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Elecciones en Europa: Globalismo, continentalismo y universalismo

OPINIÓN de Wim Dierckxsens, Walter Formento.- Introducción

En los grandes medios de comunicación se habla y publica mucho sobre las derrotas de Trump: en su política migratoria, en torno al proyecto ´ObamaCare´, en la salida tal o cual secretario, entre otras cosa. Pero estos mismos grandes medios, parte de la plataforma global de comunicación del capital financiero, callan sistemáticamente en todos los idiomas las propias derrotas que están teniendo y más aún cuando nos concentramos en Europa en pleno proceso electoral, lo cual analizaremos en este artículo.

Las elecciones en Holanda, Francia y Alemania vienen ya siendo objeto de manipulación por los grandes medios como fue el caso del Brexit y en el proceso electoral en EUA donde se impuso Trump también sucedió. En estos casos los medios de comunicación fallaron rotundamente y observaremos ahora hasta donde sus intentos de desestabilizar a la Unión Europea pueden lograr o fallar en su nuevo intento de imponer sus escenarios y candidatos, siempre en el objetivo de lograr desarticular oponentes y unir fuerzas propias para imponer su proyecto de ´gobierno global´. Por ello decimos que las plataformas globalistas de comunicación no informan sino que actúan imponiendo relatos, políticas y candidatos.

Si las derrotas de los globalistas han logrado ser ocultadas al gran público, más aún serán ocultados los hechos que muestran cómo surge, en medio de esta disputa entre globalistas y continentalistas unipolares, un tercer actor que parece ganar paulatinamente el espacio necesario para ser el ganador final en la disputa: el proyecto de China y Eurasia de instaurar un Mundo Universalista y Multipolar.

Al mismo tiempo, la primera ministra británica, Theresa May al poner en marcha el Brexit el 29 de marzo, avanzo sin aclarar si su Gobierno aspira a negociar con la Unión Europea (UE) la permanencia del Reino Unido en el Espacio Económico Europeo (EEE). Ha manifestado sí su decisión de ser un "imán" para las inversiones e impulsar al Reino Unido para posicionarse como potencia del comercio mundial.

La lectura es que el Reino Unido además de no apostar por un gobierno global basado en las cities financieras, siendo parte del capital financiero globalista, abre a partir del Brexit una puerta hacia el Universalismo Multipolar con su impronta pero impulsado desde China y Eurasia.

No solo el proceso electoral en Europa echa luces sobre un probable acercamiento de la UE al proyecto universalista y multipolar, que tiene su mayor dinámica desde China y Eurasia, sino que además los 27 jefes de estado de la UE firmaron el pasado 25 de marzo la Declaración de Roma en el contexto del 60 aniversario de la Unión, donde se habla de consolidar una Europa unida y universalista. A la cual los medios por supuesto no le prestaron mayor atención. En la visita de los jefes de Estado al Vaticano, el mensaje del papa Francisco apuntaba en términos espirituales al reto de una Europa orientada hacia el proyecto universalista y multipolar, cuando afirmaba: ´Roma, con su vocación de universalidad, es el símbolo de esa experiencia y por eso fue elegida como el lugar de la firma de los Tratados´.

Como observamos, hay mucho a tener en cuenta para poder delimitar hacia donde se dirige la política internacional en esta coyuntura.

La manipulación globalista de la campaña electoral en Europa

En las primeras elecciones de 2017 de la Unión Europea (EU) en Holanda, las plataformas de comunicación dominantes basándose en sondeos dieron, hasta el penúltimo día, ventaja al nacionalista, xenófobo y euroescéptico Partido por la Libertad de Geert Wilders (PVV). Wilders, anunciaba en su campaña querer celebrar un referéndum sobre la permanencia o no del país en la Unión Europea, siguiendo el ejemplo del Reino Unido. La difusión de los medios en torno a la campaña por un referéndum sobre el Nexit (Netherlands Exit), tenía como objetivo crear un ambiente anti-Unión Europea, y particularmente, teniendo en cuenta las elecciones en otros países más grandes: Francia (abril-mayo) y Alemania (setiembre).

Los principales medios controlados por el capital financiero globalizado tildan a partidos como el de Wilders o Marine Le Pen de populistas al movilizar ciudadanos decepcionados contra los poderes supranacionales establecidos y terminar con sus representantes y sus símbolos: la Unión Europea y sus instituciones. Esto ocurre porque la izquierda tradicional en Europa (la socialdemocracia) está asociada a las políticas económicas y sociales de los globalistas. Este posicionamiento, al fin de cuentas, ha impedido la perspectiva de construcción de otra sociedad y más bien ha ido contra la clase trabajadora. Los grandes medios integran dentro del concepto de ´populismo´ cualquier contenido, con tal de lograr su objetivo. El uso del término ´populismo´ confunde, a nuestro parecer, un análisis más profundo del proceso electoral y sus fuerzas políticas, motivo por lo cual no usaremos el término en este análisis.

Es muy llamativo que al anunciar los resultados de las elecciones en Holanda, los medios no solo erraron en su pronóstico a partir de supuestos sondeos objetivos, sino la diferencia con el conservador partido VVD, del actual primer ministro de Holanda (que se ubica cada vez más a la derecha) fue abismal. El partido de Wilders (PVV) logró 20 escaños de 150, o sea un escaso 13% de los votos, lejos de los 33 escaños (22% de los votos) de los liberales del VVD. Por poca diferencia el PVV no quedó en quinto lugar al obtener los Democristianos (CDA) y el D66 (partido socioliberal-federalista-europeo y democrático), cada uno 19 escaños, o sea, 12.6% de los votos. Con estos datos queda claro que los principales medios (bajo control de los globalistas) nunca informaron con objetividad al gran público durante la campaña, sino que se dedicaron a manipular la opinión pública para promover un clima nacionalista-xenófobo y sobre todo antieuropeo para que los votos se orientaran en otra dirección, algo que de hecho no sucedió.

Para poder instaurar un Estado globalista unipolar y supranacional es necesario lograr la desintegración de la UE. El euroescepticismo constituye por lo tanto parte sustancial del mensaje que las plataformas globales de comunicación y sus redes propagan e instalan. Lo hacen con bombos y platillos, y esto coincide con el proyecto del capital financiero globalizado con sus centros de operaciones estratégicas en las cities de Nueva York y Londres en red con las cities de Paris, Frankfurt, Ámsterdam, etc. y los bancos centrales. El gran objetivo en 2017 es reforzar la posición de Marine Le Pen y su Frente Nacional en las elecciones claves de abril-mayo en Francia. En caso de su victoria en los comicios, Marine Le Pen, convocaría un referéndum sobre la salida de Francia de la UE. El euroescepticismo tiene que alcanzar su climax para las elecciones en Alemania a fin de derrocar a la canciller Ángela Merkel, líder indiscutible de la Unión Europea.

