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Javier Calamaro: "Para mí, el tango es rockero"

ARGENTINA.- Presenta su nuevo disco "La vida es afano", con clásicos arrabaleros del 2 x 4

•elmercuriodigital La Capital.- Una vez, un señor mayor, tanguero de pura cepa, escuchó cantar a Javier Calamaro, en su más visceral estilo arrabalero y le confesó: "El tango ahora es así". Quizá ese fue un aliciente para que este rockero, de voz aguardentosa, se largue a grabar "La vida es afano", un disco de tango, con algunas perlitas tan extrañas como logradas, como las versiones en 2 x 4 de "Pedro Navaja" o del mismísimo "Himno Nacional Argentino". Esa mixtura de géneros, también inspiró a Calamaro a lanzar esta frase: "Así como me dijo aquel señor mayor con respecto al tango, yo pienso lo mismo con respecto al rock. Y lo digo con absoluta autoridad: el rock ahora es así". Hoy, a las 22, Javier Calamaro presenta junto a la Orquesta Pirata, en el teatro Empleados de Comercio (Corrientes 450), su disco "La vida es afano". Con su rock con ADN de tango, o tango con ADN de rock.



—¿Por qué le dedicaste este disco a Eduardo, tu papá?

—Este disco se lo dedico a él, así como el tema "Este minuto", de mi disco anterior, fue dedicado también a mi papá, acá es el disco entero. Es que lo del tango, entre otras cosas, se lo debo a él, es que fue él quien me hizo conocer a Cátulo Castillo cuando era chiquito y fue él quien aceptó a regañadientes que yo termine siendo cantante. El disco entero se lo dediqué a él, entre otras razones, por eso, y también por su lucha constante, desinteresada y anónima por la defensa de la cultura nacional, básicamente por eso, porque lo considero una fuente de inspiración, sobre todo a la hora de encarar el tango.

—¿Cuando le dedicaste "Este minuto" había una razón especial vinculada con un tema de salud?

—Claro, lo que pasó es que mi viejo, en ese momento tenía 90 años y sufrió un ACV (accidente cerebrovascular), que lo dejó postrado a un nivel que no puede ni hablar, no se mueve nada, pero en realidad, yo pensé que iba a ser peor. Y bueno, justo se dio que yo estaba componiendo las canciones para grabar ese disco y tenía un poema que se llamaba "Este minuto", que increíblemente las estrofas tenían mucho que ver con mi papá. Y musicalicé el poema y le hice un estribillo luminoso: "este es el tiempo y es el lugar, nada puede ser mejor...". Bueno, qué extraño cómo reaccionamos ante las cosas, nosotros nos ponemos profundamente tristes ante la perspectiva de la muerte, a veces desesperados, a veces aterrorizados, bueno, en ese momento me pintó hacer exactamente lo contrario, pensé que mi viejo se moría y cante algo que era lo más luminoso que hubiese cantado jamás. Y no se murió mi papá, está ahí, ahora que estoy hablando con vos él está acá, justo en la habitación de al lado.

—Atravesaste un momento de angustia y dolor familiar ante la inminencia de la muerte y sin embargo titulás tu disco "La vida es afano". ¿Por qué te inspiraste en esa idea?

—Sí (pausa), la muerte es la única cosa irremediable, a veces pensamos mucho, demasiado sobre el tema, yo sé que no es sensato darle demasiadas vueltas al tema de la muerte, no hay que obsesionarse mucho con eso porque así se nos va la vida. Yo le empecé a dar vueltas al tema hasta que le encontré la salida luminosa y entiendo que en ese sentido le gané a la muerte. También fue coincidente con varias cosas, que tienen que ver circunstancialmente con mi vida actual, que no necesariamente están vinculadas a esto, yo hace 17 años que trabajo con una comunicad Qom (toba) de Chaco, que es una de las más castigadas de este país, en la región de Pampa del Indio, y creo que esto tuvo mucho que ver con el mensaje que quise transmitir. Y justo con el tango, asociado a algo «cortavenas», sufrido. Pero para mí no es así ni debe ser así, y asocié el tango a algo esperanzador, luminoso, como es vincularse con una comunidad aborigen y ayudarlos a cambiar su futuro.

—Una demostración clara de que el rock, o simplemente la música, en este caso, también sirve para cambiar el mundo, como aquella consigna de los años 60.

—Exactamente, es así, además en este tiempo me casé, y fue una buena época, no sólo una buena época productiva sino una buena época a nivel personal. Y todo eso lo tiene que reflejar el disco, porque diga lo que diga, tiene que ser un reflejo de mi vida, y encararlo desde el tango me pareció mucho más interesante.

—Desde tu primer disco "Diez de corazones" que se percibía tu perfil tanguero, pero en este disco, con sólo escuchar "Pasional", por ejemplo, se nota cuánto rock tiene el tango. ¿No creés que el rock y el tango son géneros primos hermanos?

