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El Altar de Muertos y el Día de Difuntos en México


El Altar de Muertos y el Día de Difuntos en México

MUSEO DE AMÉRICA                  Del 01/11/2015 al 30/11/2015 


Tal y como ya viene siendo habitual, el Museo de América, en colaboración con la Colonia Mexicana en Madrid, organiza una nueva edición del Altar de Muertos, que con motivo de la celebración del Día de Difuntos, el próximo domingo 1 de noviembre se inaugurará este año en el recinto del claustro de la planta baja.
La espectacularidad de estos altares mexicanos, que hunden sus raíces en las culturas mesoamericanas precolombinas, cuenta ya con la atención del público madrileño. El altar estará acompañado por el vídeo “El origen del Día de Muertos” producido por uno tv.


Como todos los años, contaremos con la actuación del Ballet Nahui Ollin para celebrar una fecha tan señalada, y en esta ocasión nos brindarán dos pases de su representación, para que así nadie se quede sin poder disfrutar de su repertorio: el domingo 1 a las 11.30 h. y el domingo 29 a las 12.00 h. en el auditorio del museo.
En la inauguración y el día 29 habrá venta de calaveritas de azúcar y delicioso pan de muerto.
 
Además, durante noviembre se podrán visitar gratuitamente dos exposiciones relacionadas con esta celebración:
Muestra fotográfica ‘Día de Muertos en Oaxaca’, de Fernando Franco Sevilla, procedente del Museo Nacional de la Muerte(Aguascalientes, México). La exposición reúne las cualidades fotográficas para hablar de una experiencia sincrética, que existe en todos nuestros pueblos pero que se acentúa en la diversidad cultural de Oaxaca, llena de color e identidad.
Retrospectiva fotográfica ‘Diez años de Altar de Muertos’. Hace diez años colaboradores de la Asociación Colonia Mexicana en Madrid estrecharon un vínculo con el Museo de Ámerica al exponer el primer altar de muertos, conservando y compartiendo así una de nuestras valiosas tradiciones. Es una muestra conmemorativa con las fotografías de los diferentes Altares de Muertos que se han expuesto a lo largo de estos casi diez años en el museo.
El amplio y variado programa se completa con un ciclo de cine mexicano, dedicado a Emilio Fernández y Gabriel Figueroa; un taller infantil; un concurso de calaveritas literarias; una conferencia, un seminario y cuatro mesas de encuentro sobre 'Cultura y emigración'. (Más información sobre las actividades en esta Agenda).
Todas las actividades son gratuitas hasta completar el aforo.