Las elecciones en Francia y el futuro de la Unión Europea

En Francia se realizará la elección presidencial el 23 de abril y se celebrará una segunda vuelta el 7 de mayo entre los dos candidatos con más votos. Las plataformas de medios francesas se han encargado en destacar, con sentido negativo, la supuesta rusofilia de François Fillon, tras su sorprendente victoria en la primera vuelta de las primarias. Según las encuestas Fillon sacó más de 28% de los votos, muy por encima de Macron y casi igualando a Marine Le Pen. De haberse consolidado la candidatura de Fillon, Marine Le Pen, líder del Frente Nacional y declarada favorita en la primera ronda presidencial, tendría que competir con este rival de los Republicanos, donde Fillon tendría posibilidades ciertas de derrotar a Le Pen. La posición de Fillon es que la única opción para derrotar a las bandas armadas del Daesh, como se demostró en el terreno en Siria, pasa por reconocer los aportes de Rusia en tal objetivo y también al gobierno sirio, posición que confronta con los intereses de los globalistas. Por lo tanto no tendría que ser el candidato ganador.

Es más, François Fillon tiene sus bases de apoyo entre los que aun adhieren al proyecto de Charles De Gaulle. Es bien conocida la histórica posición de De Gaulle en relación a la estrategia de tomar distancia e incluso enfrentar a los EUA, una posición opuesta al partido socialista de Hollande. La posición de Fillon es consolidar a la UE a partir de un fuerte vínculo entre Francia y Alemania, y reunir al conjunto de los europeos, pero equilibrando la inclusión de toda Europa y, por último, tener la mirada a favor de incluir a Rusia con la cual la UE se fortalecería. Sería una posición para ´Make Europe Great Again´. Aunque no lo plantea Fillon, esta posición política, sobre el devenir de la UE, apuntaría a la posibilidad de integrarse al proyecto Universalista del Multipolarismo Brics-Ampliado.

Con ello queda claro que Fillon obviamente no podía ser la opción para las fuerzas globalistas. La popularidad del candidato de Los Republicanos se redujo en la segunda ronda televisada a 17.5% a raíz de una investigación de la Justicia francesa, bien divulgada por los medios, para verificar si su hija Penelope Fillon realizó realmente el trabajo por el que cobró más de 900.000 euros. Esta información la lanzó el semanario satírico Le Canard Enchaîné. Detrás de esta campaña de difamación, está la Casa Global Rothschild, ya que es la misma casa que compró el edificio de Charlie Hebdo y donde funciona el semanario satírico mencionado.

La estrategia de poner a Le Pen en el centro de la publicidad durante la primera vuelta apunta a fomentar el euroescepticismo para lograr la fragmentación de la UE. Después de las elecciones en Holanda, donde la derrota de Wilders fue celebrada con bombos y platillos por los mismos grandes medios que habían pronosticado una alta posibilidad de triunfar. Después del resultado en Holanda en Francia no se observó una opinión pública suficientemente favorable para la campaña de Marine Le Pen. Sus opciones de ganar se situaban en el 26% y estaban en retroceso. Los medios apuestan todo a dos candidatos ganadores en la primera vuelta: Marine Le Pen y Emmanuel Macron. Este último emerge como candidato que ha salido de la nada, según los grandes medios. Macron es el candidato de la élite globalizante transatlántica y Le Pen solo ha de servir para fomentar el euroescepticismo por toda Europa. Para lograrlo los medios procuran orientar las preferencias para mantener a distancia los demás candidatos presidenciales.

En cuanto a la manipulación del proceso es importante prestar atención al comentario de Michael Bloomberg sobre la campaña electoral en Francia. Bloomberg es un magnate de los medios, quien dio su apoyo a la candidatura de Obama en 2012 y a Hillary Clinton en 2016 para las respectivas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Lo que él plantea tiene mucho significado no solo por lo que dice, sino por quién lo dice y a quiénes expresa. Bloomberg afirma que el atentado en Londres del 22 de marzo de 2017, en las puertas del Parlamento británico, disparó las opciones de victoria de Marine Le Pen para las elecciones en Francia, mostrando un abrupto repunte a más del 35%. El comentario se basa en los cálculos de las casas de apuestas. Nunca antes las casas de apuestas le habían concedido un 35% de posibilidades a Le Pen de ganar en los comicios presidenciales en Francia. Es muy notorio que en los últimos dos años Le Pen ha obtenido sus picos de popularidad, luego de cada atentado cometido en Europa por el “yihadismo islámico”.

Nuestra preocupación se eleva aún más cuando nos revelan quienes están detrás de los atentados terroristas de bandera falsa en Europa. Ole Dammegaerd (quien comenzó en 1983 a investigar a fondo el asesinato de John F. Kennedy y Martin Luther King) ha predicho los atentados llevados a cabo bajo bandera falsa en el último año y señala que es la propia élite que deja las evidencias necesarias para poder inferirlo. Dammegaerd informa que semanas antes del atentado bajo bandera falsa en París, la Casa Global Rothschild compró el edificio de Charlie Hebdo dejando señales que los globalistas están detrás de estos hechos. Además, señala que tanto el atentado en Bélgica hace un año, como el de Londres en marzo de 2017, sucedieron el día 22 de marzo (3/22). Lo anterior, afirma, tiene relación con una organización secreta que está detrás: la sociedad secreta de Skull and Bones. Es una sociedad masona y sinárquica con sede en EUA, que tiene como número oculto 3/22.

Emmanuel Macron, es el candidato favorito de los globalistas. Ha sido un banquero de negocios de primer nivel al servicio de la banca Rothschild. Macron, fue ministro de Economía del gobierno ´socialista´ de François Hollande y ahora es candidato a la presidencia de la República por la plataforma En Marche (En Marcha). En los años ochenta Macron fue invitado a participar en la conversión del partido socialista al globalismo neoliberal. Esta “Comisión para la liberación del crecimiento francés” había elaborado la concepción de las “300 propuestas para cambiar Francia” presentadas al presidente Sarkozy como un proyecto de gobierno. Sarkozy fracasó al ponerlas en marcha por las reacciones sindicales. Los socialistas llamados “de izquierda”, con Hollande, llevaron a cabo el proyecto y se permitieron drásticas medidas antisindicales con un discurso más tranquilizador. Al justificar una inmigración masiva en términos morales, como medida humanitaria, el partido socialista en Francia se asemeja al partido demócrata estadounidense, porque el partido se hundió con esta postura habiendo perdido buena parte de su electorado. Al partido socialista le sucede Macron como próximo socio político de la globalización neoliberal y su proyecto de crear "OTANistán".

