OPINIÓN de Julio Ortega
Para evitar dudas comienzo con una aclaración: me desagradan los programas de televisión que desmenuzan las tragedias para servir bandejas de espectáculo, y lo mismo sacan partido del dolor de un asesinato que del drama de un desahucio. Pero tampoco me van los que se meten en una casa con las cámaras para reeducar a un hijo vago que insulta y roba a sus padres. Ni en los que cada aberración que uno cuente de su vida le hace subir un peldaño en los ingresos hasta hollar la cima de su propia degradación. O en los que se estafa a incáutos con el tarot o un panel de acertijos con trampa. Ni aquellos que airean las enemistades de famosillos o los hacen vivir en condiciones aparentemente extremas en lo que constituye una burla para los que realmente las padecen día tras día. Además, todos me huelen a puro montaje. Simplemente, no me los creo.
Bien, en ese aspecto no me gusta La Noria, aunque sí creo válido a su presentador. Pero me ha llamado la atención la "digna" retirada de varios anunciantes del programa por haberse ofendido, dicen, con la falta de ética del espacio ante la entrevista realizada a la madre de un presunto culpable del crimen de Marta del Castillo. Explicaré algunos de los motivos por los que este repentino ataque de deontología me produce unas arcadas considerables, lógicas cuando intentan que digeramos bomboncitos rellenos de excrementos:
Campofrío: esta Empresa, dedicada principalmente a los elaborados cárnicos con todo lo que eso implica: estabulamiento de por vida y sacrificio, ha tratado de ridiculizar en varias ocasiones con su publicidad a las personas que escogen una opción de alimentación libre de cualquier sufrimiento infligido a los animales.
Bayer: subcontrata los servicios de HLS (Huntingdon Life Sciences), una Compañía que ha sido investigada y condenada y en la que mueren una media de 500 animales diarios sometidos a crueles experimentos.
Nestle: ha recibido denuncias por explotación infantil, productos adulterados o transgénicos. Utilizan test con animales para probar balanceados, provocándoles fallos renales, obesidad o deshidratación, prácticas innecesarias gracias a sistemas modernos como el holandés Techno-Tu que reproducen el aparato digestivo
Banco de Sabadell: ha llegado a un acuerdo con la Empresa Taurodelta, dedicada a la gestión de plazas de toros, explotación de ganaderías o el apoderamiento de toreros, para que sus socios puedan financiar en condiciones preferentes y sin intereses sus abonos para la Feria de San Isidro, en la que numerosos animales morirán después de haber sido brutalmente torturados. Vamos, toda una lección de sensibilidad.
¿Ética? Qué raro se me hace viniendo de quien viene. Me resulta más creíble pensar que han visto una oportunidad magnífica para que se hable de ellas sin pagar un duro. Publicidad gratuita, como la que en el fondo y mal que me pese les estoy haciendo yo. Pero supongo que la mía les atraerá menos, porque lejos de alabar su valentía expreso mi repugnancia por la codicia y el cinismo de estas multinacionales sin escrúpulos, que aseguran desmarcarse de la mala praxis de La Noria y la suya, en cambio, les parece encomiable.
Para evitar dudas comienzo con una aclaración: me desagradan los programas de televisión que desmenuzan las tragedias para servir bandejas de espectáculo, y lo mismo sacan partido del dolor de un asesinato que del drama de un desahucio. Pero tampoco me van los que se meten en una casa con las cámaras para reeducar a un hijo vago que insulta y roba a sus padres. Ni en los que cada aberración que uno cuente de su vida le hace subir un peldaño en los ingresos hasta hollar la cima de su propia degradación. O en los que se estafa a incáutos con el tarot o un panel de acertijos con trampa. Ni aquellos que airean las enemistades de famosillos o los hacen vivir en condiciones aparentemente extremas en lo que constituye una burla para los que realmente las padecen día tras día. Además, todos me huelen a puro montaje. Simplemente, no me los creo.
Bien, en ese aspecto no me gusta La Noria, aunque sí creo válido a su presentador. Pero me ha llamado la atención la "digna" retirada de varios anunciantes del programa por haberse ofendido, dicen, con la falta de ética del espacio ante la entrevista realizada a la madre de un presunto culpable del crimen de Marta del Castillo. Explicaré algunos de los motivos por los que este repentino ataque de deontología me produce unas arcadas considerables, lógicas cuando intentan que digeramos bomboncitos rellenos de excrementos:
Campofrío: esta Empresa, dedicada principalmente a los elaborados cárnicos con todo lo que eso implica: estabulamiento de por vida y sacrificio, ha tratado de ridiculizar en varias ocasiones con su publicidad a las personas que escogen una opción de alimentación libre de cualquier sufrimiento infligido a los animales.
Bayer: subcontrata los servicios de HLS (Huntingdon Life Sciences), una Compañía que ha sido investigada y condenada y en la que mueren una media de 500 animales diarios sometidos a crueles experimentos.
Nestle: ha recibido denuncias por explotación infantil, productos adulterados o transgénicos. Utilizan test con animales para probar balanceados, provocándoles fallos renales, obesidad o deshidratación, prácticas innecesarias gracias a sistemas modernos como el holandés Techno-Tu que reproducen el aparato digestivo
Banco de Sabadell: ha llegado a un acuerdo con la Empresa Taurodelta, dedicada a la gestión de plazas de toros, explotación de ganaderías o el apoderamiento de toreros, para que sus socios puedan financiar en condiciones preferentes y sin intereses sus abonos para la Feria de San Isidro, en la que numerosos animales morirán después de haber sido brutalmente torturados. Vamos, toda una lección de sensibilidad.
¿Ética? Qué raro se me hace viniendo de quien viene. Me resulta más creíble pensar que han visto una oportunidad magnífica para que se hable de ellas sin pagar un duro. Publicidad gratuita, como la que en el fondo y mal que me pese les estoy haciendo yo. Pero supongo que la mía les atraerá menos, porque lejos de alabar su valentía expreso mi repugnancia por la codicia y el cinismo de estas multinacionales sin escrúpulos, que aseguran desmarcarse de la mala praxis de La Noria y la suya, en cambio, les parece encomiable.
