"Nos faltará su mirada sobre el mundo". Eco escribía regularmente en el semanario L'Espresso, y tenía una mirada muy crítica sobre la sociedad moderna, la manipulación en el periodismo y la corrupción. "La cultura no está en crisis, es una crisis continua. La crisis es condición necesaria para su desarrollo”, decía

El escritor y semiólogo italiano Umberto Eco, autor de obras inolvidables como El nombre de la rosa o El péndulo de Foucault, falleció este viernes en su casa a los 84 años, informó este sábado el diario italiano La Repubblica.
Umberto Eco, aquejado de cáncer desde hace un tiempo, falleció en su domicilio de Milán la noche del viernes, anunció su familia a la prensa italiana. Tenía 84 años.
"Fue un gran ejemplo de intelectual europeo", afirmó el primer ministro italiano, Matteo Renzi. "Encarnaba la inteligencia única del pasado y una capacidad infatigable de anticipar el futuro".
Nacido el 5 de enero de 1932 en Alessandria (norte de Italia), Eco estudió filosofía en la Universidad de Turín y consagró su tesis al "problema estética en Tomás de Aquino".
Cuando se acercaba a los 50 años, publicó su primera novela, en 1980: 'El nombre de la rosa', de la que se vendieron millones de ejemplares y fue traducida a 43 idiomas.
El director francés Jean-Jacques Annaud la llevó al cine con Sean Connery en el papel del franciscano Guillermo de Baskerville, exinquisidor encargado de resolver la sospechosa muerte de un monje en una abadía del norte de Italia.
"Visitamos un montón de monasterios juntos, tenía una energía increíble", dijo Annaud a la radio France Info, rindiendo homenaje a "una persona fascinante". "Me dejó total libertad, incluso para seleccionar a Sean Connery", recuerda.
El fallecido intelectual deja una viuda, Renate Ramge Eco, una profesora alemana de arte, con la que se casó en 1962 y tuvo un hijo y una hija.
Se cuenta que su apellido responde a las iniciales de la expresión latina "ex caelis oblatus", que significa "regalo del cielo", y que le fue dada por un funcionario a su abuelo.
"Umberto Eco ha sido una presencia importante en la vida cultural italiana de los últimos 50 años, pero su nombre sigue innegablemente vinculado, a nivel internacional, al extraordinario éxito de su novela 'El nombre de la rosa'", señala Il Corriere della Sera.
"Nos faltará su mirada sobre el mundo", escribe La Repubblica.
Umberto Eco y otros grandes nombres de la literatura italiana habían decidido abandonar en noviembre pasado su editorial histórica Bompiani, comprada recientemente por el grupo Mondadori (propiedad de la familia Berlusconi), para incorporarse a otra, nueva e independiente, llamada La nave di Teseo, en honor al mítico rey de Atenas.
Políglota, Eco dio clases en varias universidades, sobre todo en Bolonia (norte), donde ocupó la cátedra de semiótica hasta octubre de 2007, año de su jubilación. También tocaba el clarinete.
Eco explicó que llegó tarde a la ficción por "considerar la escritura novelesca un juego de niños que no tomaba en serio".
Después de 'El nombre de la rosa', ofreció a sus lectores 'El péndulo de Foucault' (1988), "La isla del día antes' (1994) y 'La misteriosa llama de la Reina Loana' (2004). Su última novela, 'Número cero', publicada en 2014, es un relato policial contemporáneo centrado en el mundo de la prensa. También escribió decenas de ensayos sobre temas tan dispares como estética medieval, la poética de Joyce, la memoria vegetal, James Bond, la historia de la belleza o de la fealdad.
"Lo bello se sitúa dentro de ciertos límites mientras que lo feo es infinito, por lo tanto más complejo, más variado, más divertido", explicaba en una entrevista en 2007, y añadía que "siempre le inspiraron afecto los monstruos".
Hombre de izquierdas, Eco escribía regularmente en el semanario L'Espresso, y tenía una mirada muy crítica sobre la sociedad moderna.
"Las redes sociales han dado la palabra a legiones de imbéciles que antes sólo hablaban en el bar, con un vaso de vino encima y no causaban ningún daño al colectivo", declaró recientemente, recuerda el diario Il Messaggero. "Les mandaban callar enseguida mientras que hoy tienen el mismo derecho a la palabra que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles", dijo.
Entre sus obras maestras, destaca El nombre de la rosa (1980), un éxito de ventas ambientado en el siglo XIV, que narra la investigación que realizan fray Guillermo de Baskerville y su pupilo Adso de Melk alrededor de una misteriosa serie de crímenes que ocurren en una abadía.
La novela fue reeditada en numerosas ocasiones, merecedora del premio Strega (1981), en Italia, y el premio Medicis, en Francia, y fue llevada más tarde al cine por el director J.J. Annaud con gran éxito.
Ocho años después publicó El péndulo de Foucalt, también una de sus mejores títulos que narra la historia de tres intelectuales que inventan un supuesto plan de los templarios para dominar el mundo.