Nunca un candidato serio a la presidencia se ha parecido tanto a un robot de los medios como Macron. Es una creación artificial concebida por los grandes medios. Los últimos sondeos muestran un empate técnico entre su candidatura y la de Marine Le Pen. A una distancia importante se encuentra el candidato republicano François Fillon. Los candidatos de izquierda están en posiciones prácticamente imposibles para finalizar en primera vuelta. Entre ellos está el socialista Benoît Hamon que no tiene ninguna posibilidad ni tampoco Jean-Luc Mélenchon quien, al igual que Podemos en España, actúa fuera del marco de los partidos tradicionales y tiende a cambiar la palabra "izquierda" por la palabra "pueblo".

Los grandes medios globalistas dan mucho espacio a Marine Le Pen para ganar en la primera vuelta porque de este modo instalan y promueven su discurso euroescéptico que debilita a la Unión Europea. Pero en la segunda vuelta, los globalistas esperan confiados poder derrotar a Le Pen. En relación con esto pueden esperarse nuevos hechos de falsa bandera, para luego atribuirlos a las mismas fuerzas ultra-nacionalistas. Ya está en marcha una campaña mediática para evitar que gane Le Pen en segunda vuelta y la existencia misma de la cadena rusa internacional RT servirá para generarla. Es sorprendente como en Francia está instalada la versión mediática globalista y de Hillary Clinton de que Rusia intervino y manipulo la escena electoral a favor de Trump. Cuando todos los datos facticos ya demostraron que fueron ellos lo que realmente intervinieron vía inteligencia electrónica e internet para manipular el escenario electoral.

Esto es una demostración más de la lucha absoluta de los medios globalistas por el control del “relato”. El control del “relato” es el corazón crítico del “soft power”. Sin que Rusia se entrometa en las elecciones, el relato es que sí lo hacen y que hasta manipulan los sondeos y eventuales resultados. “Nuestro” relato (globalista) es la verdad y lo que “ellos” dicen es falsa y mera propaganda y lo que hacen es motivo de guerra fría.

La campaña que denuncia las “falsas noticias” que partirían de Moscú golpea fuerte aún hoy en EUA y está muy presente no solo en Francia sino también en Alemania (Deutsche Welle) con las elecciones generales en perspectiva para setiembre. La acusación directa es que Marine Le Pen es “la candidata de Moscú”. Esta noticia no solo supone arruinar sus chances de triunfar en segunda vuelta, sino que también se trata de un globo sonda capaz de suscitar una “revolución de color” si ganara la elección el 7 de mayo.

La injerencia de la CIA en las elecciones extranjeras es histórica y mundialmente utilizada y no se limita a emitir boletines noticiosos controvertidos. Las mismas fuerzas actúan aquí apoyando a Macron, dispuestos a estigmatizar a todo oponente en segunda vuelta como un instrumento de Moscú y, de ser necesario, crear hechos de falsa bandera para legitimar acciones que consideran necesarias. Para los globalistas no puede haber otro Brexit.

Las fuerzas en pugna en torno a la Unión Europea


a) La dialéctica del nacionalismo europeo

Hay una aparente y contradictoria tendencia con la que juegan las fuerzas políticas nacionalistas y anti-UE de la llamada “extrema derecha”. En la carrera hacia la “toma del poder político” de las instituciones comunitarias, estas fuerzas políticas utilizan las únicas herramientas democráticas disponibles. Utilizan las elecciones al parlamento de la UE para poder avanzar y tener representación a nivel europeo y no solo ser una coalición de pequeñas representaciones locales. Concretamente, el grupo político creado en junio de 2015 por el Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen y el PVV de Geert Wilders, el Grupo Europa de las Naciones y las Libertades (ENL) se compone de 40 miembros y 7 partidos políticos de 7 países diferentes. Es el mínimo requerido de países a representar para constituir un grupo político en el Parlamento Europeo.

Vale señalar que este Grupo representa a 5 de las 6 naciones fundadoras que constituyen el corazón de Europa: Francia, Alemania, Italia, Países Bajos y Bélgica. Solo falta el paraíso fiscal Luxemburgo. Los resultados de las últimas elecciones europeas en 2014 les dieron 40 escaños. Estos 40 parlamentarios constituyen el grupo político más pequeño del Parlamento Europeo (5,4%), aunque ciertamente también es la fuerza más consistente y decidida. Es realmente una situación contradictoria que la llamada ultra derecha europea nacionalista, xenófoba y euroescéptica se presente, como la fuerza política trans-europea por excelencia para las elecciones en 2019.

Esta llamada “derecha” o “extrema derecha” es también la expresión conservadora en cada país de las burguesías que han quedado relegadas en la conformación del bloque oligárquico continental de la UE. Estas burguesías nacionales están a la defensiva ante la oligarquía que asciende y centraliza poder a nivel de las instituciones de la UE. La última expresa lo que se denomina como el establishment o estamento de poder económico-estratégico en la Unión Europea. Desde la creación misma de la CEE en 1957, estas burguesías nacionales (Francesa, Alemana, Italiana, Griega, Española, Holandesa, etc.) están a la defensiva y entran en conflicto con poderes regionales. Esto solo se ha ido profundizando a partir de la caída del Muro de Berlín 1989 y de la URSS en 1991 y más aún con el avance hacia la conformación de la UE en noviembre de 1993. Estos conflictos alcanzan su clímax con sucesos como la firma del Tratado de Lisboa en 2007, el estallido de la crisis financiera global de 2008 y la crisis Europea en 2010.

En este momento es muy importante dejar en claro que el establishment europeo no es homogéneo tal como lo presentan generalmente. A partir de septiembre de 2001 y septiembre de 2008 se manifiesta la división en dos bloques enfrentados entre sí. Los intereses del capital financiero oligárquico continental europea (mal llamada franco-germana o gran Alemania) se expresa a partir de las instituciones políticas de la UE (Bruselas sobre todo) y se encuentra cada vez más enfrentada al capital financiero global. El último se expresa a partir de su poder e instituciones de las cities financieras (Londres, París, Frankfurt, Milán, Ámsterdam, Madrid, Dublín, etc.) y de los Bancos Centrales. Esta distinción nos permitiría avanzar en dejar en claro qué es lo que expresa la llamada “ultra derecha” y qué el “establishment” Europeo.

El Globalismo financiero con su centro en la Cities de Londres y Nueva York no solo está enfrentado al continentalismo Europeo, también lo está con el Continentalismo Norteamericano (expresado en la asociación de libre comercio Nafta que reúne y subordina a México, Canadá y EUA) así como con el Continentalismo con centro en Japón, que reunía al sudeste asiático (incluyendo a las provincias del sur de China) hasta la gran crisis de 1999-2001. Importante es notar que esta forma de continentalismo se desarrolla con fuerza a partir de la gran crisis económica de 1979-1987, con su revolución neoconservadora, y se manifiesta con toda su fuerza a partir de la caída de URSS.

