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Mujeres periodistas relatan casos de acoso machista en su trabajo

Lo que las periodistas callan

“Empez贸 a babosearme el cuello con mucha fuerza”. Un periodista de Onda Cero ha intentado besar a la fuerza a al menos dos periodistas j贸venes, durante coberturas medi谩ticas

•elmercuriodigital ▫ Aurora D铆az Obreg贸n. PikaraMagaziine.- Varias periodistas de medios espa帽oles narran episodios de acoso sexual y comportamientos machistas que han vivido por parte de compa帽eros de redacci贸n y de fuentes masculinas. Al igual que las 40 periodistas francesas que publicaron un manifiesto desenmascarando comportamientos sexistas de pol铆ticos, reclaman a las empresas de comunicaci贸n protocolos que permitan denunciar estas situaciones sin miedo y con apoyo.

Ilustraci贸n: Emma Gasc贸
Ocurri贸 cuando Noem铆 L贸pez Trujillo –redactora en el suplemento Gonzoo de 20minutos– era becaria en la secci贸n local del diario ABC. La periodista ten铆a que cubrir las pruebas de Selectividad en la Universidad Complutense de Madrid. All铆 se encontr贸 con un enjambre de periodistas curtidos. Ella parec铆a inexperta, as铆 que un periodista de la cadena de radio Onda Cero le ofreci贸 su ayuda; le dijo que pod铆a utilizar como recurso las declaraciones que 茅l hab铆a grabado. Entraron a una peque帽a sala de ordenadores de la Facultad de Odontolog铆a e intercambiaron los contenidos que hab铆an recopilado. Estaban solos. Ella le dio las gracias. 脡l le pidi贸 el n煤mero de m贸vil. Le llam贸 guapa, maja. Le pidi贸 un abrazo a modo de agradecimiento. Ella se lo dio.

—     Empez贸 a babosearme el cuello con mucha fuerza, cogi茅ndome de la cabeza. Me sent铆 agredida y utilizada.

La primera reacci贸n de Noem铆 L贸pez Trujillo fue echar a correr y llorar. Luego se lo cont贸 a uno de sus jefes, quien le dijo al periodista de Onda Cero que no se volviera a acercar a ella. Pero la joven sigui贸 temiendo encontr谩rselo en cualquier rueda de prensa.

  Una compa帽era de redacci贸n me pregunt贸 qu茅 me hab铆a pasado y yo le cont茅 la historia. Y ella me respondi贸: “Yo fui una vez con 茅l a cubrir un evento a una iglesia, est谩bamos all铆 y me bes贸 en la boca”. Ella tambi茅n era becaria cuando sucedi贸.

El periodista, casado y con hijos, sigue en el mismo puesto de trabajo.

L贸pez Trujillo no es la 煤nica periodista que ha enfrentado una situaci贸n de acoso dentro y fuera de las redacciones, por parte de compa帽eros de trabajo o jefes. Hay datos sobre la presencia de las mujeres en las redacciones period铆sticas, pero no se suele investigar sobre c贸mo a las periodistas les afectan las situaciones de sexismo y de acoso machista.

Deportes, un asunto de hombres

“No sabes lo que es una pelota, ¡and谩 a lavar los platos!”, dijo El Loco Gatti –exfutbolista– a la periodista Carme Barcel贸, el 22 de marzo del 2015 en el programa de televisi贸n ‘El Chiringuito de Neox’.


En las secciones de Deportes abundan las mujeres que se han sentido desacreditadas por sus compa帽eros de profesi贸n. A Sof铆a Dom铆nguez –nombre ficticio porque desea mantener su anonimato– le ocurri贸 hace tres a帽os. Era nueva en la secci贸n, la 煤nica mujer trabajando con siete hombres. Era joven; 23 a帽os. Compart铆a escritorio con un periodista. 脡l trabajaba durante la semana. Ella los fines de semana. Casi nunca coincid铆an. La tercera semana, el compa帽ero asisti贸 a la redacci贸n para ayudarla con un art铆culo. 脡l entr贸 por la puerta con altitud altiva. Golpe贸 la mesa exaltado y puso sus cosas encima: “Que sea la 煤ltima vez que te sientas en mi sitio”, le grit贸.