Eco fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades
El péndulo de Foucault fue publicada en Italia en 1988, y fue uno de los libros más vendidos ese año, aunque la crítica no mostró demasiado interés por ella, excepto “L’Osservatore Romano”, órgano oficial de la Santa Sede, que en un inusitado ataque la tachó de “bufonada, pura charlatanería, profanación y blasfemia”.
Su último libro fue Número cero, un libro en el que abordó los misterios que rodearon la muerte el dictador italiano Benito Mussolini. La novela, publicada en España en abril de 2015, fue editada en otros 34 países y en ella realizó una feroz e irónica crítica al mal periodismo, la mentira y la manipulación de la historia.
Galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el 2000, Eco además de ser conocido por novelas como La isla del día antes, Baudolino o La misteriosa llama de la reina Loana, a lo largo de su vida profesional también fue responsable de numerosos ensayos sobre semiótica, estética medieval, lingüística y filosofía.
Su primera obra de semiótica fue La structura assente, publicada en 1968, y a ella le siguieron Forme del contenuto y Il segno (1973), dos aclaraciones de la primera que culminaron en una obra más completa sobre la materia, Tratado de semiótica general, publicada en 1975.
Trabajó en la RAI desde 1954 hasta 1958, y después fue profesor agregado de Estética de 1962 a 1965 en las universidades de Turín y de Milán.
Se inició en el neovanguardista Grupo 63 de intelectuales, y publicó su estudio sobre el arte contemporáneo, “Opera aperta”(1962), al que le siguieron “Diario mínimo” (1963) y su conocido “Apocalípticos e integrados, 1965” sobre cultura de masas y medios de comunicación.
Colaboró, además, en publicaciones como The Times Literary Supplement y Tel Quel, y durante 35 años con la editorial Bompiani.
En 1988 fundó el departamento de Comunicación de la Universidad de San Marino, y además fue profesor emérito y presidente de la Escuela Superior de Estudios Humanísticos de la Universidad de Bolonia (norte) desde 2008.
Nombrado por la Mesa del Consejo de la UNESCO (1992), miembro de su Foro de Sabios, junto a otros intelectuales es miembro de la Academia Universal de Culturas, Eco fue nombrado Doctor “honoris causa” por más de 25 universidades de todo el mundo, entre ellas, la Complutense de Madrid, Tel Aviv, Atenas, Varsovia y Berlín.
Legión de Honor de Francia desde 1993 y premio austríaco de Literatura Europea por toda su obra en 2004, en Salzburgo, en sus últimos años de vida compaginó su actividad académica y literaria con conferencias, coloquios, debates y colaboraciones en los medios de comunicación.
•elmercuriodigital•

El escritor y semiólogo italiano Umberto Eco, autor de obras inolvidables como El nombre de la rosa o El péndulo de Foucault, falleció este viernes en su casa a los 84 años, informó este sábado el diario italiano La Repubblica.
Umberto Eco, aquejado de cáncer desde hace un tiempo, falleció en su domicilio de Milán la noche del viernes, anunció su familia a la prensa italiana. Tenía 84 años.
"Fue un gran ejemplo de intelectual europeo", afirmó el primer ministro italiano, Matteo Renzi. "Encarnaba la inteligencia única del pasado y una capacidad infatigable de anticipar el futuro".
Nacido el 5 de enero de 1932 en Alessandria (norte de Italia), Eco estudió filosofía en la Universidad de Turín y consagró su tesis al "problema estética en Tomás de Aquino".
Cuando se acercaba a los 50 años, publicó su primera novela, en 1980: 'El nombre de la rosa', de la que se vendieron millones de ejemplares y fue traducida a 43 idiomas.
El director francés Jean-Jacques Annaud la llevó al cine con Sean Connery en el papel del franciscano Guillermo de Baskerville, exinquisidor encargado de resolver la sospechosa muerte de un monje en una abadía del norte de Italia.
"Visitamos un montón de monasterios juntos, tenía una energía increíble", dijo Annaud a la radio France Info, rindiendo homenaje a "una persona fascinante". "Me dejó total libertad, incluso para seleccionar a Sean Connery", recuerda.
El fallecido intelectual deja una viuda, Renate Ramge Eco, una profesora alemana de arte, con la que se casó en 1962 y tuvo un hijo y una hija.
Se cuenta que su apellido responde a las iniciales de la expresión latina "ex caelis oblatus", que significa "regalo del cielo", y que le fue dada por un funcionario a su abuelo.
"Umberto Eco ha sido una presencia importante en la vida cultural italiana de los últimos 50 años, pero su nombre sigue innegablemente vinculado, a nivel internacional, al extraordinario éxito de su novela 'El nombre de la rosa'", señala Il Corriere della Sera.
"Nos faltará su mirada sobre el mundo", escribe La Repubblica.
Umberto Eco y otros grandes nombres de la literatura italiana habían decidido abandonar en noviembre pasado su editorial histórica Bompiani, comprada recientemente por el grupo Mondadori (propiedad de la familia Berlusconi), para incorporarse a otra, nueva e independiente, llamada La nave di Teseo, en honor al mítico rey de Atenas.
