OPINIÓN de Martin Khor.- La inesperada victoria de Donald Trump, que derrotó el orden establecido representado por Hillary Clinton, es el mayor indicio de que los valores básicos en los que se apoyan las sociedades occidentales desde la segunda guerra mundial han sufrido un cambio sísmico.
Un primer indicio de esto ya se vio en la primera mitad del año con el Brexit, que implicó la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
La tesis largamente sostenida de que la apertura al comercio y a las inversiones extranjeras es lo mejor para la economía y constituye una base para la estabilidad política, se desmorona bajo el peso de una opinión pública escéptica que culpa a los acuerdos comerciales y de inversión por la pérdida de puestos de trabajo y la relocalización de las industrias en el exterior.
Así, el año que comenzó con dos megaacuerdos comerciales -el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) y el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) entre Estados Unidos y la Unión Europea- finalizó con ambos descartados por el desconcertante abandono de Trump de la defensa de la economía abierta.
El 2016 será recordado como el año en que el romance con la “globalización” fue liquidado por una opinión pública desilusionada por las desigualdades de un sistema económico inclinado a favor de una minoría rica.
En Asia, hay temores de que la rebelión antiglobalización provoque un rápido aumento del proteccionismo, lo que afectará las exportaciones e industrias de la región.
Ante el anuncio de Trump de que sacaría a Estados Unidos del TPP, China prometió defender la liberalización del comercio. Y se preparó para esto con el despegue del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y el fortalecimiento de la iniciativa “Un Cinturón – Una Ruta”, enfocada a establecer nuevas rutas comerciales a través de 60 países de Asia, Europa, Medio Oriente y África.
En el frente ambiental, lo más relevante podría ser que un escéptico del cambio climático haya sido elegido presidente de Estados Unidos. Cuando es probable que 2016 sea el año con las máximas temperaturas registradas hasta ahora, superando las de 2015, Trump ya anunció el retiro de su país del insuficiente Acuerdo de Paris.
En el campo de la salud, los peligros de la resistencia a los antibióticos adquirieron prioridad en la agenda global, con una declaración de las Naciones Unidas en setiembre. En 2016, hubo creciente evidencia y claras advertencias de que se está entrando en una era post antibióticos en la que los medicamentos ya no funcionan y millones de personas morirán de infecciones y enfermedades que antes podían tratarse fácilmente.
En el área económica, aunque la economía mundial en general no se comportó tan mal en 2016, con índices de crecimiento proyectados de 2,4% a 3%, para los países en desarrollo el año finalizó con la preocupación de que los altos ingresos de capitales de los últimos años están revirtiendo, regresando a Estados Unidos. La primera de una serie de aumentos de las tasas de interés se produjo la semana pasada.
Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur.
Un primer indicio de esto ya se vio en la primera mitad del año con el Brexit, que implicó la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
La tesis largamente sostenida de que la apertura al comercio y a las inversiones extranjeras es lo mejor para la economía y constituye una base para la estabilidad política, se desmorona bajo el peso de una opinión pública escéptica que culpa a los acuerdos comerciales y de inversión por la pérdida de puestos de trabajo y la relocalización de las industrias en el exterior.
Así, el año que comenzó con dos megaacuerdos comerciales -el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) y el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) entre Estados Unidos y la Unión Europea- finalizó con ambos descartados por el desconcertante abandono de Trump de la defensa de la economía abierta.
El 2016 será recordado como el año en que el romance con la “globalización” fue liquidado por una opinión pública desilusionada por las desigualdades de un sistema económico inclinado a favor de una minoría rica.
En Asia, hay temores de que la rebelión antiglobalización provoque un rápido aumento del proteccionismo, lo que afectará las exportaciones e industrias de la región.
Ante el anuncio de Trump de que sacaría a Estados Unidos del TPP, China prometió defender la liberalización del comercio. Y se preparó para esto con el despegue del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y el fortalecimiento de la iniciativa “Un Cinturón – Una Ruta”, enfocada a establecer nuevas rutas comerciales a través de 60 países de Asia, Europa, Medio Oriente y África.
En el frente ambiental, lo más relevante podría ser que un escéptico del cambio climático haya sido elegido presidente de Estados Unidos. Cuando es probable que 2016 sea el año con las máximas temperaturas registradas hasta ahora, superando las de 2015, Trump ya anunció el retiro de su país del insuficiente Acuerdo de Paris.
En el campo de la salud, los peligros de la resistencia a los antibióticos adquirieron prioridad en la agenda global, con una declaración de las Naciones Unidas en setiembre. En 2016, hubo creciente evidencia y claras advertencias de que se está entrando en una era post antibióticos en la que los medicamentos ya no funcionan y millones de personas morirán de infecciones y enfermedades que antes podían tratarse fácilmente.
En el área económica, aunque la economía mundial en general no se comportó tan mal en 2016, con índices de crecimiento proyectados de 2,4% a 3%, para los países en desarrollo el año finalizó con la preocupación de que los altos ingresos de capitales de los últimos años están revirtiendo, regresando a Estados Unidos. La primera de una serie de aumentos de las tasas de interés se produjo la semana pasada.
Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur.