EL ALTAR DE MUERTOS
La tradición religiosa mesoamericana sufrió transformaciones culturales con la llegada de los españoles, cuya conquista se fundamentó en la evangelización, los religiosos buscaron la destrucción de las antiguas creencias y sus prácticas, consideradas idolátricas. Así, las deidades de la muerte fueron destruidas, pero no el culto a los muertos que reunió los conceptos y prácticas de ambas culturas.
Los “Altares de Muertos” responden al culto a los muertos en México que data por lo menos del año 1800 a. C.,  tradición netamente popular, cuyo común denominador es  recordar a los muertos, familiares o amigos. Antes de la llegada de los españoles, dicha celebración se realizaba en el mes de agosto y coincidía con el final del ciclo agrícola del maíz, calabaza, garbanzo y frijol, por lo que los productos cosechados de la tierra eran parte de la ofrenda.
La fiesta de Día de Muertos en México, principalmente entre los grupos indígenas, es un momento de reunión de toda la familia, tanto vivos como muertos, con lo cual, se fortalece la identidad, además de las relaciones sociales interfamiliares primero y comunales después. Es por esto, que esta celebración tiene una función social de suma importancia por su gran riqueza simbólica que se encuentra presente durante toda la celebración.
De ahí que en la actualidad, entorno a la fotografía del ser querido, -que ocupa el lugar principal del altar-, se colocan alrededor los objetos que la persona disfrutaba en vida, tales como: los platillos con los alimentos que más le gustaban, sus cosas predilectas, el tabaco, y hasta la botella de licor que prefería. “...pues el difunto podría volver ese día a la casa y hay que atenderlo bien". También se colocan algunas imágenes religiosas, y otros objetos decorativos como las flores de "Tzempaxuchitl", calaveritas de azúcar y el Pan de Muerto; que son parte de la tradición antigua, al igual que el copal y el incienso de olor penetrante que invaden el aire, y le dan un olor más místico, más pagano o misterioso, haciéndonos creer que realmente los muertos pueden venir. Ya en la noche, las velas, los cirios o las veladoras son encendidas en espera del ser querido que vendrá a visitarles.
Invitamos a ofrendar a los difuntos para estar cerca de nuestros muertos y para dialogar con su recuerdo, con su vida.
La ofrenda del Día de Muertos es una mezcla cultural donde los europeos pusieron algunas flores, ceras, velas y veladoras; los indígenas le agregaron el sahumerio con su copal y la comida y la flor de cempasúchil (Zempoalxóchitl). La ofrenda, tal y como la conocemos hoy, es también un reflejo del sincretismo del viejo y el nuevo mundo.
¿Que debe tener un altar de muertos?
Agua, fuente de la vida, se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed después de su largo recorrido y para que fortalezcan su regreso. En algunas culturas simboliza la pureza del alma.
Sal, elemento de purificación, sirve para que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.
Velas y veladoras, cuyas llamas  significa "la luz", la fe, la esperanza. Es guía, con su flama titilante para que las ánimas puedan llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada.
Copal e incienso, que se utiliza para limpiar al lugar de los malos espíritus y así el alma pueda entrar a su casa sin ningún peligro.
Flores, que adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima, la cual al marcharse se irá contenta. El alhelí y la nube no pueden faltar pues su color significa pureza y ternura, y acompañan a las ánimas de los niños. En muchos lugares del país se acostumbra poner caminos de pétalos que sirven para guiar al difunto del campo santo a la ofrenda y viceversa.
Petate, el de cama, mesa o mortaja. En este particular día funciona para que las ánimas descansen así como de mantel para colocar los alimentos de la ofrenda.
Izcuintle, que no debe faltar en los altares para niños. El perrito izcuintle en juguete, sirve para que las ánimas de los pequeños se sientan contentas al llegar al banquete. El perrito es el que ayuda a las almas a cruzar el caudaloso río Chiconauhuapan, que es el último paso para llegar al Mictlán.
Gollete y cañas, se relacionan con el tzompantli. Los golletes son panes en forma de rueda y se colocan en las ofrendas sostenidas por trozos de caña. Los panes simbolizan los cráneos de los enemigos vencidos y las cañas las varas donde se ensartaban.
Además de...
El retrato del recordado, que sugiere el ánima que nos visitará, pero este debe quedar escondido, de manera que solo pueda verse con un espejo, para dar a entender que al ser querido se le puede ver pero ya no existe.
La imagen de las ánimas del Purgatorio, para obtener la libertad del alma del difunto, por si acaso se encontrara en ese lugar, para ayudarlo a salir, también puede servir una cruz pequeña hecha con ceniza. Otras imágenes de santos, para que sirva como medio de interrelación entre muertos y vivos, ya que en el altar son sinónimo de las buenas relaciones sociales. Además, simbolizan la paz en el hogar y la firme aceptación de compartir los alimentos.
Adornos de papel picado, telas de seda y satín donde descansan figuras de barro, incensario o ropa limpia para recibir a las ánimas, calaveras de azúcar que son alusión a la muerte siempre presente.
Comidas y bebidas: El mole con pollo, gallina o guajolote, es el platillo favorito que ponen en el altar muchos indígenas de todo el país, aunque también le agregan barbacoa con todo y consomé. Estos platillos son el banquete de la cocina en honor de los seres recordados, ya que la buena comida tiene por objeto deleitar al ánima que nos visita. Se puede incluir el chocolate de agua, cuya tradición prehispánica dice que los invitados lo tomaban preparado con el agua que usaba el difunto para bañarse, de manera que los visitantes se impregnaban de la esencia del difunto. El licor es para que recuerde los grandes acontecimientos agradables durante su vida y se decida a visitarnos. También se puede colocar un aguamanil, jabón y toalla por si el ánima necesita lavarse las manos después del largo viaje.
El Día de Muertos, como culto popular, es un acto que lo mismo  lleva al recogimiento que a la oración o a la fiesta cuando la muerte y los muertos deambulan y hacen sentir su presencia cálida entre los vivos. Con los muertos también llega su majestad la Muerte, que baja a la tierra y convive con los vivos.





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