Este periodista, junto con el resto de compa帽eros de redacci贸n, adoptaron una actitud negativa hacia la periodista. No valoraban su trabajo. Comenzaron a comentar errores de sus art铆culos, mediante chismorreos y hasta por Twitter. Dom铆nguez cree que todo esto se produjo por una raz贸n: ser mujer. Pese a ser una entendida en deportes, le hac铆an creer que esos contenidos eran temas de hombres.

Le cont贸 la situaci贸n a un superior: “脡l me dijo: ‘¿Qu茅? ¡Pero es un chico muy majo!’. Y ah铆 se qued贸 la cosa. Eran coleguillas”. Dej贸 la secci贸n y pas贸 a la de Actualidad, donde no ha tenido problemas.

La primera vez que fue capaz de cont谩rselo a alguien cercano, fue despu茅s de a帽o y medio. Una amiga le aconsej贸 acudir a Recursos Humanos, pero en ese momento ella se dec铆a que la situaci贸n no era tan grave, que no era necesario meterse en l铆os, que tal vez fueran cosas suyas.

“En esta redacci贸n no hay feas”

Estar cubriendo un evento y que te suban la falda, que te toquen las nalgas, que te quiten el micr贸fono por la calle, que el jefe te exija pintarte m谩s, “que est谩s ah铆 por tu f铆sico”. Aguantar comentarios despu茅s de un directo como “Vaya escotazo, no pod铆amos concentrarnos en lo que dec铆as”. Anna Fantova –nombre ficticio– tiene claro que a las periodistas que, como ella, trabajan como reporteras de televisi贸n, se les falta el respeto y se las exige un mejor aspecto f铆sico que a sus compa帽eros varones. “En mi redacci贸n no hay ninguna mujer fea ni gorda”, asegura.

Una reportera tuvo que responder a comentarios de un compa帽ero de redacci贸n como “Otra que se ha acostado con alguien para trabajar aqu铆”
Cuenta que una vez, tomando caf茅 en la redacci贸n, un compa帽ero reincorporado al trabajo despu茅s de dos meses de baja, se dirigi贸 a ella y le pregunt贸: “¿Y t煤 qu茅? Sigues tan zorrita como siempre?”. Ella no supo qu茅 decir: “En la redacci贸n se sab铆a que yo lo hab铆a dejado con mi expareja. El jefe estaba delante y no dijo nada”.

Cuando entr贸 a trabajar en otra redacci贸n de televisi贸n, plant贸 cara al acoso por parte de un compa帽ero de trabajo. La primera vez, ella se acerc贸 a la fotocopiadora y pregunt贸 en voz alta c贸mo se met铆a el papel. El periodista se levant贸, se acerc贸 a ella y le espet贸: “Otra que se ha acostado con alguien para trabajar aqu铆”. En ese momento tampoco supo reaccionar.

Al d铆a siguiente, Anna acudi贸 al jefe de redacci贸n para proponerle un tema. El mismo compa帽ero, que ya estaba hablando con el jefe, la mir贸 de forma obscena, como haci茅ndole una radiograf铆a, y le dijo: “Oye, con ese escote no se puede venir a trabajar”. Ella le contest贸: “No mires, me pongo lo que me da la gana”.

En otra ocasi贸n, ella estaba sentada en su sitio, y el periodista se aproxim贸 a ella para masajearle los hombros:

— ¿Qu茅 est谩s haciendo? —reaccion贸, molesta.

— Qu茅 sosas sois en el norte —replic贸 茅l, que era del sur.

La reportera ha sentido a menudo que en su trabajo se valora menos a las mujeres j贸venes. Por ejemplo cuando, en una conexi贸n como enviada especial a un pa铆s asi谩tico, le dijo a su c谩mara que prefer铆a otro plano. 脡l le contest贸: “T煤 a m铆 no vas a decirme lo que tengo que hacer, ni帽ata, porque yo he estado en muchas guerras”. Ocurre tambi茅n con los entrevistados: “Te llaman ‘ni帽a’, no te toman en serio, no te respetan como periodista”, a帽ade.

Luc铆a Mart铆nez Odriozola, profesora de Periodismo en la Universidad del Pa铆s Vasco (UPV) y expresidenta de la Asociaci贸n Vasca de Periodistas, describe las dos caras que suele mostrar el hombre periodista, ya sea jefe o compa帽ero. Una cara amable, en la que prima la protecci贸n hacia la periodista: “T煤 no puedes ir a la guerra, que no hay v谩teres para ti; t煤 no puedes cubrir tal manifestaci贸n, esto es lo mejor para ti”, enumera. Y la cara hosca, llena de desprecio: “Da igual que tengas el gran notici贸n. Si eres una mujer, te hacen dudar de tus cualidades como periodista”.