Políglota, Eco dio clases en varias universidades, sobre todo en Bolonia (norte), donde ocupó la cátedra de semiótica hasta octubre de 2007, año de su jubilación. También tocaba el clarinete.
Eco explicó que llegó tarde a la ficción por "considerar la escritura novelesca un juego de niños que no tomaba en serio".
Después de 'El nombre de la rosa', ofreció a sus lectores 'El péndulo de Foucault' (1988), "La isla del día antes' (1994) y 'La misteriosa llama de la Reina Loana' (2004). Su última novela, 'Número cero', publicada en 2014, es un relato policial contemporáneo centrado en el mundo de la prensa. También escribió decenas de ensayos sobre temas tan dispares como estética medieval, la poética de Joyce, la memoria vegetal, James Bond, la historia de la belleza o de la fealdad.
"Lo bello se sitúa dentro de ciertos límites mientras que lo feo es infinito, por lo tanto más complejo, más variado, más divertido", explicaba en una entrevista en 2007, y añadía que "siempre le inspiraron afecto los monstruos".
Hombre de izquierdas, Eco escribía regularmente en el semanario L'Espresso, y tenía una mirada muy crítica sobre la sociedad moderna.
"Las redes sociales han dado la palabra a legiones de imbéciles que antes sólo hablaban en el bar, con un vaso de vino encima y no causaban ningún daño al colectivo", declaró recientemente, recuerda el diario Il Messaggero. "Les mandaban callar enseguida mientras que hoy tienen el mismo derecho a la palabra que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles", dijo.
Entre sus obras maestras, destaca El nombre de la rosa (1980), un éxito de ventas ambientado en el siglo XIV, que narra la investigación que realizan fray Guillermo de Baskerville y su pupilo Adso de Melk alrededor de una misteriosa serie de crímenes que ocurren en una abadía.
La novela fue reeditada en numerosas ocasiones, merecedora del premio Strega (1981), en Italia, y el premio Medicis, en Francia, y fue llevada más tarde al cine por el director J.J. Annaud con gran éxito.
Ocho años después publicó El péndulo de Foucalt, también una de sus mejores títulos que narra la historia de tres intelectuales que inventan un supuesto plan de los templarios para dominar el mundo.
Eco fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades
El péndulo de Foucault fue publicada en Italia en 1988, y fue uno de los libros más vendidos ese año, aunque la crítica no mostró demasiado interés por ella, excepto “L’Osservatore Romano”, órgano oficial de la Santa Sede, que en un inusitado ataque la tachó de “bufonada, pura charlatanería, profanación y blasfemia”.
Su último libro fue Número cero, un libro en el que abordó los misterios que rodearon la muerte el dictador italiano Benito Mussolini. La novela, publicada en España en abril de 2015, fue editada en otros 34 países y en ella realizó una feroz e irónica crítica al mal periodismo, la mentira y la manipulación de la historia.
Galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el 2000, Eco además de ser conocido por novelas como La isla del día antes, Baudolino o La misteriosa llama de la reina Loana, a lo largo de su vida profesional también fue responsable de numerosos ensayos sobre semiótica, estética medieval, lingüística y filosofía.
Su primera obra de semiótica fue La structura assente, publicada en 1968, y a ella le siguieron Forme del contenuto y Il segno (1973), dos aclaraciones de la primera que culminaron en una obra más completa sobre la materia, Tratado de semiótica general, publicada en 1975.
Trabajó en la RAI desde 1954 hasta 1958, y después fue profesor agregado de Estética de 1962 a 1965 en las universidades de Turín y de Milán.
Se inició en el neovanguardista Grupo 63 de intelectuales, y publicó su estudio sobre el arte contemporáneo, “Opera aperta”(1962), al que le siguieron “Diario mínimo” (1963) y su conocido “Apocalípticos e integrados, 1965” sobre cultura de masas y medios de comunicación.
Colaboró, además, en publicaciones como The Times Literary Supplement y Tel Quel, y durante 35 años con la editorial Bompiani.
En 1988 fundó el departamento de Comunicación de la Universidad de San Marino, y además fue profesor emérito y presidente de la Escuela Superior de Estudios Humanísticos de la Universidad de Bolonia (norte) desde 2008.
Nombrado por la Mesa del Consejo de la UNESCO (1992), miembro de su Foro de Sabios, junto a otros intelectuales es miembro de la Academia Universal de Culturas, Eco fue nombrado Doctor “honoris causa” por más de 25 universidades de todo el mundo, entre ellas, la Complutense de Madrid, Tel Aviv, Atenas, Varsovia y Berlín.
Legión de Honor de Francia desde 1993 y premio austríaco de Literatura Europea por toda su obra en 2004, en Salzburgo, en sus últimos años de vida compaginó su actividad académica y literaria con conferencias, coloquios, debates y colaboraciones en los medios de comunicación.
•elmercuriodigital•