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Aún necesitan asistencia las personas desplazadas por los combates en Jyber Pajtunjwa (antes Provincia de la Frontera Noroccidental) y las Áreas Tribales bajo Administración Federal, incluidas las que han comenzado a regresar a sus hogares en la Agencia Orakzai en Waziristán del Sur.
Durante los últimos diez meses, además de prestar ayuda a las víctimas de las inundaciones, el CICR proporcionó más de dos millones de raciones de víveres de un mes, en favor de las personas desplazadas por los combates; asimismo, comenzó la realización de muchas otras actividades humanitarias. "Hemos hecho mucho más que proporcionar sólo ayuda alimentaria", dijo el jefe de la delegación del CICR en Islamabad, Pascal Cuttat. "Durante los últimos meses, el hospital quirúrgico para heridos de guerra en Peshawar ha estado prestando servicio casi a plena capacidad. En 2010, ingresaron más de 1.000 pacientes y se realizaron más de 3.800 operaciones quirúrgicas". Los pacientes con heridas graves relacionadas con armas son enviados, con frecuencia, a ese hospital, cuyo personal está integrado por cirujanos paquistaníes e internacionales con mucha experiencia.
Ingenieros hidráulicos del CICR, que trabajan en el lejano poblado de Bejane, en el distrito Buner (noroeste del país), comenzaron las obras de restauración de una estación de energía hidroeléctrica que es la única fuente de energía de la región. En otros distritos, ingenieros del CICR están reparando equipos de almacenamiento de agua y de filtración, mediante los cuales más de 30.000 residentes locales se abastecen de agua potable. El CICR también está entregando agua potable para las personas desplazadas en el lejano Alto Dir. "El CICR sigue comprometido para trabajar de manera transparente, a fin de mantener el acceso indispensable para prestar la ayuda necesaria a todas las víctimas de la violencia armada", dijo el señor Cuttat.
Casi seis meses después de que las lluvias monzónicas causaron graves inundaciones en gran parte del país, las personas intentan reanudar una vida normal. En algunas regiones de la provincia de Sindh, se avanza con penosa dificultad. Decenas de miles de residentes del norte de Sindh viven en insalubres y acuosos terrenos del páramo, donde las aguas estancadas de las inundaciones aún cubren los campos, lo cual supone un grave problema de salud y es un impedimento para los cultivos de subsistencia. El personal de la oficina del CICR en Jacobabad, en colaboración con la Media Luna Roja de Pakistán, ha entregado raciones de víveres para un mes a cerca de 280.000 personas en la provincia, donde el CICR continuará prestando socorro en el futuro inmediato.
A finales de diciembre, el CICR proporcionó raciones de víveres para un mes, así como artículos de primera necesidad, artículos para el aseo y para los refugios, en favor de un total de casi 2,3 millones de personas en todo Pakistán afectadas por los combates o por las inundaciones. Además prestó apoyo directo en favor de otras 250.000 personas en Jyber Pajtunjwa y Baluchistán, a fin de que puedan cultivar cereales para el invierno. El verde manto de las tempranas cosechas de trigo de invierno que ahora se extiende sobre gran parte de los terrenos cultivables de Jyber Pajtunjwa es portador de la esperanza de que, por fin, la recuperación ha empezado.
