OPINI脫N de Carola Ch谩vez, Venezuela.- Cincuenta mil millones del FMI, “as铆 es, -afirma Lorenzo con una risita golosa- esa es la cifra”. Cincuenta mil millones es el precio que pusieron a nuestro pa铆s algunos que dicen tener su corazoncito en Venezuela. Corazoncito arrugado como una pasa por sus miserables ambiciones personales.
Cincuenta mil millones del FMI, que voltear铆an el tablero, “a game changer”, como en Libia, el 9 de octubre de 2011, once d铆as antes del asesinato de Gadafi cuando el mismo FMI que nos quiere venir a ayudar, decidi贸 que los representantes ese pa铆s ante el Fondo ser铆an, a partir de ese d铆a, no el gobierno Libio sino el Consejo Nacional de Transici贸n -¿les suena esta 煤ltima palabra?-. Ya todos sabemos lo que pas贸 con los “libios hambrientos de libertad”.
Cincuenta mil millones que vendr铆an junto a una llamada de Obama o de Hollande, su french poodle. Y cuando Obama llama, la sangre ti帽e todo, en este caso, sangre venezolana, nuestra.
Pero baj茅mosle dos, imaginemos el mejor de los casos, obviemos las bombas, el uranio empobrecido envenenando nuestra tierra por los siglos y los siglos. Olvidemos la suerte -¡vaya suerte!- de los otros pa铆ses que petroleros que desafiaron la regla de oro -negro- de tener que entregar sus recursos al grandote maloso del colegio global, ese abusador que “tuerce los brazos” y golpea a los peque帽os para quitarles su merienda. Ignoremos todo eso y simplemente recordemos.
Cincuenta mil millones de d贸lares con cien mil millones de condiciones de un ente cuya presidenta, Christine Lagarde, alerta que los ancianos viven mucho y con ello amenazan a la econom铆a global. Este “game changer” se impone a fuego el concepto perverso del hombre al servicio de la econom铆a, del capital. El 1% decidiendo sobre la vida y especialmente sobre la muerte del 99% restante, todo en nombre de una democracia torcida a la medida de los poderosos.
Recordemos lo que ya vivimos: Cien mil millones “recortes”, eufemismo para sueldos congelados, liberaci贸n de precios, ¿pensiones? no hay, esclavitud laboral, Estado anulado, pobreza, exclusi贸n, hambre, desesperanza, futuro truncado… Recordemos el paquetazo del 89, tan reciente, tal largo, con tantas cicatrices. Recordemos.
As铆 nos quiere salvar Lorenzo, que est谩 en guerra, llen谩ndose sus bolsillos ya abarrotados, sin despeinarse el copete.
Cincuenta mil millones del FMI, que voltear铆an el tablero, “a game changer”, como en Libia, el 9 de octubre de 2011, once d铆as antes del asesinato de Gadafi cuando el mismo FMI que nos quiere venir a ayudar, decidi贸 que los representantes ese pa铆s ante el Fondo ser铆an, a partir de ese d铆a, no el gobierno Libio sino el Consejo Nacional de Transici贸n -¿les suena esta 煤ltima palabra?-. Ya todos sabemos lo que pas贸 con los “libios hambrientos de libertad”.
Cincuenta mil millones que vendr铆an junto a una llamada de Obama o de Hollande, su french poodle. Y cuando Obama llama, la sangre ti帽e todo, en este caso, sangre venezolana, nuestra.
Pero baj茅mosle dos, imaginemos el mejor de los casos, obviemos las bombas, el uranio empobrecido envenenando nuestra tierra por los siglos y los siglos. Olvidemos la suerte -¡vaya suerte!- de los otros pa铆ses que petroleros que desafiaron la regla de oro -negro- de tener que entregar sus recursos al grandote maloso del colegio global, ese abusador que “tuerce los brazos” y golpea a los peque帽os para quitarles su merienda. Ignoremos todo eso y simplemente recordemos.
Cincuenta mil millones de d贸lares con cien mil millones de condiciones de un ente cuya presidenta, Christine Lagarde, alerta que los ancianos viven mucho y con ello amenazan a la econom铆a global. Este “game changer” se impone a fuego el concepto perverso del hombre al servicio de la econom铆a, del capital. El 1% decidiendo sobre la vida y especialmente sobre la muerte del 99% restante, todo en nombre de una democracia torcida a la medida de los poderosos.
Recordemos lo que ya vivimos: Cien mil millones “recortes”, eufemismo para sueldos congelados, liberaci贸n de precios, ¿pensiones? no hay, esclavitud laboral, Estado anulado, pobreza, exclusi贸n, hambre, desesperanza, futuro truncado… Recordemos el paquetazo del 89, tan reciente, tal largo, con tantas cicatrices. Recordemos.
As铆 nos quiere salvar Lorenzo, que est谩 en guerra, llen谩ndose sus bolsillos ya abarrotados, sin despeinarse el copete.
