OPINIÓN de Teodoro Rentería Arróyave ACAPULCO, GUERRERO. El último ícono de la lucha antiapartheid en Sudáfrica, el arzobispo anglicano, Desmond Tutu, emprendió el viaje al éter eterno este domingo 26 a los 90 años de edad. Ni siquiera dudarlo: El Premio Nobel de la Paz 1984, ya descansa en paz. Todas las generaciones de los últimos tres tercios del siglo XX y de estos primeros 21 años del XXI, en una o en otra forma nos imbuimos de los ideales y de las luchas libertarias, de las luchas humanitarias, de las luchas contra la cruel y criminal segregación que los blancos y extranjeros impusieron a Sudáfrica desde la mitad del siglo pasado hasta su derogación oficial en 1992. Sí su gran amigo, Nelson Mandela, después de 27 años de cárcel gobernó a esa gran nación con tino y firmeza en la reconciliación, y por ello también fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1993, es de resaltarse que en esa línea, Tutu desempeñó el encargo de liderar la Comisión de la Verdad y la Reconciliaci