Por lo tanto, no solo nos encontramos en medio de un conflicto de las ultra-derechas nacionales contra las llamadas oligarquías en la UE, sino que también nos encontramos con otro conflicto, el que sucede entre los intereses de la oligarquía europea continental que confronta con los intereses de la oligarquía financiera global. Entender estas divisiones permite ordenar y observar el mapa del conflicto de intereses en los continentes y hacerlo inteligible cuando observamos enfrentamientos entre fuerzas político sociales. Solo así comprenderemos que la derecha nacionalista anti-europea, tras la constitución de un partido trans-europeo, pueda tornarse básicamente anti-globalista más que anti-europea.

Es importante señalar en este contexto que esa “derecha-extrema nacionalista”, al no lograr obtener suficiente poder a escala nacional, ha logrado coaligarse en una expresión política continental de UE. En este caso su interés ya no sería separarse de la UE, sino proyectarse e imponerse con liderazgo para las elecciones del Parlamento Europeo en 2019. Incluso es de esperar incluso que a estos partidos nacionalistas devenidos en coalición continentalista ya no les serviría promover la salida de la Unión Europea, más aun si llegasen al gobierno. No les serviría porque son gobierno y porque expresan un interés continentalista pueden ser gobierno. Con ello, la siguiente pregunta obligada sería expresando qué interés continental han consolidado la coalición política.

Ahora bien, al igual que Fillon incluso podrían llevarse la consigna de los Republicanos de ´Make Europe Great Again´ al mismo tiempo de reivindicar no perder la soberanía ni la identidad nacional. Lo anterior demandara una mayor democratización de la misma UE, es decir una mayor apertura e inclusión de intereses sociales. El proyecto de universalismo multipolar, con centro en China y Eurasia, parte de respetar la identidad y soberanía nacional como punto de partida para incluir y no sería contradictorio en lo principal que, estos partidos llamados de derecha euroescépticos y xenofóbicas, mañana sean los defensores del universalismo multipolar con fuerte capacidad de respuesta en el plano económico productivo y comercial con una nueva ruta de la seda que ya ha llegado a Francia y España.

Después de la creación del partido trans-europeo de la llamada ´ultra derecha´, también las fuerzas principales de la izquierda europea están moviendo fichas para construir una alternativa trans-europea. El último fin de semana del mes de marzo, el exministro griego Yanis Varoufakis, que capitanea el Movimiento por la Democracia en Europa 2025 (DiEM25, por sus siglas en inglés), presentó (también en Roma) un ‘New Deal’ para ir a las urnas de la UE en 2019, con el objetivo de democratizarla. Dos semanas antes, en la misma ciudad de Roma, se reunieron los impulsores de ‘Plan B’, otra iniciativa que busca una convergencia de partidos y movimientos sociales ‘anti-austericista’ como alternativa a las políticas actuales de Bruselas. La tercera fuerza, la representa el Partido de la Izquierda Europea (PIE), planea un acto para noviembre en Marsella con el objetivo de atraer a otras formaciones. Estas tres plataformas o corrientes (con Podemos de España, Die Linke de Alemania, el Partido Comunista de Francia, entre otros) defienden ideas similares de ruptura con la dinámica europea actual y buscan una candidatura unitaria para las elecciones de 2019.

Los proyectos políticos dirigidos por el establishment, ya sea de la oligarquía de la UE o de las fuerzas globalistas, carecen de esta fuerza trans-europea y, dialécticamente, desembocan en prácticas nacionalistas. Al no tener elecciones a nivel de la UE ni debates públicos a ese nivel, tampoco lo son sus debates en los medios de comunicación masivos. Debido a la falta de expresión política a escala continental de UE, que solo pueden ser construidas por partidos trans-europeos, su debate sobre la Unión Europea se da, de manera contradictoria, en los medios nacionales e inevitablemente tiende a tener elementos nacionalistas. No nos sorprendería que dentro de no mucho tiempo los partidos que defienden precisamente el Continentalismo, con su liderazgo en la figura de Ángela Merkel del CDU, también apunten a la formación de un gran partido trans-europeo para defender a la UE. De suceder esto, los partidos socialdemócratas pro-globalistas (las socialdemocracias europeas devenidas en demo-liberales luego del copamiento de sus partidos por sus cúpulas que realizo el establishment financiero global entre 1980 y 1994) quedarían prácticamente solos a nivel nacional, ya que serán los que menos pondrán la UE en su agenda. Formar un partido trans-europeo para ir en contra de la UE es una misión contradictoria para las fuerzas globalistas.

b. La dialéctica de izquierda y derecha en Europa

Lo que ocurra entre el 23 de abril y el 7 de mayo en Francia es un buen laboratorio para entender qué es lo que está ocurriendo con las viejas identidades políticas en Europa y por lo pronto más allá de sus fronteras. Las próximas elecciones presidenciales francesas se juegan sobre un tablero retórico novedoso y conviene seguir de cerca: qué y cómo lo dicen estos dos candidatos y líderes inéditos, ya que ambos afirman no ser de la izquierda ni de la derecha.

Lo llamativo del fenómeno Macron es que retoma algunos de los principales lugares comunes del discurso del Frente Nacional y los ancla en un ´sentido común´ vinculado a lo que podríamos llamar, junto a Nancy Fraser, “neoliberalismo progresista” con sus concepciones liberal-individualistas del “progreso”. Estas concepciones tienen como objetivo el reemplazo de las interpretaciones expansivas, anti-jerárquicas, igualitarias, clasistas y anticapitalistas de la emancipación que habían florecido en los partidos socialistas (social demócratas) de los años sesenta y setenta. En la práctica el ´neoliberalismo progresista´, al justificar una inmigración masiva de mano de obra barata y flexible con el objetivo de debilitar las organizaciones sindicales y de trabajadores, se alinea con el discurso globalista acerca de los nuevos movimientos de minorías sociales: de etnia, género, religión, etc. Minorías sociales que, en el relato, nos recuerdan a los trabajadores y podres excluidos por el capital, pero que en la práctica implican concretamente la inclusión de individuos que pertenecen a las clases medias profesionales que son necesarias en las plantas gerenciales de las transnacionales tal como se observó ya en la realidad de EUA y de Inglaterra. Para los trabajadores obreros y los trabajadores de la clase media-media y media-baja, esta política solo es discurso mediático.

