OPINI脫N de Ana Cuevas Pascual.- El asesinato despiadado de una joven anti-fascista en Charlottesville (EEUU) nos descubre que, el pa铆s m谩s poderoso del mundo, tambi茅n tiene los armarios abarrotados de espectros. Hay viejas heridas en la historia que no acaban de curarse. En Espa帽a sabemos algo sobre esto. Aqu铆 no faltan voceros revisionistas de la verdad hist贸rica que niegan, o pretenden pasar p谩gina, de miles de cr铆menes que han quedado impunes. Ejecuciones, fosas abandonadas, torturas, violaciones... Todo se barre convenientemente bajo la alfombra del olvido. Si no, ¿c贸mo ser铆a posible que el partido en el gobierno hubiera sido fundado por un ministro franquista? De aquello que no se habla, no existe. Invirtiendo la carga de la prueba, se tacha de revanchistas a quienes claman justicia. No se puede cimentar un gran pa铆s sobre la humillaci贸n y el desprecio a las v铆ctimas de la dictadura. Sobre falacias e hipocres铆a. As铆 nos va.

A veces, sin ninguna causa aparente m谩s all谩 del "sospechoso" color de su piel.
Hollywood contribuy贸 a crear las versiones torticeras que el establisment necesitaba para escribir los renglones torcidos de la historia. Como el NODO patrio pero en cinemascope y de difusi贸n internacional. Pero manipular los hechos no es prerrogativa del cine.
Peri贸dicos y otros medios espa帽oles, como El Pa铆s, nos sorprenden por la tibieza que emplean a la hora de llamar a las cosas por su nombre. Hablan de disturbios entre radicales opuestos. ¿Perd贸n? ¿Pretenden meter en el mismo saco a los anti-fascistas y a los nazis?
Porque convendr铆a aclarar que los primeros defienden los derechos humanos, est谩n en contra del racismo y a favor de la justicia social. Y los segundos, pues eso. Son nazis. Llevan esv谩sticas, pegan palizas a la gente de otra raza, a los inmigrantes, a los vagabundos, a los que visten diferente o a los homosexuales. A la hora de repartir estopa son unos dem贸cratas de campeonato.
La explosi贸n de violencia supremacista en Charlottesville no es aleatoria. El mandato de Trumph ha proporcionado un caldo adecuado de cultivo para que salgan a la luz esas heridas podridas. Cerradas en falso desde la guerra de secesi贸n.
Igual que sucede en Espa帽a. Donde la fundaci贸n Francisco Franco recibe fondos p煤blicos para retorcer maquiav茅licamente la historia y pintar al dictador como un santo que no mat贸 una mosca en su vida. Donde se le conserva en un mausoleo, enterrado junto a sus v铆ctimas que permanecen ah铆 a la fuerza. A煤n ahora. Un pa铆s donde una organizaci贸n que fue manifiestamente criminal como Falange, tiene total libertad para esparcir su ideolog铆a falsaria y repugnante. Donde organizaciones neonazis reciben cobijo gacias a la generosidad de pol铆ticos, igual peperos que sociatas, para reunirse y hacer apolog铆a de la violencia irracional.
Hoy en d铆a es habitual que se califique de nazi a casi todas y todos... menos a los nazis. Si defiendes los derechos de la mujer te llaman feminazi. Si te posicionas ideol贸gicamente a la izquierda te llaman nazi y genocida. Si eres ecologista eres una nazi.
En cambio, si te paseas con una cruz gamada al hombro gritando ¡Heil Hitler! est谩s haciendo uso de tu libertad de expresi贸n.
Cada 20 de noviembre vivimos nuestro propio Charlottesville. Nazis, fascistas y supremacistas patrios exhiben impunemente su antolog铆a del horror. Amagan contra una sociedad que quiere convivir en paz. Que quiere cerrar las heridas s铆. Pero previa desinfecci贸n y limpieza de toda la porquer铆a, como ellos, que a煤n supura.
Queremos pasar p谩gina pero despu茅s de haber le铆do todo el libro. Es la ignorancia la que permite que tarados violentos de todo el mundo campen a sus anchas amparados en la libertad de expresi贸n. Los mismos que no dudar铆an en eliminar a quien se expresa diferente a sus ideas. Como la muchacha atropellada por el nazi supremacista blanco. ¿El crimen es tambi茅n libertad de expresi贸n?
A riesgo de que me llamen nazi quiero recordar el art铆culo 510.1.a) del C贸digo penal castiga con una pena de uno a cuatro a帽os de prisi贸n y multa de seis a doce meses a aquellos que “p煤blicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminaci贸n o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por raz贸n de su pertenencia a aqu茅l, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideolog铆a, religi贸n o creencias, situaci贸n familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o naci贸n, su origen nacional, su sexo, orientaci贸n o identidad sexual, por razones de g茅nero, enfermedad o discapacidad”.
