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CHILE. La marca Bachelet y la soberbia concertacionista

OPINI脫N de Fabi谩n Araneda.-

Las responsabilidades de Bachelet en el p茅simo manejo de la crisis del 27-F son vistas desde el oficialismo como una gran oportunidad para socavar el apoyo y adhesi贸n popular que dan a la ex mandataria las encuestas de cara a las pr贸ximas elecciones. Han intentado varias veces, con distintos 茅nfasis, establecer que la capacidad de liderazgo y de resoluci贸n, al fragor del terremoto y tsunami, muestra inoperancia de su parte. En esta l铆nea, incluso la vocera de gobierno la llam贸 a pedir perd贸n a las v铆ctimas.

Sin embargo, nada de eso ha resultado.

Ello porque la cr铆tica desde la derecha es oportunista, de vocaci贸n meramente electoralista y por ende solo busca 'empatar' responsabilidades entre un gobierno que aquella noche se mostr贸 inepto (qu茅 duda cabe) y el fracaso de la reconstrucci贸n (responsabilidad del gobierno actual). A ello sumemos la profunda crisis de credibilidad del gobierno y del propio Presidente, cuesti贸n que hace que cualquier cosa que digan o hagan cuente con la m谩s amplia desconfianza ciudadana. Junto con eso el gobierno ha mostrado ser tanto o m谩s ineficiente que el anterior. El discurso de la excelencia o 'el gobierno de los mejores' se fue a los tumbos. Hoy la derecha est谩 en la UTI. No es opci贸n.

La revelaci贸n de las declaraciones de Bachelet ante la Fiscal a cargo del caso volvi贸 a poner el tema en el tapete. A medida que se van recabando nuevos antecedentes queda en evidencia el mal manejo de aquella fat铆dica jornada. Esa ineficiencia se tradujo en cientos de muertos y damnificados, y por ende debe ser castigada por la opini贸n p煤blica.

Pero, ¿cu谩l es la verdadera responsabilidad de Bachelet?

Bachelet encabez贸 un mal gobierno. A veces los n煤meros y la 'encuestitis' hacen que perdamos la memoria reciente. En particular, la noche del 27-F evidenci贸 bajos niveles de coordinaci贸n entre el gobierno central y las regiones (un centralismo asfixiante) y un nulo manejo de las operaciones de las FFAA, con comandantes que siguieron durmiendo tras el sismo y no ten铆an aviones disponibles para recorrer el pa铆s. Se perdieron horas vitales, al no tener informaci贸n de lo que pasaba en Concepci贸n y en Talcahuano, debido a un impresentable estado de los sistemas de comunicaci贸n. Hablamos de errores que eran f谩cilmente evitables, pero que costaron la vida de cientos de chilenos.

Pero m谩s all谩 de enumerar la larga lista de errores t茅cnicos y de procedimiento, nuestra impresi贸n es que la crisis de aquella fat铆dica noche no es s贸lo ineficiencia, es la puesta en escena de un gobierno m谩s preocupado de la imagen y popularidad de una presidenta saliente que de diagnosticar y resolver efectivamente una crisis. Hab铆a que resguardar 'la marca Bachelet'. La soberbia los llev贸 a hablar de 'marejadas' en vez de maremoto. En las primeras horas hubo una obsesi贸n en las voces concertacionistas para bajar el perfil a lo ocurrido (basta escuchar las declaraciones del Intendente del B铆o B铆o, el socialista Jaime Toh谩 esa madrugada). La marca Bachelet era m谩s importante que la realidad que golpeaba brutalmente y sin aviso a miles de chilenos.

Esa marca ha sido resguardada por los barones del PS. Ella calla, ellos la blindan y promueven. La defienden con garras y colmillos sedientos de 'recuperar' La Moneda. El problema es que 'la marca Bachelet' no se vende separada de sus agentes y operadores. Si ella gana, la soberbia concertacionista volver谩 a instalarse despreciativa de las demandas ciudadanas y populares. Esa soberbia bien la conocimos durante las movilizaciones estudiantiles del 2006 o tras el asesinato de Mat铆as Catrileo.

Porque las limitaciones, el techo de lo posible con la Concertaci贸n, se demostr贸 desde el primer momento de ese 煤ltimo gobierno de “centro-izquierda”, cuando mientras Bachelet asum铆a el gobierno, los pobladores de Pe帽alol茅n intentaban tomarse un terreno para lograr el sue帽o de la casa propia en medio de gases lacrim贸genos. Lo hizo nuevamente cuando miles de estudiantes secundarios sal铆an a las calles ese mismo a帽o exigiendo una transformaci贸n real de la educaci贸n –en una antesala de las potentes protestas que protagonizar铆amos el 2011- s贸lo para ver c贸mo las autoridades de gobierno llegaban a un acuerdo con la derecha pol铆tica, perfectos voceros de las necesidades empresariales, en un triste eco del acuerdo del 2005 que cre贸 el Cr茅dito con Aval del Estado y profundiz贸 la mercantilizaci贸n de la educaci贸n.

En los hechos la Concertaci贸n ha sido la mejor defensora de los intereses de los empresarios, y ejemplos en ese sentido se pueden mencionar por decenas: la privatizaci贸n de los puertos, la pol铆tica intensa de concesiones de obras p煤blicas como las carreteras, los beneficios m煤ltiples para los privados en el manejo de nuestros recursos naturales, las continuas pol铆ticas de flexibilizaci贸n laboral –con el apoyo eterno de la CUT-, la progresiva militarizaci贸n del Wallmapu y un largo etc.

Apoyar a Bachelet es dar respiraci贸n boca a boca a una coalici贸n moribunda. Pensar que una vez en el gobierno la Concertaci贸n respetar谩 el programa que pacten es al menos iluso. Ya lo hicieron el 90'. Basta releer el notable libro "El Programa abandonado", del economista Hugo Fazio.

Pero tampoco pretendemos simplificar. No dudamos de las intenciones de verdadera transformaci贸n del modelo neoliberal que poseen sectores de la izquierda de la Concertaci贸n o del PC. El problema es que estos “buenos muchachos” no podr谩n avanzar sobre el muro conservador construido por el eje DC-PS, el que tambi茅n posee el mayor caudal de votos de la coalici贸n, condici贸n que los convierte en el bloque de mayor influencia a la hora de tomar decisiones pol铆ticas.

¿Volveremos entonces en las pr贸ximas elecciones a escuchar la cantinela del mal menor o los llamados a 'parar la derecha'? Eso hoy no es suficiente y va a contra-corriente de un pueblo que ha estado en la calle moviliz谩ndose y conquistando espacios. Si algo hemos aprendido es a defender nuestras convicciones cada vez con m谩s fuerza y energ铆a y no nos dejaremos ‘encantar’ por quienes han co-construido un modelo desigual y antidemocr谩tico.


*Vicepresidente de la Federaci贸n de Estudiantes Universidad de Chile- FECH 

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