Fuentes que se toman confianzas

“¿Tienes un gato? Anda, yo tambi茅n. Quiero conocerte, a ti y a tu gato”. Una periodista de prensa escrita –tambi茅n quiere mantener su anonimato– cuenta c贸mo un hombre con el que contact贸 por Twitter y despu茅s por Whatsapp para pedirle una entrevista insisti贸 en que deber铆an verse. Ella viv铆a en otra ciudad y la entrevista no pod铆a ser cara a cara. 脡l dijo que una buena periodista tiene que desplazarse a hacer la entrevista en persona, que el periodista tiene que ir all铆, donde ocurren los hechos.

“Por muy feminista que seas, denunciar da miedo, pero los machistas se lo pensar铆an dos veces si empez谩ramos a hacer p煤blicos esos comentarios”
No es la 煤nica que relata c贸mo fuentes expertas masculinas se toman confianzas indebidas con las periodistas. La directora de Pikara Magazine, June Fern谩ndez, llam贸 a un profesor universitario de Criminolog铆a para que le recomendara fuentes para un reportaje sobre las mujeres en las tramas de corrupci贸n. El experto le dijo que le mandar铆a contactos por email. La escribi贸, pero no sin antes teclear su nombre en Google y leer art铆culos de su blog, incluido uno titulado ‘Puteras’, en el que la periodista hablaba, entre otras cosas, sobre las mujeres que contratan masajes t谩ntricos, en los que es habitual eyacular. Al final del email, el acad茅mico incluy贸 una posdata: “Supongo que te parecer谩 muy machista (…); si fuera necesario, yo dar铆a el masaje ese para puteras sin complejos. Prometer铆a esforzarme para conseguir el efecto que se describe”.

Fern谩ndez se sinti贸 impotente, asqueada. Pero le contest贸: “Esa posdata me parece fuera de lugar teniendo en cuenta que no nos conocemos y que estamos hablando de temas profesionales. Y me ha incomodado”. 脡l le replic贸: “Te ruego que me disculpes y lo olvides por favor. Era solo una broma pero entiendo que no he estado muy acertado”. Fern谩ndez reconoce que no es sencillo denunciar estas situaciones, pero anima a hacerlo: “Por muy feminista que seas, sientes miedo, pero los machistas se lo pensar铆an dos veces si empez谩ramos a hacer p煤blicos esos comentarios”.

El poder pol铆tico

Hace unas semanas, 40 periodistas francesas, profesionales de los medios m谩s prestigiosos del pa铆s, publicaron en el diario franc茅s Liberati貌n el manifiesto ‘Nosotras periodistas pol铆ticas, y v铆ctimas de sexismo‘. Relataron escenas como la del senador que se lament贸 de que las periodistas lleven jersey de cuello alto en lugar de escote o el candidato electoral que, en plena rueda de prensa, contest贸 la pregunta a una periodista diciendo que llevaba un vestido muy bonito. Ellas aseguran que ser铆a necesario que las periodistas denunciasen estas situaciones con nombres, apellidos, caras, n煤meros. Pero son conscientes de que esto podr铆a exponerlas a despidos y m谩s discriminaciones.

June Fern谩ndez comparti贸 un viaje “tortuoso” con el expresidente de una rep煤blica centroamericana: “Que si soy bella, que si est谩 enamorado de mis ojos, que si fuera pol铆tica llegar铆a a presidenta”
June Fern谩ndez tambi茅n se ha topado con faltas de respeto por parte de pol铆ticos. El pasado diciembre, le toc贸 ir sentada frente al expresidente de una rep煤blica centroamericana en un vuelo de regreso de un congreso en el que ambos estaban invitados. “Fueron unas horas tortuosas, hasta me hice la dormida para que dejase de hablar”, confiesa. El pol铆tico intercalaba loas a su partido y disertaciones filos贸ficas “sobre los secretos de la vida” con preguntas inconexas sobre el trabajo y la vida personal de la periodista. La parte m谩s indecente fue la de los ‘piropos’:

— Que si soy bella, que si est谩 enamorado de mis ojos, que si yo hiciera carrera pol铆tica, llegar铆a a presidenta: “Yo te apoyo. Imag铆nate: Bachelet, Cristina Fern谩ndez, Dilma Roussef y June”. Y que me invitaba a su pa铆s a hacer reportajes: “Pero yo ah铆 ser铆a otro hombre, delante de mi esposa, ya sabes”, me advirti贸.