Lo digo para cuando llegue el pr贸ximo 20 de noviembre. Por si los mandamases tienen a bien tener la ley en cuenta. Ya que eso de cumplir la ley de Memoria Hist贸rica parece que no cala.

A los estadounidenses tambi茅n les han contado muchos cuentos chinos. Por ejemplo que Lincoln fue el garante del abolicionismo. Lo cierto es que tengo entendido que era un tipo racista que realmente serv铆a a los intereses de los empresarios industriales del norte. Los derechos de los afroamericanos han sido, y siguen siendo, ganados con su propia sangre, sudor y l谩grimas. Componen el sector m谩s pobre de la poblaci贸n. Los negros estadounidenses llenan las c谩rceles y mueren abatidos a tiros en la calle por la polic铆a.
A veces, sin ninguna causa aparente m谩s all谩 del "sospechoso" color de su piel.
Hollywood contribuy贸 a crear las versiones torticeras que el establisment necesitaba para escribir los renglones torcidos de la historia. Como el NODO patrio pero en cinemascope y de difusi贸n internacional. Pero manipular los hechos no es prerrogativa del cine.
Peri贸dicos y otros medios espa帽oles, como El Pa铆s, nos sorprenden por la tibieza que emplean a la hora de llamar a las cosas por su nombre. Hablan de disturbios entre radicales opuestos. ¿Perd贸n? ¿Pretenden meter en el mismo saco a los anti-fascistas y a los nazis?
Porque convendr铆a aclarar que los primeros defienden los derechos humanos, est谩n en contra del racismo y a favor de la justicia social. Y los segundos, pues eso. Son nazis. Llevan esv谩sticas, pegan palizas a la gente de otra raza, a los inmigrantes, a los vagabundos, a los que visten diferente o a los homosexuales. A la hora de repartir estopa son unos dem贸cratas de campeonato.
La explosi贸n de violencia supremacista en Charlottesville no es aleatoria. El mandato de Trumph ha proporcionado un caldo adecuado de cultivo para que salgan a la luz esas heridas podridas. Cerradas en falso desde la guerra de secesi贸n.
Igual que sucede en Espa帽a. Donde la fundaci贸n Francisco Franco recibe fondos p煤blicos para retorcer maquiav茅licamente la historia y pintar al dictador como un santo que no mat贸 una mosca en su vida. Donde se le conserva en un mausoleo, enterrado junto a sus v铆ctimas que permanecen ah铆 a la fuerza. A煤n ahora. Un pa铆s donde una organizaci贸n que fue manifiestamente criminal como Falange, tiene total libertad para esparcir su ideolog铆a falsaria y repugnante. Donde organizaciones neonazis reciben cobijo gacias a la generosidad de pol铆ticos, igual peperos que sociatas, para reunirse y hacer apolog铆a de la violencia irracional.
Hoy en d铆a es habitual que se califique de nazi a casi todas y todos... menos a los nazis. Si defiendes los derechos de la mujer te llaman feminazi. Si te posicionas ideol贸gicamente a la izquierda te llaman nazi y genocida. Si eres ecologista eres una nazi.
En cambio, si te paseas con una cruz gamada al hombro gritando ¡Heil Hitler! est谩s haciendo uso de tu libertad de expresi贸n.
Cada 20 de noviembre vivimos nuestro propio Charlottesville. Nazis, fascistas y supremacistas patrios exhiben impunemente su antolog铆a del horror. Amagan contra una sociedad que quiere convivir en paz. Que quiere cerrar las heridas s铆. Pero previa desinfecci贸n y limpieza de toda la porquer铆a, como ellos, que a煤n supura.
Queremos pasar p谩gina pero despu茅s de haber le铆do todo el libro. Es la ignorancia la que permite que tarados violentos de todo el mundo campen a sus anchas amparados en la libertad de expresi贸n. Los mismos que no dudar铆an en eliminar a quien se expresa diferente a sus ideas. Como la muchacha atropellada por el nazi supremacista blanco. ¿El crimen es tambi茅n libertad de expresi贸n?
A riesgo de que me llamen nazi quiero recordar el art铆culo 510.1.a) del C贸digo penal castiga con una pena de uno a cuatro a帽os de prisi贸n y multa de seis a doce meses a aquellos que “p煤blicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminaci贸n o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por raz贸n de su pertenencia a aqu茅l, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideolog铆a, religi贸n o creencias, situaci贸n familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o naci贸n, su origen nacional, su sexo, orientaci贸n o identidad sexual, por razones de g茅nero, enfermedad o discapacidad”.
Lo digo para cuando llegue el pr贸ximo 20 de noviembre. Por si los mandamases tienen a bien tener la ley en cuenta. Ya que eso de cumplir la ley de Memoria Hist贸rica parece que no cala.