Por Miguel Ángel Sánchez de Armas En una entrega anterior me referí a la complejidad que ha adquirido el negocio del narcotráfico, sus varias actividades ilícitas asociadas y el gran volumen de recursos que maneja, lo que le ha convertido en una suerte de holding cuya administración requiere competencias cada vez más profesionales, tanto para operar en lo financiero como para blindar sus actividades de la acción de la justicia. Paralelamente, las autoridades se han visto obligadas a recurrir a personal con perfiles académicos más altos para poder hacer frente a este monstruo de mil cabezas que opera en la clandestinidad. Esta profesionalización pasa por la recopilación y análisis de datos que permitan tomar medidas para acotar el margen de maniobra de los cárteles de la droga. En Estados Unidos, agencias como la Drug Enforcement Administration (DEA) llevan a cabo tareas de acopio y sistematización de información y tienen programas editoriales que orientan la lucha contra el narco