Costa Rica y Nicaragua: Lecciones de un drama
Hoy los litigios fronterizos han culminado con una justa soluci贸n a la luz del derecho internacional, que ha sido acatada por ambos gobiernos. Es hora de que se inicien unas relaciones fraternas que disipen los nubarrones basados en expresiones de enemistad. Nuestros pueblos deben fraternizar.
Arnoldo Mora Rodr铆guez / Especial para Con Nuestra Am茅rica

Las turbulentas aguas del Mar Caribe nicarag没ense han sido escenario de un espantoso drama. Unas alegres vacaciones en uno de los lugares mas paradis铆acos del planeta culminaron en un macabro final [la muerte de 13 costarricenses en un naufragio]. Pero en medio de este pat茅tico dolor se dieron gestos y actitudes que no podemos dejar de destacar. Nuestros compatriotas nunca estuvieron solos en su angustia. A su lado estuvo siempre la solidaridad del pueblo nicarag眉ense, cuyo esp铆ritu fraterno se mostr贸 en forma espont谩nea. Primero fueron los lugare帽os, horrorizados por la magnitud de la tragedia, pero hermanados en hondos sentimientos de pena, extendiendo su brazo y abriendo su coraz贸n a las v铆ctimas con prontitud e impactante nobleza. Luego fue todo el pueblo nicarag眉ense el que no escatim贸 palabras y actos de solidaridad para con el nuestro. Detr谩s y al lado de todos los ciudadanos estuvo desde el primer momento el gobierno de Managua.
La primera dama expres贸, profundamente conmovida, su pesar poniendo todos los recursos del Estado al servicio de las v铆ctimas y sus parientes. El Presidente Ortega se comunic贸 con el nuestro en gesto de sincera solidaridad. Por su parte, organizaciones ben茅ficas y autoridades costarricenses encabezadas por el Presidente Sol铆s y nuestra primera dama secundando a toda la naci贸n se unieron en estrecho abrazo para expresar el pesar que embarga al pa铆s entero. Costa Rica y Nicaragua est谩n de duelo. Dos pueblos hermanos y vecinos lloran con el mismo llanto y sufren del mismo dolor. Un negro manto empa帽a el azul del cielo com煤n mientras el suelo patrio acoge a sus hijas y recoge las l谩grimas de familiares y amigos.
Pero las tragedias suelen dejar ense帽anzas. Recordemos algunas. Nuestras relaciones no deben seguir siendo las mismas. Este lamentable suceso debe convertirse en un punto de partida que haga que nuestras relaciones se enrumben por senderos de ecuanimidad y fraternidad. Acabamos de vivir momentos de gran turbulencia. Tanto en lejanas como en recientes 茅pocas, hemos sido testigos y protagonistas de campa帽as de mutua animosidad. Hoy los litigios fronterizos han culminado con una justa soluci贸n a la luz del derecho internacional, que ha sido acatada por ambos gobiernos. Es hora de que se inicien unas relaciones fraternas que disipen los nubarrones basados en expresiones de enemistad. Nuestros pueblos deben fraternizar; nuestras fronteras deben ser escenario donde se apliquen programas de desarrollo que mucho le urgen a esas poblaciones, sin olvidar que se impone, ante todo, implantar un mayor control de las empresas que viven del turismo, pues este espantoso drama parece haber tenido su causa en la negligencia del due帽o de la fr谩gil embarcaci贸n que se convirti贸 en trampa mortal para trece compatriotas.
Lo que se inici贸 como una tragedia debe convertirse en un sostenido impulso, tanto de los gobiernos como de la sociedad civil, que busque promover un turismo seguro como fuente de crecimiento econ贸mico y comprometerse en la ejecuci贸n de programas de desarrollo para las zonas fronterizas, abundantes en riquezas naturales pero tradicionalmente menospreciadas. Mas all谩 de las tinieblas de la muerte, debe brillar el sol de un nuevo d铆a en las relaciones de nuestros pueblos, cuyos gobiernos deben protagonizar gestos de hermandad e impulsar pol铆ticas de bienestar.
