OPINIÓN de Ana Cuevas Pascual. - Coincido plenamente con la opinión de Valle-Inclán: “En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. En España se premia todo lo malo.” Desde que don Ramón María manifestó esta observación, ha bajado mucha agua por el Ebro. Pero la cruda realidad que encerraban sus palabras ha permanecido inmutable, pese a la alternancia de regímenes, épocas y gobiernos, hasta la actualidad. El esperpento social que retrató espléndidamente en su Luces de Bohemia es perfectamente extrapolable a nuestros días. Si Max Estrella pudiera vernos ahora (cosa improbable en un ciego). O mejor dicho, si el poeta bohemio, irreverente y deslenguado se encontrara con una ciudadanía supuestamente alfabetizada, con posibilidades cuasi infinitas de conseguir información y que siguiera dejando las riendas de su destino en manos de chabacanos, mediocres y amigos de lo ajeno (sobre todo si sale de lo público), se tomaría un chupito de cianuro. A Max le desg