—Para mí es así, yo no escucho Gardel, no escucho el tango ni muy romántico ni muy amable, me gusta la línea más dura. Pero para mí el tango es rockero porque elijo tangos que son así. "Desencuentro" para mí es terrible; "La última curda", "Yira, yira", "Cambalache", "Malevaje", todos los tangos de Discépolo para mí son re rockeros, es el antecedente inmediato del rock, incluso en la lírica. A muchos tangos les mete una banda de rock, tengo versiones de "Yira, yira", "Tomo y obligo" y otros tangos compuestos por mí, que son con una orquesta de tango sumada a una banda de rock, pero todos haciendo tango.

—¿Cómo decidiste tomar el riesgo de grabar un clásico de la salsa, de Rubén Blades, como "Pedro Navaja", y hacerlo en formato tango?

—La verdad, son canciones que me gustaron de toda la vida, y con las cuales me fanaticé en el último tiempo. "Pedro Navaja" la escucho desde que soy muy chiquito, tengo una gran colección de discos de pasta de salsa, pero este, particularmente para mí como para mucha gente, es un ícono. También me cagué muchísimo de risa cantando "Rata de dos patas", que es una cosa medio bizarra que canta Paquita la del Barrio; hice la de Sabina, "Ruido", que no es de lo más popular de su repertorio, pero a mí me gusta hacer música, y la exploración empieza con probar a inventar cosas, hacer armonías nuevas, al menos para mí, o jugarme con otras líneas melódicas. Bueno, parte de todo eso es agarrar canciones que me gustan, que yo considero que se pueden convertir en tango. De las miles que me gustan hay muy pocas que tienen el espíritu de tango, después está el desafío de convertir eso en un tango. No voy a agarrar "Bienvenidos al tren", de Sui Generis, que la versionó con Los Guarros, porque sé que va a quedar horrible, o que no me va a gustar como tango. Pero "Pedro Navaja" es la historia más arrabalera que canté en mi vida, y yo la traje a Lugano, que cito en una parte de la canción.

—¿Qué te motivó a grabar el Himno Nacional Argentino en clave tanguera?

—En realidad, la historia del himno no tiene mucho que ver con este disco. Una vez estaba con mi pianista Leandro Chiappe, que es de la comunidad armenia, y en el marco de un acto de esa comunidad me pidieron que cantara el himno. Yo nunca lo había cantado, más allá de los actos de la escuela, y el contexto me pareció potente. Ahí el pianista me dice que había que grabarlo en este disco, y yo le dije qué tenía que ver con mi disco. Y le dije «lo grabamos si lo hacemos tango, y lo voy a hacer con Leopoldo Federico». Lo llamé a Leopoldo en el bandoneón, lo hicimos y quedó nomás.

—¿"La vida es afano" significa que te ponés la camiseta del tango definitivamente y te corrés de las canciones de rock?

—Te digo la verdad, yo ya tengo el próximo disco grabado, y es un disco de rock, que se llama "Hasta la tumba". Yo cuando hice este disco de tango tuve que elegir porque tenía 9 canciones para grabar con el quinteto de tango y otra 9 para grabar con la banda de rock. Entonces grabé primero con la banda de rock y dije «bueno, después lo termino con calma». Y en lugar de terminar el de rock y sacar ése, me dieron ganas de hacer el tango. Soy como el tipo que hace lo que le da la gana (risas), es medio ridículo, cualquiera que se mete a grabar un disco de rock lo primero que quiere hacer es editarlo para recuperar la plata que perdió en la grabación, porque hacer un disco da pérdida. Yo hice al revés, decidí que no había perdido lo suficiente y me largué a hacer un disco de tango (risas).

—Tirarse a la pileta con este disco es una típica actitud rockera, pero ¿no tuviste algún reparo de los tangueros más tradicionalistas, que suelen ser algo prejuiciosos con los géneros?

—Mirá, en estos días voy a tocar con la orquesta Juan de Dios Filiberto, en un teatro de Buenos Aires, más allá que es la orquesta de tango más grande del mundo, ellos son sumamente respetuosos de las tradiciones. Y nunca me hubiesen llamado a cantar si no respetaba las tradiciones. Pero, te cu ento algo, me llegan comentarios extrañísimos, por ejemplo la otra vez se me acercó una persona mayor para decirme: "el tango ahora es así". Y yo nunca me hubiese animado a decir "el tango ahora es así", porque me suena horrible. Incluso hay otras personas que me escuchan cantar y me preguntan "¿el tango ahora es así?". No quiere decir que sea exclusivamente así, pero sí que tiene que tener una interpretación desde las tripas, visceral, del corazón, y no necesariamente tiene que ver con la voz engolada o entonar de determinada manera. Yo, con respecto al rock, pienso lo mismo en ese sentido, y como me dijo ese señor mayor con respecto al tango, yo lo digo del rock y lo hago con absoluta autoridad: "el rock ahora es así".




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