El objetivo de Macron es la unión de todos los “progresistas” que quieren entrar en el nuevo siglo, en la economía de las competencias, la cualificación y la innovación (la meritocracia), en la economía de emprendedores (los trabajadores proveedores tercerizados e informalizados por las plataformas globales ensambladoras), y se sienten vinculados a la laicidad y a Europa. Para ellos, los conservadores son aquellos quienes, tanto en la derecha como en la izquierda, desean proteger un orden antiguo, con su llamado ´populismo´ de derecha e izquierda para descalificarlos. El populismo en el discurso de los establishments financieros es solo denostación y juicio negativo sobre los programas políticos que tienden a organizar y formar a las grandes mayorías de trabajadores y pequeños empresarios como sujetos políticos de la transformación.

Marine Le Pen desplaza el centro de la pelea política hacia otro eje distinto a lo que es la derecha e izquierda, al enfrentar a “los privilegiados” a costa de “los olvidados”. En la jerga ultraderechista con los privilegiados se refiere al conjunto de personas que viven “por encima de la ley”: las élites e inmigrantes irregulares y, con los ´olvidados´ a los denominados “excluidos” o “invisibles”. La candidata del Frente Nacional, apela al “pueblo” de Francia. Para Le Pen, la construcción de una nueva Francia pasa necesariamente por la recuperación de la soberanía nacional para “no sucumbir ante el dominio del rey-dinero. Ella reivindica el retorno a la Europa de las naciones. En esencia va en defensa de la soberanía y la identidad nacional. Con la participación del Frente Nacional en el partido trans-europeo ´Europa de las Naciones y las Libertades´ (ENL), no sería insólito esperar que los partidos llamados euroescépticos, serán los que necesitaran abrir puertas a un proyecto de escala universal y multipolar, con su centro en China, Rusia y Eurasia que sí respetan la soberanía e identidad nacional como punto de partida, para confrontar con el globalismo financiero unipolar.

La esencia es su lucha por la libertad y protección del pueblo y su defensa de la amenaza del “totalitarismo neoliberal”, cuyo objetivo sería la conversión de todo en mercancía, objetivo esencial del globalismo. Marine Le Pen llama a la “revuelta” del pueblo francés contra unas élites que “pretenden crear un país de esclavos que produzcan barato para que consuman desempleados”. Con esta campaña no es nada extraño que Marine Le Pen logre reclutar votos y hasta activistas entre los socialistas decepcionados. Lo anterior explica como el partido socialista francés queda, al igual que el partido socialdemócrata de Holanda, prácticamente reducido a la nada.

c. El repliegue de los llamados partidos socialdemócratas y socialistas

En la actualidad estamos asistiendo al derrumbe del modelo social europeo nacido de la posguerra, e impulsado fundamentalmente, aunque no sólo, por la socialdemocracia. En el año 1945 se formaron los Frentes Populares de posguerra que alcanzaron el poder y extendieron por toda Europa el “espíritu del 45”. Luego sigue, la época que va desde 1947 a 1973 se les llama “los treinta gloriosos del capitalismo” con estado presente de bienestar e inclusión general. Esta fase estuvo dominada por el consenso socialdemócrata de posguerra.

En los 80 nos encontramos, coincidiendo a Pedro González de Molina, con dos modelos de actuación de los partidos socialdemócratas en el poder. Países, como Francia con Miterrand, que intentaron aplicar una política diferente a la que quería imponer Thatcher, y que tras unos años fueron derrotados, y luego siguieron la senda de las reformas neoliberales y, por otro lado, países como España con Felipe González, que a pesar de que construyeron el Estado de Bienestar en su país (o lo ampliaron) introdujeron desde el principio las reformas estructurales demandadas por el FMI y otros organismos del llamado “Consenso de Washington”.

En relación con el fenómeno de la decadencia de los partidos socialdemócratas en muchos países europeos (Holanda, Suecia, Austria, Francia, España, Portugal, Grecia, entre otros), no podemos dejar de recalcar cómo estos partidos socialdemócratas han sido copados por sus cúpulas por el globalismo financiero. Su discurso y relato es socio-liberal/demo-liberal desarrollado por sus ideólogos en la Londinense “Tercera Vía” de Anthony Giddens, Tony Blair y su Neo-Laborismo y en los Neoyorquinos Clintons y su Neo-Partido Demócrata. Ambos expresaron el conflicto entre la oligarquía financiera global que emergía y avanzaba, y las oligarquías continentales que se retrasaban y defendían. Este conflicto se desarrolla primero al interior de los partidos conservadores como el Partido Republicano con Ronald Reagan y el Partido Conservador Británico con Margaret Thacher. Este enfrentamiento se manifiesta hacia finales de los años de 1970 y recorre todos los 80´s.

El social-liberalismo, o Tercera Vía, se basaba en sustituir la Justicia Social por la igualdad de oportunidades. Los Partidos Socialistas o socialdemócratas fueron desmontando su activismo social, y perdiendo su relación privilegiada con los sindicatos de clase (que en algunos casos llegó a la ruptura), por lo que los partidos se llenaron de profesionales liberales y funcionarios como elementos hegemónicos. Los partidos pasaron de partidos de masas a partidos electoralistas con el resultado que la militancia empezó a perder sentido. Abandonaron cualquier proceso de transición al socialismo, ni siquiera como objetivo lejano. Mientras los Partidos Socialistas iban virando hacia el social-liberalismo, los Partidos Comunistas desaparecían o iban virando hacia la socialdemocracia. Hacia fines de los 80´s y especialmente con la caída la URSS 1989-1991, se manifiesta el desplazamiento del discurso de la oligarquía financiera globalista hacia los partidos socialdemócratas. Este copamiento de sus cúpulas, avanza asociándolas a las migajas de sus negocios globales y desalojando a quienes se oponían. Esto es claro en todos los partidos socialdemócratas tanto en Francia, Gran Bretaña, España, Portugal, Holanda, Austria Suecia e incluso en EUA.

A partir de este momento, la oligarquía global en el control de la cúpula de los partidos de “Izquierda” inicia su ofensiva sobre las organizaciones sindicales de trabajadores, que habían sido las fundadoras de estos partidos y quienes realmente resistieron el copamiento. No es extraño que muchas de las organizaciones sindicales encuentren hoy más perspectiva en un programa trans-europeo y muchos de sus miembros incluso en el discurso nacionalista de las llamadas “ultra-derechas” que en los propios partidos socialistas o socialdemócratas. Es el caso en Reino Unido votando a Teresa May y en EUA votando a Donald Trump o se abstuvieron, como los seguidores de Sanders.

d. Las elecciones de Alemania ante la Crisis Europea

La socialdemocracia alemana (SPD), con Schulz como nuevo candidato a canciller, continúa lidiando con la crisis de identidad y la necesidad de recuperar a los votantes que abandonaron el apoyo a la formación para apostar por alternativas como Die Linke (La Izquierda). El SPD pasó por una época crítica que comenzó en 2005 con la derrota de Gerhard Schröder y su Tercera Vía. Al igual que otras formaciones de ´centroizquierda´ europeas, el declive de los apoyos al SPD vino acompañado por luchas de poder internas, teniendo la formación alemana hasta seis dirigentes distintos.