Cuando ella se puso seria y le dijo que las j贸venes periodistas est谩n hartas de que los hombres con poder las traten as铆, el pol铆tico replic贸, burl贸n: “Lo hago para hacerte rabiar porque s茅 que te molesta”.

Perspectiva de g茅nero: la asignatura pendiente

Para sacar estas situaciones de debajo de las alfombras de las redacci贸n, para poder identificarlas y ponerlas encima de la mesa, es importante empezar por el principio, por las facultades de Periodismo. La redactora de eldiario.es y coordinadora del blog Micromachismos, Ana Requena Aguilar, afirma que a la carrera de Periodismo le falta una asignatura: perspectiva de g茅nero. “Deber铆a ser obligatoria o al menos que forme parte del temario de una asignatura”, opina.
Una periodista deber铆a conocer las dificultades a las que se expondr谩 en el mundo laboral. Salarios m谩s bajos. Comentarios sexistas. Que en vez de Pilar, te llamen Pili, porque s铆. O rubia. O morena. La periodista Diana Rivero, investigadora tambi茅n en la UPV, ha sido testigo de trabajadores de las redacciones que hac铆an rankings para ver qu茅 becaria es m谩s guapa. “Hay que acercar al alumnado a la realidad en la que vivimos”, dice. Tambi茅n se deber铆a ense帽ar que hubo mujeres excluidas de la historia del periodismo: “¿Qui茅n habla en las facultades de Carmen de Burgos o de Concepci贸n Arenal?”, ilustra.

Luc铆a Mart铆nez Odriozola aboga por instaurar en las redacciones protocolos “en los que se diga qu茅 es acoso, qu茅 grados hay”, para proteger a las periodistas tambi茅n en situaciones de machismo cotidiano
Luc铆a Mart铆nez Odriozola se帽ala que las redacciones deber铆an instaurar unos protocolos en los que se diga qu茅 es acoso, qu茅 grados hay. Y despu茅s establecer unas garant铆as que protejan a la periodista, no solo en las situaciones m谩s graves y de peligro extremo. Rivero est谩 de acuerdo: “Deber铆a existir una ley espec铆fica que promueva la igualdad en la comunicaci贸n y aplicar lo que ya contemplan las leyes de igualdad; porque leyes hay, pero es como el que se salta un sem谩foro y no le multan. Deber铆a existir un 贸rgano que corrigiese estos problemas. O un observatorio interno de los medios de comunicaci贸n donde se publiquen datos reales”, opina.

Ascensos poco objetivos

La tesis doctoral de Rivero, La situaci贸n profesional de las periodistas en los principales medios de comunicaci贸n del Pa铆s Vasco, aporta datos sobre la desigualdad de g茅nero en la profesi贸n. El 93,4% de los cargos directivos y el 70,4% de los puestos intermedios de los medios de comunicaci贸n vascos est谩n copados por hombres, a pesar de que el 67% de las personas licenciadas en Periodismo en la Universidad del Pa铆s Vasco entre 1999 y 2004 fueron mujeres. De estas, solo el 36,5% ha trabajo en una redacci贸n. Para su estudio reuni贸 en grupos de discusi贸n a personas de diferentes medios del Pa铆s Vasco. Una de las principales conclusiones fue que la maternidad es el principal obst谩culo de las periodistas para prosperar en los medios de comunicaci贸n: “Las mujeres tienen que dedicar m谩s horas a sus hijos”.

Mart铆nez Odriozola, por su parte, echa en falta combatir los sistemas informales de ascenso: “Salvo en algunos medios que s铆 practican la transparencia, normalmente no est谩 claro cu谩les son los m茅ritos para decidir un aumento o una promoci贸n”. Una de las claves es que las profesionales suelen estar “m谩s aisladas” en las redacciones: “Ellos son los acompa帽antes, los colegas de paddle y compa帽eros de copas del jefe”.



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