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Lucinda Williams: "The Ghosts of Highway 20"



Un imaginario de recuerdos de su autora, tejidos alrededor de la carretera interestatal n煤mero 20 que va de Georgia a Texas

MondoSonoro.- La historia de la m煤sica popular nos ha dejado para el recuerdo unos cuantos discos que sirven para exorcizar demonios internos, fantasmas externos en forma de recuerdos o ectoplasmas de diverso pelaje. Este 谩lbum de Lucinda Williams es uno de ellos, y recoge un imaginario de recuerdos de su autora, tejidos alrededor de la carretera interestatal n煤mero 20 que va de Georgia a Texas.

Un viaje por la america profunda sustentado en baladas crepusculares que emanan en su mayor铆a una profunda melancol铆a y ciertas dosis de tristeza. Todo ello hilvanado con una instrumentaci贸n tan elegante como m铆nima, de la que son magistralmente responsables las guitarras de dos veteranos tan curtidos como Bill Frisell y Greg Leisz que acaban por convertirse en los verdaderos protagonistas del disco, al saber apuntalar en su justa medidas las historias de carretera que la rota voz de Lucinda Williams nos narra.

Un 谩lbum doble de devenir lento que se va colando poco a poco en tu reproductor para dejarte una sensaci贸n de comatoso enso帽amiento, ideal para esas fr铆as tardes de invierno en las que no te importa regodearte con esa aflicci贸n interna que acaba por envolverlo absolutamente todo.

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Kepa Arbizu. elgiradiscos. - La madurez no es un t茅rmino relacionado 煤nicamente con la variable tiempo ni tampoco definido bajo un valor absoluto, al contrario, puede ser un estado que se vaya consolidando o completando con el transcurrir de los a帽os. A estas alturas utilizar dicha palabra para referirse al cancionero contempor谩neo de Lucinda Wiliams puede sonar incluso irreverente, pero resulta irremediable no aplicarlo a unas 煤ltimas publicaciones que vienen cargadas de un sentimiento de libertad creadora que sin duda es digno de mencionar y resaltar. 


A lo largo de la carrera de la que ya con seguridad se puede considerar como la int茅rprete femenina m谩s importante de las 煤ltimas d茅cadas dentro del rock americano, sus confrontaciones y/o decepciones con la llamada industria musical han sido habituales. A trav茅s de la creaci贸n de su propio sello, Highway 20 Records, inaugurado con su anterior disco “Down Where the Spirit Meets the Bone”, hemos asistido a lo que se podr铆a asemejar a una desinhibici贸n total respecto a cualquier tipo de compromiso/obligaci贸n art铆stica, incluso referida a sus propios fans. Ella misma frente al espejo. Esa es la 煤nica ley que parece haber regido estos 煤ltimos trabajos.


Relacionando su reci茅n publicado “The Ghosts of Highway 20” con su antecesor se vislumbran varios puntos en com煤n, incluido su formato doble. Tanto es as铆 de hecho que el plantel musical utilizado en ambos es b谩sicamente el mismo, lo que incluye el aut茅ntico lujo de contar con entre otros los excelsos guitarristas Greg Leisz y Bill Frisell, algo no demasiado raro si tenemos en cuenta que ambos repertorios pertenecen a la misma sesi贸n de grabaci贸n. Pero quiz谩s lo m谩s importante que comparten, si lo anterior no fuese ya suficiente, es precisamente esa decisi贸n de realizar el disco que la norteamericana quer铆a, algo no tan sencillo aunque parezca una obviedad, porque si con el pret茅rito ya hubo ciertos seguidores que se perdieron en los vericuetos de sus m谩s de cien minutos y m煤ltiples estilos, con la llegada del nuevo material vuelve a desconcertar al mostrarse de manera expl铆cita sobria, 谩rida y descarnada.


“The Ghosts of Highway 20”, tal y como se desprende del t铆tulo, hace menci贸n a todas esas circunstancias que la autora ha ido acumulando en el recorrido de dicha carretera, tratada por encima de todo como una met谩fora de transcurso vital y mostrada como compendio de ilusiones rotas, recuerdos, melancol铆a..., todo ello, eso s铆, bajo la forma de (duro) proceso de aprendizaje. Y qu茅 mejor manera para abordar ese alimento emocional, en la mayor铆a de las ocasiones doloroso, que recurrir a su faceta m谩s polvorienta pero tambi茅n en la que se manifiesta m谩s trascendental e 铆ntima. Caracter铆sticas que junto a la extensi贸n del trabajo hacen que el paso sea lento pero marcando los surcos de manera mucho m谩s honda.


No parece existir una palabra m谩s adecuada para titular el tema inicial de este (doble) disco que “Dust”, canci贸n encargada por su situaci贸n de sentar las bases del sonido del 谩lbum, un rock de aspecto sobrio y profundo, bajo un ritmo paciente pero embriagador y que nos avisa de la ya irrefrenable inmersi贸n en las entra帽as de la artista. Sensaciones que no impiden que “House of Earth”, tema escrito por Woody Guthrie, se detenga, a pesar del minimalismo que rodea a la composici贸n, en un juego detallista de guitarras, un elemento 茅ste, el de las seis cuerdas, que a lo largo de todo el disco tendr谩n un peso capital al lograr adoptar una vibrante profundidad y adaptarse al esp铆ritu que descansa sobre el 谩lbum. Unas caracter铆sticas que lograr谩n el culmen en la acongojante 茅pica inyectada en la canci贸n hom贸nima, en el acercamiento al “Factory” de Bruce Springsteen, aproxim谩ndola hacia un gospel inquietante, o el des茅rtico soul que transmite “If There’s a Heaven”, dedicada a su padre, del que ya adaptara uno de sus poemas en el anterior trabajo.


Importa, y mucho, en el resultado global del trabajo la voz de Lucinda, y no es balad铆 el comentario, sino la constataci贸n de la (afligida) sinceridad con la que resuena, ya sea en “I Know All About it”, dirigida por una visible bater铆a y donde nos la encontramos en un modo recitativo, o en la letan铆a de “Death Came”, sonando tan real y cercana que parece estar apoyada junto a nosotros en la barra de cualquier bar solitario. La melancol铆a en su materializaci贸n m谩s reposada se filtrar谩 en la casi luminosa “Place in My Heart” o en la comedida “Louisiana Story”.


A lo largo del disco, aunque no exista ese picoteo de estilos que hab铆a en el anterior en detrimento de un ambiente m谩s compacto en el actual, tambi茅n hay algunos devaneos por diferentes tonalidades. As铆 “Doors of Heaven” conectar谩, a su estilo, con la tradici贸n del blues rural, compactando a Robert Johnson con Tony Joe White, mientras que “Bitter Memory” a帽adir谩 a ese g茅nero un din谩mico cariz country. Y si en “If My Love Could Kill” introduce dejes fronterizos, que no impiden que suene igual de hiriente, “Faith and Grace” recurre a una s贸rdida sensualidad para finiquitar el 谩lbum.


“The Ghost of Highway 20” es pura, y cruda, vida cantada por Lucinda Williams, y eso quiere decir, conociendo el curr铆culm de la int茅rprete, que el adusto rock es la banda sonora para unas historias en las que las s谩banas lloran, las carreteras suspiran entre derrotas y el polvo del camino impide alcanzar la visi贸n del ma帽ana en no pocas ocasiones. Nadie como ella sabe convertir esa angustia en aut茅ntica belleza, doliente, pero intensa belleza, como la que rezuma este extraordinario disco.






•elmercuriodigital• 

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