forzado, el no pago de deudas (incluyendo por ayudar a salir ilegalmente a alguien fuera del pa铆s); la extorsi贸n; o guerras territoriales. Las poderosas maras, esencialmente pandillas urbanas lideradas por adolescentes, tienen una influencia considerable, infundiendo miedo a todos -especialmente a otros j贸venes.
Los adolescentes que tratan de evitar la influencia de las maras, viven una vida honesta y se resisten a ser contratados como traficantes de drogas, pueden estar en riesgo sin darse cuenta. Marco Antonio Cort茅s, el ni帽o muerto a tiros en la estaci贸n de autobuses, fue una de esas v铆ctimas.
脡l viv铆a en Brisas del Rosario, un peque帽o asentamiento controlado por las maras en las afueras de San Pedro Sula. Se le considera uno de los distritos m谩s peligrosos, como el sector Rivera Hernandez, donde la gente arriesga recibir un tiro si caminan de una calle a otra.
Y cuando la gente como Cort茅s logra salir, no pueden regresar en condiciones seguras a zonas controladas por pandillas. En el 2013, un hombre de 27 a帽os de edad regres贸 de San Pedro Sula despu茅s de siete a帽os, creyendo que todos sus perseguidores estaban muertos. Fue asesinado cuatro d铆as despu茅s.
Otras razones para la huida incluyen el asesinato de familiares y ser testigo de un crimen cometido por las pandillas. Pero decidir huir del pa铆s no es una decisi贸n f谩cil, debido al costo y los riesgos involucrados. El abuso y la violencia son compa帽eros frecuentes de los migrantes y de las personas que buscan protecci贸n, as铆 como estafas por parte de algunos funcionarios en las fronteras. Aquellos que son descubiertos son deportados.
Karla L贸pez, psic贸loga del centro El Ed茅n, nos cuenta sobre un grupo de migrantes irregulares que estuvieron secuestrados durante dos semanas en Tampico, M茅xico, para presionar por el pago de un rescate a sus parientes en EE.UU. y Honduras. “Finalmente, la polic铆a mexicana los encontr贸 encerrados en varias casas particulares y los liber贸”, dijo L贸pez, quien agreg贸 que todos fueron deportados. De acuerdo con cifras oficiales de M茅xico y Guatemala en los primeros ocho meses de 2014 m谩s de 30.000 personas fueron devueltas en autob煤s, incluyendo unos 6.200 menores no acompa帽ados.
Miles de personas fueron repatriadas por v铆a a茅rea desde Estados Unidos. Los ni帽os y las familias aterrizan en Palmerola, donde el ACNUR est谩 solicitando a las autoridades tener acceso a ellos. Los adultos son llevados a San Pedro Sula. Seg煤n informes de prensa, entre enero y mediados de septiembre del a帽o pasado arribaron m谩s de 38.000 deportados a los dos aeropuertos, en comparaci贸n con los 32.000 hondure帽os deportados en todo el 2013. Para muchos, su regreso a casa es s贸lo el comienzo de otro viaje, a menudo m谩s peligroso.
* Nombres cambiados por motivos de protecci贸n