“No esper谩bamos vivir as铆 aqu铆. Ojal谩 nos hubi茅ramos quedado en Siria, no tendr铆amos este tipo de vida. Lloramos d铆a y noche, lloramos incluso cuando estamos comiendo. Es una verg眉enza vivir de esta forma. Esc煤chennos. D茅jennos cruzar”

Desesperaci贸n para todas las edades. Un hombre levanta a un ni帽o durante una protesta de migrantes y refugiados para la apertura de la frontera, en el campamento improvisado en Idomeni, Grecia, el 6 de abril de 2016. AFP / Bulent Kilic
Enferma, embarazada de dos meses y viviendo durante semanas en una tienda en la frontera de Grecia con Macedonia, una mujer arriesg贸 las vidas de sus dos peque帽os hijos para huir de Siria y cruzar el mar Egeo desde Turqu铆a. Pero esperaba mucho m谩s: “No esper谩bamos vivir as铆 aqu铆. Ojal谩 nos hubi茅ramos quedado en Siria, no tendr铆amos este tipo de vida. Lloramos d铆a y noche, lloramos incluso cuando estamos comiendo. Es una verg眉enza vivir de esta forma. Esc煤chennos. D茅jennos cruzar”
“¡Abran la frontera!”, grita la multitud. M谩s de 11.000 personas migrantes y refugiadas est谩n todav铆a atrapadas aqu铆 en Idomeni, al norte de Grecia, y muchas de ellas se niegan a moverse, con la esperanza de que se reabra la frontera.
Algunas familias se reunieron junto a ella con sus pertenencias despu茅s de que se extendieran rumores de que se permitir铆a el paso. La protesta que sigui贸 fue muy pac铆fica, pero la desesperaci贸n es patente.
“Tengo 72 a帽os, mi esposa est谩 muerta, soy un viejo, no tengo nada en Siria, ni casa ni dinero ni trabajo, nada con qu茅 vivir. La 煤nica esperanza es Europa”.
Unas 1.500 personas han tomado autobuses para ir a otros campamentos en los 煤ltimos d铆as, seg煤n las autoridades griegas, que han prometido mejores condiciones. Pero la mayor铆a prefiere estar cerca de la frontera, por temor a que, si se van a otro lugar, el mundo se olvidar谩 de ellos.
Los griegos han sufrido su propia y gigantesca crisis financiera, y los campesinos locales dicen que, aunque les dan pena los refugiados, ellos tambi茅n est谩n luchando por sobrevivir. Sus campos han sido pisoteados y los cultivos han quedado arruinados.
“Es un gran problema, un gran problema. Y si esto dura mucho, que el cielo nos ayude. Ellos se quedar谩n aqu铆 y nosotros nos tendremos que ir”
El futuro quiz谩 es incierto, pero ahora la vida aqu铆 ha retomado sus rutinas. Hay largas colas para recibir alimentos. La gente ha montado sus propios puestos comerciales, barber铆as incluidas. Las fronteras pueden estar cerradas, pero la crisis de los refugiados en Europa todav铆a no ha llegado a su fin. AFP
•elmercuriodigital•

Desesperaci贸n para todas las edades. Un hombre levanta a un ni帽o durante una protesta de migrantes y refugiados para la apertura de la frontera, en el campamento improvisado en Idomeni, Grecia, el 6 de abril de 2016. AFP / Bulent Kilic
Enferma, embarazada de dos meses y viviendo durante semanas en una tienda en la frontera de Grecia con Macedonia, una mujer arriesg贸 las vidas de sus dos peque帽os hijos para huir de Siria y cruzar el mar Egeo desde Turqu铆a. Pero esperaba mucho m谩s: “No esper谩bamos vivir as铆 aqu铆. Ojal谩 nos hubi茅ramos quedado en Siria, no tendr铆amos este tipo de vida. Lloramos d铆a y noche, lloramos incluso cuando estamos comiendo. Es una verg眉enza vivir de esta forma. Esc煤chennos. D茅jennos cruzar”
“¡Abran la frontera!”, grita la multitud. M谩s de 11.000 personas migrantes y refugiadas est谩n todav铆a atrapadas aqu铆 en Idomeni, al norte de Grecia, y muchas de ellas se niegan a moverse, con la esperanza de que se reabra la frontera.
Algunas familias se reunieron junto a ella con sus pertenencias despu茅s de que se extendieran rumores de que se permitir铆a el paso. La protesta que sigui贸 fue muy pac铆fica, pero la desesperaci贸n es patente.
“Tengo 72 a帽os, mi esposa est谩 muerta, soy un viejo, no tengo nada en Siria, ni casa ni dinero ni trabajo, nada con qu茅 vivir. La 煤nica esperanza es Europa”.
Unas 1.500 personas han tomado autobuses para ir a otros campamentos en los 煤ltimos d铆as, seg煤n las autoridades griegas, que han prometido mejores condiciones. Pero la mayor铆a prefiere estar cerca de la frontera, por temor a que, si se van a otro lugar, el mundo se olvidar谩 de ellos.
Los griegos han sufrido su propia y gigantesca crisis financiera, y los campesinos locales dicen que, aunque les dan pena los refugiados, ellos tambi茅n est谩n luchando por sobrevivir. Sus campos han sido pisoteados y los cultivos han quedado arruinados.
“Es un gran problema, un gran problema. Y si esto dura mucho, que el cielo nos ayude. Ellos se quedar谩n aqu铆 y nosotros nos tendremos que ir”
El futuro quiz谩 es incierto, pero ahora la vida aqu铆 ha retomado sus rutinas. Hay largas colas para recibir alimentos. La gente ha montado sus propios puestos comerciales, barber铆as incluidas. Las fronteras pueden estar cerradas, pero la crisis de los refugiados en Europa todav铆a no ha llegado a su fin. AFP
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