Por las noches, cuando nadie las ve, las nubes bajan al r铆o.
Inclinadas sobre el r铆o, recogen el agua que m谩s tarde llover谩n sobre la tierra.
A veces, cuando est谩n en plena tarea, algunas nubes se caen, y el r铆o se las lleva.
Cuando llega la ma帽ana, cualquiera puede ver pasar a las nubes ca铆das.
Ellas derivan sobre las aguas, lentos barquitos de algod贸n, mirando al cielo.

Se cumple el primer aniversario de la muerte del escritor uruguayo
Coincidiendo con el primer aniversario de la muerte de Eduardo Galeano, ma帽ana se presenta su libro p贸stumo "El cazador de historias", un texto que dej贸 acabado antes de morir y que constituye "un regalo" para sus numerosos lectores, ya que en 茅l se encierra su 煤ltima llamada a la no resignaci贸n y a la acci贸n.
"El cazador de historias", publicado por Siglo XXI, es un libro que el escritor uruguayo termin贸 meses antes de morir, pero debido a su delicado estado de salud, tanto su familia como la editorial, prefirieron no publicarlo para que el escritor no se cansara, explica a Efe el editor del sello Jes煤s Espino.
E
l Monstruo de Buenos Aires
As铆 lo vio, o lo imagin贸, y as铆 lo llam贸, el sacerdote franc茅s Louis Feuill茅e.
Este monstruo fue uno de los espantos que ilustraron el libro de memorias de su viaje por tierras sudamericanas, reinos de Sat谩n, entre 1707 y 1712.
El poderoso cero
Hace cerca de 2 mil a帽os, el signo del cero fue grabado en las estelas de piedra de Uaxact煤n y en otros centros ceremoniales de los mayas.
Ellos hab铆an llegado m谩s lejos que los babilonios y los chinos en el desarrollo de esta llave que abri贸 paso a una nueva era en las ciencias humanas.
Gracias a la cifra cero, los mayas, hijos del tiempo, sabios astr贸nomos y matem谩ticos, crearon los calendarios solares m谩s perfectos y fueron los m谩s certeros profetas de los eclipses y otras maravillas de la naturaleza.
La primera flauta
Un cazador se perdi贸, alguna vez, en alguno de los laberintos de la selva amaz贸nica.
Despu茅s de mucho vagar, se dej贸 caer al pie de un cedro y all铆 qued贸 dormido.
Fue despertado por el sol y por una m煤sica jam谩s escuchada.
Entonces, el cazador perdido descubri贸 que un p谩jaro carpintero, de cabeza roja, largo cuello y pico poderoso, estaba picoteando una rama.
La m煤sica nac铆a del viento que entraba por los agujeros que el p谩jaro excavaba.
El cazador aprendi贸. Imitando al viento y al p谩jaro, cre贸 la primera flauta americana.
La reci茅n nacida
En el 煤ltimo d铆a de abril del a帽o 2013, Galul煤 Guagnini naci贸 en Caracas.
El padre, Rodolfo, explic贸:
–Ella vino para ense帽arnos todo de nuevo.
La lluvia
Entre todas las m煤sicas del mundo y del cielo, entre todas las que escucho desde arriba y desde abajo, yo elijo el concierto para lluvia sola.
Como en misa la oigo, cada vez que se deja sonar en la claraboya de mi casa.
El oficio de escribir
De Onetti aprend铆, tambi茅n, el placer de escribir a mano.
A mano trabajo cada p谩gina, qui茅n sabe cu谩ntas veces, palabra tras palabra, hasta que paso en limpio, en la computadora, la 煤ltima versi贸n, que siempre resulta ser la pen煤ltima.
Por qu茅 escribo /3
Para empezar, una confesi贸n: desde que era beb茅 quise ser jugador de f煤tbol. Y fui el mejor de los mejores, el n煤mero uno, pero s贸lo en sue帽os, mientras dorm铆a.
Al despertar, no bien caminaba un par de pasos y pateaba alguna piedrita en la vereda, ya confirmaba que el f煤tbol no era lo m铆o. Estaba visto: yo no ten铆a m谩s remedio que probar alg煤n otro oficio. Intent茅 varios, sin suerte, hasta que por fin empec茅 a escribir, a ver si algo sal铆a.
Intent茅, y sigo intentando, aprender a volar en la oscuridad, como los murci茅lagos, en estos tiempos sombr铆os.
Intent茅, y sigo intentando, asumir mi incapacidad de ser neutral y mi incapacidad de ser objetivo, quiz谩s porque me niego a convertirme en objeto, indiferente a las pasiones humanas.
Intent茅, y sigo intentando, descubrir a las mujeres y a los hombres animados por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza, m谩s all谩 de las fronteras del tiempo y de los mapas, porque ellos son mis compatriotas y mis contempor谩neos, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido.
Intent茅, intento, ser tan porfiado como para seguir creyendo, a pesar de todos los pesares, que nosotros, los humanitos, estamos bastante mal hechos, pero no estamos terminados. Y sigo creyendo, tambi茅n, que el arco铆ris humano tiene m谩s colores y m谩s fulgores que el arco铆ris celeste, pero estamos ciegos, o m谩s bien enceguecidos, por una larga tradici贸n mutiladora.
Y en definitiva, resumiendo, dir铆a que escribo intentando que seamos m谩s fuertes que el miedo al error o al castigo, a la hora de elegir en el eterno combate entre los indignos y los indignados.
Vivir por curiosidad
La palabra entusiasmo proviene de la antigua Grecia, y significaba: tener a los dioses adentro.
Cuando alguna gitana se me acerca y me atrapa una mano para leer mi destino, yo le pago el doble para que me deje en paz: no conozco mi destino, ni quiero conocerlo.
Vivo, y sobrevivo, por curiosidad.
As铆 de simple. No s茅, ni quiero saber, cu谩l es el futuro que me espera. Lo mejor de mi futuro es que no lo conozco.
•elmercuriodigital•