OPINIÓN de Jorge Riechmann .- De Schopenhauer hay que recordar también su importante teorización sobre los bienes negativos: “Experimentamos el dolor pero no la ausencia de dolor. Sentimos el cuidado pero no la ausencia de cuidado. El temor pero no la seguridad. Experimentamos el deseo y el ansia como sentimos la sed y el hambre. Pero apenas satisfechos, todo ha concluido, como el bocado que una vez tragado deja de existir para nuestra sensación. Salud, juventud y libertad, los tres bienes mayores de la vida mientras los poseemos, (…) no los apreciamos sino después de perderlos, porque también son bienes negativos.” [1] Insistir en esta cuestión –incluso en un plano más general– resulta importante, pues los seres humanos nos habituamos demasiado rápidamente a las mejoras y pasamos a darlas por sentadas. Los avances culturales, sociales o técnicos se convierten simplemente en parte del paisaje: dejamos de verlos (excepto si de repente nos faltan, claro está). Algunos investigadores, por