Antonio Machado falleció un 22 de febrero de hace 77 años en el pueblo francés de Colliure.
ÁLVARO MINGUITO. ColectivoNovecento.- Él fue uno de los primeros muertos de lo que se conoce como La Retirada, el exilio hacia Francia al que se vieron forzados casi 500.000 españoles, los sales rouges que escapaban del fascismo y la represión que se habían instalado en España.
Machado, junto a su madre Ana Ruíz, de 85 años, su hermano José y su cuñada, huyó a finales de enero a través de los Pirineos por la frontera en Portbou.
Abandonados por las ambulancias que los trasportaban por la imposibilidad de avanzar con tanta gente que invadía la carretera, sin equipaje ni dinero, pasaron la noche en la estación de trenes de Cerbére.
A su llegada al pueblo de Colliure, con lo puesto, se alojaron en la pensión de Madame Quintana, que los acogió a sabiendas de que nunca cobraría por ello.
Tres semanas después fallecía en esa pensión. Su dueña cedió un nicho en el cementerio del pueblo para su entierro, en el que solo tres días después le acompañaría su madre.
Pocos días después del fallecimiento, su hermano José Machado encontró en el bolsillo del gabán un trozo de papel que decía “Estos días azules y este sol de la infancia”. Su último verso.
14.02.2016©ÁlvaroMinguito
•elmercuriodigital•
ÁLVARO MINGUITO. ColectivoNovecento.- Él fue uno de los primeros muertos de lo que se conoce como La Retirada, el exilio hacia Francia al que se vieron forzados casi 500.000 españoles, los sales rouges que escapaban del fascismo y la represión que se habían instalado en España.
Machado, junto a su madre Ana Ruíz, de 85 años, su hermano José y su cuñada, huyó a finales de enero a través de los Pirineos por la frontera en Portbou.
Abandonados por las ambulancias que los trasportaban por la imposibilidad de avanzar con tanta gente que invadía la carretera, sin equipaje ni dinero, pasaron la noche en la estación de trenes de Cerbére.
A su llegada al pueblo de Colliure, con lo puesto, se alojaron en la pensión de Madame Quintana, que los acogió a sabiendas de que nunca cobraría por ello.
Tres semanas después fallecía en esa pensión. Su dueña cedió un nicho en el cementerio del pueblo para su entierro, en el que solo tres días después le acompañaría su madre.
Pocos días después del fallecimiento, su hermano José Machado encontró en el bolsillo del gabán un trozo de papel que decía “Estos días azules y este sol de la infancia”. Su último verso.
14.02.2016©ÁlvaroMinguito•elmercuriodigital•