En estos años, la estabilidad del partido democristiano (CDU) se fue asentando con la figura y liderazgo fuerte en Ángela Merkel, única dirigente del partido en todo este periodo y principal fuerza para conducir a la Unión Europea. Junto con la Unión Social Cristiana (CSU) de Bavaria y el partido liberal (FDP), la coalición de Merkel cuenta con un 53% de los escaños en el parlamento alemán (Bundestag). La estabilidad del partido socialcristiano (CDU) y el liderazgo de Merkel se retroalimentan en la fortaleza económica estratégica de Alemania en el liderazgo económico industrial de la UE y en los acuerdos estratégicos realizados con China y el mundo emergente a partir de 2010.

Un año 2010, donde a la ofensiva de Londres para desestabilizar la UE y el Euro, a partir de la crisis financiera de España; China y Rusia actuaron fortaleciendo el Euro comprando moneda y respaldándolo con un swap, abriendo mercados a la producción, consolidando la posición de la UE. Todas estas movidas neutralizaron el golpe financiero de la City de Londres sobre la UE, y debilitaron la posición de la City de Londres al interior del Reino Unido. Algo importante a tener en cuenta en el triunfo posterior del Brexit, que es a la vez la mayor derrota de la City de Londres.

Además de la falta de liderazgo socialdemócrata, Schulz tiene también que enfrentarse a la herencia de la controvertida Agenda 2010, un paquete de medidas que fueron el comienzo del fin del canciller Schroeder. La Agenda 2010, es un paquete de reformas del segundo gobierno del antiguo canciller alemán Gerhard Schroeder que ya cumplió 14 años de discusiones entre partidarios y detractores de la misma, pero con el consenso general que fue algo que dio un vuelco radical a la sociedad. La Agenda, que sus detractores llaman “socio-liberalismo”, se puso en marcha para alinearse con la globalización y su nuevo orden económico, político y social. Esta apuesta del por entonces líder del SPD encontró una oposición feroz de los sindicatos y de los sectores de izquierda en el partido. Estos denunciaron un endurecimiento de la legislación laboral que desembocó en una precarización de los empleos, una presión desmesurada sobre los desempleados y una liberalización del mercado laboral.

La Agenda y sus recortes sociales no solo produjeron mucho descontento, sino que a partir de ella la coalición de Gobierno presidida por Schroeder -conformada por el SPD y los Verdes- empezó a perder una elección regional tras otra. Las reformas sacudieron a toda Alemania y generaron una crisis dentro del Partido Socialdemócrata (SPD), dando origen a una disidencia de izquierdas, que se oponía al curso que había tomado el Gobierno. Esa disidencia, con el ex presidente del SPD Oskar Lafontaine a la cabeza, se fusionaría con los postcomunistas del este de Alemania para crear el partido de La Izquierda (Die Linke). Que actualmente es el tercer mayor partido de Alemania, con 76 de los 620 escaños (12%) en el Parlamento Federal. Según el propio partido, es la única fuerza de izquierdas en el parlamento alemán.

Al frente del partido, los sondeos pronosticaban que Schulz y el SPD se situasen cada vez más cerca de la CDU de Merkel, con porcentajes de intención de voto que se igualaran en torno al 32%, donde el dilema que se plantea es: si el SPD lograra igualar al CDU en votos, pactara con los democristianos apostando por una coalición amplia que buscara la estabilidad del bipartidismo en el gigante europeo o si por el contrario se decidirá por la colación roja-roja-verde, esto es, con Die Linke y Los Verdes (Die Grünen), partido pionero del ecologismo europeo y cuyo apoyo popular se muestra a la baja. Es probable que con ambas formaciones de centro-izquierda, la SPD no alcance una opción mayoritaria en el Bundestag.

Los comicios del 26 de marzo de 2017, en la región de Sarre (Oeste) constituyen el primer test en las urnas del año electoral alemán, a solo seis meses de las generales del próximo 24 de setiembre. A las regionales de este pequeño Land, con solo 800.000 electores, se les otorga un carácter de barómetro para las elecciones generales. La CDU, además de mantenerse en primera posición, logró aumentar casi un 5% de los votos, mientras el SPD quedó aproximadamente en el mismo nivel que en 2012. La Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel defendió su posición de primera fuerza y obtuvo un 40%. EL SPD con 30%, quedó por debajo de las expectativas tras el repunte pronosticado por los sondeos, desde que asumió Martin Schulz la candidatura a la Cancillería.

En tercera posición quedó La Izquierda (Die Linke) con un 13%. Los Verdes quedaron en un 4,5%, por debajo del mínimo del 5% para obtener escaños, estarán fuera de la nueva cámara regional. Con este resultado se aleja la perspectiva de una hipotética alianza del SPD con estos dos partidos. A la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) le adjudican estos sondeos un 6%, muy por debajo del resultado récord obtenido el año pasado en Sajonia Anhalt (este) o el 15% en Baden Württemberg (suroeste). Ninguna formación ultraderechista logró escaños en el Parlamento federal (Bundestag). La misma AfD se quedó en 2013 a las puertas de lograrlo, al situarse unas décimas por debajo del mínimo requerido del 5 %.

La perspectiva de los globalistas de desplazar a Ángel Merkel como canciller, que se anunciada con bombos y platillos en los grandes medios, no se ve nada sólida. Y como suele pasar en torno a las elecciones francesas, era de esperar también “atentados terroristas” de bandera falsa. La llamada ultraderecha no está en un momento para arrebatarle muchos votos al CDU a nivel federal. Sin embargo, los atentados afectarían de alguna manera a la coalición de Merkel. La matanza en el mercado navideño de Berlín fue un golpe para la coalición de Merkel a las puertas de un año electoral y en el momento justo cuando comenzaba a recuperar parte de su popularidad perdida.

Luego del reciente avance del CDU en las elecciones regionales de Sarre, el 11 de abril, el equipo de fútbol del Borussia Dortmund fue objeto de un "atentado terrorista". La fiscalía general de Alemania comunicó la detención de un sospechoso que podría tener vínculos con los “islamistas”. Según la prensa alemana las autoridades están estudiando los posibles vínculos del ataque con el islamismo tras descubrir en el lugar una carta que lo reivindica "en nombre de Alá", justificación clásica (una carta, el documento de identidad, una grabación, etc. todos elementos que un terrorista real no llevaría nuca consigo) en los atentados de bandera falsa, que encubren siempre movidas globalistas. Es temprano para pronosticar resultados de las elecciones alemanas para el próximo mes de setiembre, pero todo indica que los globalistas están a contra corriente. A pesar de los atentados de bandera falsa, un nuevo triunfo de la canciller Ángela Merkel está en el horizonte.

e. Gran Bretaña después del Brexit: entre Globalismo y Universalismo

La Cámara de los Comunes del Reino Unido respaldó el 1 de febrero de 2017, con una amplia mayoría -498 votos frente a 114-, el proyecto de ley que otorgará a la primera ministra el poder constitucional para iniciar las negociaciones de ruptura con Bruselas. La primera ministra británica, Theresa May, declinó aclarar si su Gobierno aspira a negociar con la Unión Europea (UE) la permanencia del Reino Unido en el mercado único. Ella ha manifestado que quiere ser un "imán" para las inversiones y quiere impulsar la fortaleza del Reino Unido como una potencia del comercio mundial. Queremos salir fuera de la UE a un mundo más amplio, ha argumentado, citando a China e India, en un discurso donde ha subrayado el rol de un Reino Unido a nivel mundial.

