OPINI脫N de Gustavo Duch
Frente a la pantalla del ordenador, mientras toma su primer caf茅, estudia los 铆ndices burs谩tiles. Las deudas soberanas europeas son poco fiables, la bolsa sigue en ca铆da libre y el petr贸leo es demasiado inestable, han habido hallazgos inesperados. ¿D贸nde invertir? Las curvas de los granos b谩sicos est谩n, a su gusto, demasiado planas.
Toma el tel茅fono y en segundos las agencias de prensa ofrecen nuevos titulares: graves sequ铆as en pa铆ses asi谩ticos; un informe de una agencia internacional alerta de un pr贸ximo d茅ficit de alimentos en un Planeta de 7.000 millones de personas; se constata un importante aumento del consumo de carne; en Europa se estudia incrementar el uso de agrocombustibles…
Se anuda la corbata para salir al despacho a pocas calles de la central de Bolsa en Chicago, y de reojo vuelve a mirar la pantalla. Sonr铆e, la curva de los precios del grano apunta ya claramente hacia arriba.
La misma gr谩fica est谩 ya en las computadoras de todo el Planeta. Se disparan las operaciones (y las operaciones conllevan disparos). Fondos de inversi贸n de Goldman Sachs compran tierras agr铆colas en Indonesia, Camboya y Uruguay; Cargill y ADM deciden retener grano en sus almacenes, pues en breve su precio se doblar谩; y en Argentina los terratenientes como Jos茅 Ciccioli quieren agrandar sus propiedades donde cultivar soja… y dan instrucciones.
Ya es la hora de comer, toda la familia est谩 en su rancho de Santiago del Estero (Argentina). Crisitian Ferreyra, 茅ste pasado 16 de noviembre, ha invitado a tres compa帽eros del movimiento campesino que les aglutina (MOCASE-V铆a Campesina). Les preocupa el avance de los inmensos monocultivos de soja que a tantos campesinos y campesinas de la zona est谩n expulsando violentamente de sus tierras; y cuestionan el papel del gobernador Zamora y del poder judicial que todo lo permite.
Sin darles tiempo a reaccionar dos sicarios al servicio de los empresarios sojeros derrumban la puerta e increpan a Crisitian ― ¿Qui茅n te crees que sos? Cristian no duda ― Somos los due帽os de esta tierra, aqu铆 vivimos, ¿ustedes qui茅nes se creen?
Dos balas globalizadas, dos disparos capitalistas, acaban con los veinticuatro a帽os de Cristian.
Algunos diarios lo desmienten pero la especulaci贸n le asesin贸.
Gustavo Duch
Frente a la pantalla del ordenador, mientras toma su primer caf茅, estudia los 铆ndices burs谩tiles. Las deudas soberanas europeas son poco fiables, la bolsa sigue en ca铆da libre y el petr贸leo es demasiado inestable, han habido hallazgos inesperados. ¿D贸nde invertir? Las curvas de los granos b谩sicos est谩n, a su gusto, demasiado planas.
Toma el tel茅fono y en segundos las agencias de prensa ofrecen nuevos titulares: graves sequ铆as en pa铆ses asi谩ticos; un informe de una agencia internacional alerta de un pr贸ximo d茅ficit de alimentos en un Planeta de 7.000 millones de personas; se constata un importante aumento del consumo de carne; en Europa se estudia incrementar el uso de agrocombustibles…
Se anuda la corbata para salir al despacho a pocas calles de la central de Bolsa en Chicago, y de reojo vuelve a mirar la pantalla. Sonr铆e, la curva de los precios del grano apunta ya claramente hacia arriba.
La misma gr谩fica est谩 ya en las computadoras de todo el Planeta. Se disparan las operaciones (y las operaciones conllevan disparos). Fondos de inversi贸n de Goldman Sachs compran tierras agr铆colas en Indonesia, Camboya y Uruguay; Cargill y ADM deciden retener grano en sus almacenes, pues en breve su precio se doblar谩; y en Argentina los terratenientes como Jos茅 Ciccioli quieren agrandar sus propiedades donde cultivar soja… y dan instrucciones.
Ya es la hora de comer, toda la familia est谩 en su rancho de Santiago del Estero (Argentina). Crisitian Ferreyra, 茅ste pasado 16 de noviembre, ha invitado a tres compa帽eros del movimiento campesino que les aglutina (MOCASE-V铆a Campesina). Les preocupa el avance de los inmensos monocultivos de soja que a tantos campesinos y campesinas de la zona est谩n expulsando violentamente de sus tierras; y cuestionan el papel del gobernador Zamora y del poder judicial que todo lo permite.
Sin darles tiempo a reaccionar dos sicarios al servicio de los empresarios sojeros derrumban la puerta e increpan a Crisitian ― ¿Qui茅n te crees que sos? Cristian no duda ― Somos los due帽os de esta tierra, aqu铆 vivimos, ¿ustedes qui茅nes se creen?
Dos balas globalizadas, dos disparos capitalistas, acaban con los veinticuatro a帽os de Cristian.
Algunos diarios lo desmienten pero la especulaci贸n le asesin贸.
Gustavo Duch
