OPINIÓN de Ana Cuevas Pascual. - A pesar de los escándalos de toda índole que se destapan en estos días, el ciudadano de a pie se queda con la inquietante sensación de que solo nos enteramos de la punta de un monumental iceberg. Aquí nada ni nadie es lo que parece. Un ex-presidente de la nación que defrauda a la Hacienda pública, involuntariamente, pese a sus antecedentes como inspector fiscal. Un respetable ex-ministro que cuenta cien versiones diferentes de cuentos panameños para justificar su distraída firma en documentos comprometedores que asegura no haber leído. ¡Hay que leer más! Sobre todo las cositas que firmamos, que luego pasa lo que pasa.