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Fanatismo, tolerancia cero

OPINI脫N de Federico Mayor Zaragoza.- Sea religioso, ideol贸gico, deportivo... fanatismo, no. Es la negaci贸n de las distintivas calidades humanas. Debe erradicarse. Cualquier brote es peligroso.

Islamofobia, xenofobia de cualquier tipo, exaltaci贸n de cualquier 铆ndole, no. Hasta hace poco, la gente no pod铆a expresarse libremente. Ahora s铆. El tiempo de los espectadores impasibles, del silencio y de la sumisi贸n ha concluido.

Europa, muy especialmente, debe ser referente en el pleno ejercicio de los derechos humanos. La Carta de Derechos Fundamentales de la Uni贸n Europea, del a帽o 2000, es mucho m谩s importante, much铆simo m谩s, que la prima de riesgo. La crisis no es s贸lo econ贸mica. Es sobre todo 茅tica. Es la debacle de un sistema guiado por la codicia y el cortoplacismo. Un sistema que ha sustituido los valores morales por los burs谩tiles y las Naciones Unidas por grupos plutocr谩ticos. Un sistema que ha sido capaz de invadir a otro pa铆s, con miles de muertos, mutilados y desplazados, con argumentaciones falsas, para justificar sus ambiciones geoecon贸micas.

Fanatismo de nadie, por nada, a escala personal o colectiva. Tolerancia cero.

Todos los seres humanos disfrutando de todas las libertades, todos lo derechos, sin cortapisas. La emoci贸n no puede sustituir a la raz贸n, no puede anular las caracter铆sticas que posee de forma exclusiva la especie humana.

En los 煤ltimos a帽os, junto a acciones terroristas propiciadas por el fanatismo tanto inter como intrarreligioso se han producido, en pa铆ses que deber铆an ser ejemplo de solidaridad y buen sentido, reacciones xenof贸bicas extraordinariamente peligrosas. La historia nos demuestra que no deben tolerarse y que corresponde a instituciones internacionales revestidas de gran autoridad moral no consentirlo. Si en 1933, cuando Hitler escribi贸 en "Mein Kamf" que "la raza aria es incompatible con la raza jud铆a", se hubiera reaccionado con contundencia por parte de la Sociedad de Naciones... ni el holocausto ni, muy probablemente, la II Guerra Mundial hubieran tenido lugar. Pero la Sociedad de Naciones no pudo hacer nada porque el Partido Republicano de los EE.UU. no hab铆a permitido que su pa铆s fuera parte de la instituci贸n que su propio Presidente hab铆a creado, y carec铆a, por tanto, de la fuerza moral, estrat茅gica y "f铆sica" necesaria para intervenir.

Todos los seres humanos son, sin excepci贸n, iguales en dignidad y corresponde, ante una calidad de naturaleza global y una amenaza igualmente global, dotar al multilateralismo democr谩tico de los recursos de toda 铆ndole que se precisan para esta "tolerancia cero". Es apremiante refundar un sistema de Naciones Unidas que permita a la humanidad esclarecer horizontes hoy tan sombr铆os, porque est谩 claro que la fuerza de la raz贸n no prevalecer谩 sobre la raz贸n de la fuerza hasta que no seamos "Nosotros, los pueblos", quienes tengamos en nuestras manos las riendas del destino com煤n.

Ya podemos expresarnos. Seamos millones los que unamos nuestras voces en el ciberespacio para rechazar de plano cualquier manifestaci贸n de fanatismo. Tolerancia cero.




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