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Menores refugiados vivieron la alegría del Carnaval en el desfile de Rio de Janeiro

RIO DE JANEIRO, Brasil, (ACNUR) - Al participar en el desfile de la escuela de samba infantil “Mangueira da Amanhã”, 35 niños e adolescentes refugiados hicieron historia en plena Marquês da Sapucaí, la avenida famosa en todo el mundo por el Carnaval de Rio de Janeiro. El pasado martes ellos mostraron mucho entusiasmo e incluso samba en sus piecitos, mientras se sumaban con ritmo y determinación, al desfile de samba.



© ACNUR/ M.Pachioni Menores refugiados desfilando en la avenida Marquês de Sapucaí


Poco antes del desfile, en la concentración de la escuela, los niños -quienes participaban por primera vez en la celebración del Carnaval- se organizaron en tres filas, una alineación que debían mantener durante todo el recorrido en la avenida. El presidente de la escuela “Mangueira da Amanhã”, Alcindo José Silva, conocido como Soca, agradeció en nombre de toda la escuela la presencia de los niños refugiados.

Al entrar en la avenida cantando el samba-enredo de la escuela, mezclaron la aprensión de los primeros pasos con un sentimiento de felicidad que creció a lo largo del recorrido. La emoción de estar en la avenida Marquês da Sapucaí, el ritmo cautivante de los tambores y la multitud de voces entonando el samba-enredo hicieron que los niños refugiados se soltaran y pusieran en práctica todo lo que habían aprendido sobre el arte del samba ¡y el resultado no se hizo esperar!

Originarios de siete diferentes países (Siria, Jordania, Palestina, Sudán, Angola, Congo y Liberia), los niños refugiados hicieron que el samba se pareciera a un baile típico de sus lugares de origen. Siempre con la cara sonriente, bailaron con habilidad y dedicación. Algunos apenas movían los brazos y cantaban con diferentes acentos la canción de la escuela, ajustándola con la imaginación para no perder el ritmo.



Con tanta emoción, la formación inicial se deshizo y los niños se dejaron llevar por la espontaneidad y el calor del desfile. En toda la extensión de la Marquês da Sapucaí fueron aplaudidos por el público y captaron la atención de los periodistas que cubrían el desfile.

“Me gustó mucho todo, y lo mejor fueron los tambores”, dijo la pequeña Verónica, de 11 años, que vivía en Sudán y llegó a Brasil hace 4 años. “Fue muy bueno, súper lindo, especialmente el sonido de los tambores. Yo ya lo había visto en televisión, pero hoy lo sentí de cerca. Espero que el próximo año podamos volver. Fue el momento más inolvidable de mi vida”, dijo orgullosa la angolana Benedita.

El desfile fue promovido por la organización no gubernamental brasileña IKMR (del inglés “I Know My Rights”, o “Yo Conozco Mis Derechos”), con el apoyo de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Los niños refugiados viven en São Paulo y fueron acompañados por IKMR.

Su participación en el desfile de la escuela “Mangueira da Amanhã” fue sugerida por la cantante Maria Bethania, quien recibió un homenaje por parte de la escuela Estação Primeira da Mangueira, campeona del desfile principal del Carnaval 2016, y que incluye “Mangueira da Amanhã” como parte de su proyecto social.

Con el título “Érase una vez -la Mangueira da Amanhã va a cantar para ustedes” el samba-enredo de la escuela resaltó el lado positivo de ser niño y la imaginación asociada a diferentes cuentos de hadas e historias infantiles. Los niños refugiados formaron la fila dedicada a “Pluft, el fantasmito”, un clásico de Maria Clara Machado.



© ACNUR/ M.Pachioni
Los niños refugiados se preparan para entrar en la avenida del samba, un momento único y inolvidable.

“Tuve que salir de mi país, Siria, debido a la guerra. Hoy estoy muy feliz porque Brasil es un país muy seguro, con gente muy simpática y bondadosa. Y se va poner aún mejor porque mi tío y mi abuela vendrán a Brasil para quedarse con nosotros”, contó Hannah, de 12 años, que ya asimiló bien la cultura brasileña.



Los padres y responsables que acompañaron los niños refugiados también pudieron aprovechar los momentos lúdicos propiciados por el Carnaval. “Vine a acompañar mi hermana en este desfile y creo que el Carnaval pueda ayudarla a entender mejor Brasil y su cultura, a través de la danza y la música. Sentimos mucho el hecho de estar lejos de nuestros amigos, de nuestra cultura, lo que hace que la nostalgia aumente”, afirmó el congoleño Hidras Tuala, quien estudia y trabaja en São Paulo.

Los niños refugiados, que ahora ya se consideran sambistas, regresaron a São Paulo pensando en el Carnaval de 2017. El presidente de la escuela “Mangueira da Amanhã”, Alcindo José Silva, renovó el invito esperando que el próximo año la fila de los refugiados sea aún más grande.

“Ellos están cansados por el largo día que tuvieron, con muchas actividades, pero estoy segura de que después del desfile se van a quedar despiertos, conversando entre sí sobre todo lo que pasó hoy. Seguramente nadie va a poder dormir en el viaje de regreso a casa. La emoción es más fuerte del cansancio”, dijo la directora y fundadora de IKMR, Vivianne Reis, quien también estaba agotada después del desfile.

Por Miguel Pachioni, de Rio de Janeiro, Brasil.












•elmercuriodigital• 




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