En diciembre de 2013, el entonces Primer Ministro David Cameron arribaba a China con una delegación de alrededor de cien empresarios, en la que sería la misión comercial británica más grande de la historia. El objetivo: profundizar la relación de la UE con China. En este sentido, Cameron se posicionó sin ningún tipo de medias tintas a favor de un mayor grado de integración del bloque europeo con China: “Algunos en Europa y otros lugares, ven el mundo cambiando y quieren cerrarle las persianas comerciales a China. Gran Bretaña quiere demoler esas barreras”. En octubre del 2015, el presidente Chino Xi Jinping fue invitado al Reino Unido por la Reina Elizabeth II, llevando a cabo una visita de Estado donde de manera conjunta lanzaron, en sus palabras, una “abarcadora alianza estratégica para el siglo XXI” (UK-China Joint Statement, 2015) que abre una “etapa dorada” en las relaciones entre ambos países. La propuesta es profundizar el vínculo económico, de inversión y comercial, político y estratégico, en línea con la “Agenda Estratégica de Cooperación China-UE 2020” que data del 2003.

Lo anterior, muestra que el propio Reino Unido deja la opción abierta de ser parte del proyecto universalista multipolar que se vislumbra como alternativa a los globalistas.

El Parlamento británico, desde un punto de vista democrático, no puede contravenir la decisión popular de salida de la UE, pero bien podría aun bloquear una salida del Espacio Económico Europeo (EEE), en cuyo caso el ´pasaporte financiero´ de la City de Londres no se pondría en cuestión. El pasaporte otorga a toda empresa autorizada en uno de los países del EEE el derecho a abrir un establecimiento o una sucursal en cualquier otro Estado del EEE, o a ofrecer servicios transfronterizos. La pérdida de estas cuotas de mercado por Londres se explica solamente por la pérdida del famoso “pasaporte financiero” que proporciona acceso al mercado único. El tema es que este pasaporte financiero no depende de la UE, sino del Espacio Económico Europeo (EEE), es decir, el mercado único, compuesto por la UE28 más Liechtenstein, Noruega e Islandia.

El Espacio Económico Europeo (EEE) no es lo mismo que la UE por lo que, con o sin artículo 50, el Reino Unido es miembro de pleno derecho del EEE y los derechos de sus ciudadanos a vivir, trabajar y comerciar en el mercado único no expira al dejar el Reino Unido la UE. Si estos argumentos prosperan, el Ejecutivo de la primera ministra conservadora debe además activar el artículo 127 del tratado del Espacio Económico Europeo, que prevé un periodo de doce meses antes de que un país pueda abandonar el acuerdo.

Ante la eventualidad que la City de Londres pierda el ´pasaporte financiero´, los pequeños centros financieros de la eurozona ya se frotan las manos. Estos centros que podrían “recuperar” la actividad financiera son esencialmente Fráncfort, París, Dublín y Ámsterdam. De acuerdo con la hipótesis de desintegración, Fráncfort podría repartirse el 45%, París 20%, Dublín 15%, Ámsterdam 10%. En este momento no existe aún la menor noción de complementariedad entre los diferentes centros financieros europeos, ni proyecto común. Lo que sí está claro es que la pérdida del ´pasaporte financiero´ por la City de Londres significaría una derrota de los globalistas ya que sus posibilidades de subsumir las naciones europeas al capital financiero globalizado recibirían con ello un duro golpe. Con las nuevas elecciones convocadas por la primera ministra británica, Theresa May, ella espera obtener los votos suficientes en el parlamento para salir también del Espacio Económico Europeo (EEE), dejando en claro su opción por el proyecto universalista multipolar.

Fuerzas encontradas en torno al Universalismo Multipolar

Cuando el presidente de China, Xi Jinping, en Davos se yergue como la personificación del globalismo, es decir, de todos los globalismos en general y del universalismo multipolar no financiero en particular, lo hace porque en las economías emergentes conviven en 2017, en especial en el Asia-pacifico, las transnacionales financieras globales y las grannacionales universales (en su mayoría pero no exclusivamente chinas). Todo lo cual marca la escala del umbral de poder mundial del Universalismo Multipolar. La escala del Universalismo Multipolar nos muestra cual es la magnitud de poder en la cual se produce/realiza poder/valor/estado. El Universalismo es el espacio más probable que triunfe a partir del conflicto interno entre las dos fracciones de capital financiero transnacional fronteras adentro de EUA, que se agudiza con el proyecto de un nacionalismo industrialista de Trump.

Hoy parece no haber margen para el poder de un nacionalismo industrialista al estilo de la campaña de Trump, en el límite sí podría haberlo para un continentalismo militarista norteamericano, solo por el poder militar del complejo industrial militar (hoy debilitado por acción de Obama/Clinton, quienes lo desfinanciaron sistemáticamente en favor de la OTAN) y su amenaza de guerra termonuclear. Depender de este único instrumento de poder no le da estatus de muy probable. El nacionalismo industrialista tampoco podría ser contenido/subsumido por el continentalismo financiero militarista, porque el primero necesita negar toda posibilidad de su despliegue como tal, así pues lo necesita fragmentado. El nacionalismo industrialista antioligárquico solo podría ser contenido/subsumido/potenciado por el universalismo multipolar industrialista profundizando los BRICS ampliados.

El presidente Trump tuvo el 6 y 7 de abril de 2017 un encuentro con el presidente chino Xi Jinping. No hay mayor información sobre dicha reunión y lo anterior da pie para muchas especulaciones. Era una oportunidad para abordar la adhesión de Estados Unidos al Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura tal como sugería Trump en su primer diálogo telefónico con Xi Jimping. Con esa jugada, hubiera dado un gran respaldo a su plan de infraestructura y transporte y un duro golpe tanto a las fuerzas globalistas, que controlan la Reserva Federal, como a los continentalistas, que controlan la secretaria del Tesoro, y que se sumaría al golpe ya dado cuando desaprobó tanto el TLC-Nafta como el TTIP-Transpacífico.

