OPINIÓN de Samuel Schmidt No hay duda que es imperativo emparejar el terreno económico, social, cultural y político entre los géneros, ya son demasiados siglos de desplazamiento y sovajamiento de la mujer en un arreglo de dominio masculino que llega al extremo de obligarlas a no trabajar, a cubrirse, salir a la calle acompañadas y en el extremo a manejarlas como objeto sexual que puede ser forzado y violado; hay quién dice que es la inseguridad de los hombres, o el apetito de poder para dominarlas o la barbarie como hicieron los terroristas de Hamas con las mujeres isralíes que fueron violadas tumultariamente. En el mejor de los casos, ya no se trata ni siquiera de la división del trabajo como sucedía en las comunidades “primitivas” sino el dominio puro y duro. No repito los argumentos a favor de la mujer porque son de sobra conocidos, y aunque hay casos destacados de mujeres que han roto el techo de cristal, la posición destaca de la mujer es la excpción; tal vez en el mundo del arte ...