•elmercuriodigital•
Hoy los litigios fronterizos han culminado con una justa soluci贸n a la luz del derecho internacional, que ha sido acatada por ambos gobiernos. Es hora de que se inicien unas relaciones fraternas que disipen los nubarrones basados en expresiones de enemistad. Nuestros pueblos deben fraternizar.
Arnoldo Mora Rodr铆guez / Especial para Con Nuestra Am茅rica

Las turbulentas aguas del Mar Caribe nicarag没ense han sido escenario de un espantoso drama. Unas alegres vacaciones en uno de los lugares mas paradis铆acos del planeta culminaron en un macabro final [la muerte de 13 costarricenses en un naufragio]. Pero en medio de este pat茅tico dolor se dieron gestos y actitudes que no podemos dejar de destacar. Nuestros compatriotas nunca estuvieron solos en su angustia. A su lado estuvo siempre la solidaridad del pueblo nicarag眉ense, cuyo esp铆ritu fraterno se mostr贸 en forma espont谩nea. Primero fueron los lugare帽os, horrorizados por la magnitud de la tragedia, pero hermanados en hondos sentimientos de pena, extendiendo su brazo y abriendo su coraz贸n a las v铆ctimas con prontitud e impactante nobleza. Luego fue todo el pueblo nicarag眉ense el que no escatim贸 palabras y actos de solidaridad para con el nuestro. Detr谩s y al lado de todos los ciudadanos estuvo desde el primer momento el gobierno de Managua.
La primera dama expres贸, profundamente conmovida, su pesar poniendo todos los recursos del Estado al servicio de las v铆ctimas y sus parientes. El Presidente Ortega se comunic贸 con el nuestro en gesto de sincera solidaridad. Por su parte, organizaciones ben茅ficas y autoridades costarricenses encabezadas por el Presidente Sol铆s y nuestra primera dama secundando a toda la naci贸n se unieron en estrecho abrazo para expresar el pesar que embarga al pa铆s entero. Costa Rica y Nicaragua est谩n de duelo. Dos pueblos hermanos y vecinos lloran con el mismo llanto y sufren del mismo dolor. Un negro manto empa帽a el azul del cielo com煤n mientras el suelo patrio acoge a sus hijas y recoge las l谩grimas de familiares y amigos.
Pero las tragedias suelen dejar ense帽anzas. Recordemos algunas. Nuestras relaciones no deben seguir siendo las mismas. Este lamentable suceso debe convertirse en un punto de partida que haga que nuestras relaciones se enrumben por senderos de ecuanimidad y fraternidad. Acabamos de vivir momentos de gran turbulencia. Tanto en lejanas como en recientes 茅pocas, hemos sido testigos y protagonistas de campa帽as de mutua animosidad. Hoy los litigios fronterizos han culminado con una justa soluci贸n a la luz del derecho internacional, que ha sido acatada por ambos gobiernos. Es hora de que se inicien unas relaciones fraternas que disipen los nubarrones basados en expresiones de enemistad. Nuestros pueblos deben fraternizar; nuestras fronteras deben ser escenario donde se apliquen programas de desarrollo que mucho le urgen a esas poblaciones, sin olvidar que se impone, ante todo, implantar un mayor control de las empresas que viven del turismo, pues este espantoso drama parece haber tenido su causa en la negligencia del due帽o de la fr谩gil embarcaci贸n que se convirti贸 en trampa mortal para trece compatriotas.
Lo que se inici贸 como una tragedia debe convertirse en un sostenido impulso, tanto de los gobiernos como de la sociedad civil, que busque promover un turismo seguro como fuente de crecimiento econ贸mico y comprometerse en la ejecuci贸n de programas de desarrollo para las zonas fronterizas, abundantes en riquezas naturales pero tradicionalmente menospreciadas. Mas all谩 de las tinieblas de la muerte, debe brillar el sol de un nuevo d铆a en las relaciones de nuestros pueblos, cuyos gobiernos deben protagonizar gestos de hermandad e impulsar pol铆ticas de bienestar.
•elmercuriodigital•