Se conoce sí que Xi Jimping invito a Trump a visitar China en 2017 y que fue aceptada la invitación; se conoce sí que Xi Jimping invito a Trump a sumarse a la Nueva Ruta de la Seda y también se conoce que hablaron de Corea del Norte y de la necesidad de encontrar una solución por la vía pacífica. También es sabido que, en la noche del 6 y madruga del 7 de abril, EUA ataco una base militar en Siria, bajo el pretexto del uso por el gobierno legítimo Sirio de armas químicas, hechos que no habían sido investigados y que aún hoy nadie ha podido probar. Pero lo que sí está probado es que esa noche del 6 de abril Trump y Xi Jimping estaban reunidos, en su rancho personal y lejos de las escuchas, y que el ataque de la OTAN sobre una base Siria, no relevante y con argumentos no chequeados y no comprobados aún, vino a interrumpir la reunión y a desplazar el terreno hacia una probable guerra militar en Siria, en Afganistán y en Corea del Norte. Desplazamiento que trata de anular la posibilidad de un entendimiento entre Trump con China y Rusia, que llevaría al mundo hacia una solución por vía de la paz, la producción y el trabajo. Alejándolo de los grandes negocios financieros de los Señores del Dinero y de la Guerra.

La mayoría de los analistas estima que entre el 7 y el 12 de abril se consumó la ruptura del dialogo de EUA con China y Rusia. En dos semanas de intensa lucha en el seno de la administración Trump, Estados Unidos atacó, bajo bandera falsa, la base aérea de Shayrat, en Siria. El presidente Donald Trump aparece habiendo culminado su cambio de postura al recibir el 12 de abril al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg en la Casa Blanca.

El intento parece buscar poner la fuerza aérea de la República Árabe Siria bajo control de la ONU, táctica aplicada por los globalistas contra Yugoslavia/Serbia en 1998, hace 19 años, hasta el momento considerada una intervención ilegal de la OTAN. Con ello la OTAN parecería volver a su política imperialista. Parecería porque en 1998, la OTAN era todopoderosa luego de la caída de URSS y ejercía un Unipolarismo unilateral absoluto. En 1998, no había sucedido aún el gran atentado de bandera falsa que fue la llamada “caída” de las Torres ´financieras´ Gemelas del 2001, ni la “caída” del Lehman Brothers que da inicio a la crisis financiera global en septiembre de 2008. Anunciando ambos hechos el desarrollo del enfrentamiento en EUA de los enfrentamientos entre el continentalismo financiero unipolar neoconservador y el ascendente poder financiero global unipolar neoliberal.

En respuesta a los hechos del 7 al 12 de abril de 2017, Rusia anunció que el 96% de su triada nuclear se halla en disposición operativa permanente, o sea, la capacidad de emprender un ataque nuclear con el uso simultáneo de rampas de lanzamientos terrestres, bombarderos aéreos y submarinos, equipados todos con armas nucleares. De ser linealmente así estaríamos de vuelta en el mismo punto de hace 6 meses, cuando los Estados Unidos de Barack Obama se negaban a trabajar con China, Rusia y sus aliados –la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). Cuando el Globalismo de Obama/Clinton se disponía entonces a dividir el mundo en dos partes completamente separadas, que ya no tendrían contacto alguno entre sí. Lo cual significaría un NO rotundo al Universalismo Multipolar y de ser necesario a la fuerza.

Pero tanto China, por la vía diplomática, como Rusia poseen en 2017 un arsenal nuclear que disuade cualquier posibilidad de guerra militar de gran escala y disuade también cualquier posibilidad de exportar la crisis política norteamericana, entre los grandes actores del poder financiero, a un escenario militar con centro en la zona del Asia-pacifico.

Las movidas del globalismo entre el 7 y el 12 de abril, contrasta con la Declaración de Roma del 25 de marzo de 2017, con motivo del 60 aniversario de la UE y con la firma de los 27 países (sin Gran Bretaña), para reconfirmar los compromisos en avanzar consolidando la Unión Europea y la paz, lo cual fue un claro revés para los intereses globalistas en Europa y en el mundo. Por este motivo los grandes medios globalistas no le han prestado mayor atención a la Declaración de Roma. La firma de la Declaración revela que hay suficiente conciencia en los países de la UE que no pueden encerrarse dentro de las fronteras nacionales y tampoco dentro de las regionales/continentales.

En el contexto de la Declaración de Roma del 25 de marzo el mensaje del papa Francisco ante los 27 jefes de estado de la UE apuntaba, en términos espirituales, al reto de una Europa orientada hacia un proyecto universalista y multipolar que tiene su mayor dinámica desde China y Eurasia. El papa, con su Humanismo ecuménico-interreligioso es constructor de puentes entre los pueblos en vez de muros. El papa afirmaba ante los 27 jefes de estado y citamos: ´Roma, con su vocación de universalidad, es el símbolo de esa experiencia y por eso fue elegida como el lugar de la firma de los Tratados´. El espíritu de ´la solidaridad es especialmente necesario ahora, para hacer frente a las fuerzas centrífugas, así como a la tentación de reducir los ideales fundacionales de la Unión a las exigencias productivas, económicas y financieras´, refiriéndose a la amenaza globalista. El papa Francisco invita, en otras palabras, a la Unión Europea de alinearse con el Universalismo Multipolar, lo que significaría una derrota para el globalismo. Con una Europa orientada hacia China y Eurasia, BRICS-Ampliado, el estado global como proyecto estaría definitivamente fuera de toda posibilidad de realizarse.

Como pudimos observar, las plataformas globales de comunicación siempre intentan imponernos escenarios de blanco o negro, a favor o en contra, cumpliendo con su rol partidario más que con su rol de informador de masas.

Nada más lejano del blanco o negro, es la realidad que atraviesa el mundo en su conjunto. El mundo es atravesado por esta realidad general que se manifiesta con la misma complejidad de pujas estratégicas y diversidad de actores económicos, políticos y sociales. Los procesos electorales en Holanda, Francia y Alemania no permiten observar en concreto la diversidad de intereses que concurren para tratar de imponer situaciones, pero también como estas situaciones resultan distintas a plan globalista mediático. Como si los pueblos, trabajadores y productores, en estos momentos de crisis cruciales tuvieran el “instinto” cultural histórico para elegir el camino que lo enfrenta a su oponente principal.

Abril de 2017

Bibliografía consultada:

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Red Voltaire, Susan Rice ordenó escuchas telefónicas contra el equipo de Donald Trump, http://www.voltairenet.org, 6 de abril de 2017.
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Thierry Meyssan, 12 de abril de 2017: El mundo está de nuevo al borde de guerra, Red Voltaire, 13 de abril de 2017.




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