OPINI脫N de Ileana Alamilla.- A la mayor铆a de guatemaltecos se los est谩 llevando el r铆o, a unos m谩s que a otros. La Coordinadora Nacional para la Reducci贸n de Desastres reporta graves da帽os en muchas localidades; hay 27 personas fallecidas y 368,694 afectadas por las lluvias, pero pasan desapercibidas, as铆 como los 26 heridos, los 4 desaparecidos y las 7,218 viviendas que tienen da帽os entre leves, moderados y severos. Total, eso no es lo m谩s importante para el pa铆s, que se encuentra inmerso en una polarizaci贸n que no tiene visos de encontrar cauces para el entendimiento.
Mientras tanto, Alta Verapaz, Retalhuleu e Izabal han estado en alerta roja por las lluvias, as铆 como Huehuetenango y San Marcos; estos dos debido al sismo del pasado 7 de septiembre. En Pet茅n, Quich茅 y Huehuetenango hay lugares con derrumbes. Pero esa realidad es muy lejana para los citadinos. En fin, las personas que viven en el 谩rea rural siempre han tenido toda clase de problemas; estos fen贸menos naturales que provocan desastres sociales son uno m谩s.
A los huracanes, tormentas tropicales, deslaves, inundaciones, crecida de r铆os que arrastran lo que encuentran a su paso se suma otro terrible cicl贸n, el de la corrupci贸n, que por d茅cadas ha azotado al pa铆s y que ahora por fin estamos combatiendo.
Pero adem谩s de ese objetivo y de luchar contra la impunidad, tambi茅n deber铆amos abordar lo que est谩n viviendo los millones de personas que nunca han sido atendidas por esta simulaci贸n de Estado que tenemos, que siguen con el mismo ciclo de pobreza y desigualdad y que poco saben de qu茅 se trata esta cruzada contra la corrupci贸n.
Las movilizaciones son expresi贸n de la participaci贸n ciudadana, en ejercicio de su leg铆timo derecho. Las autoridades, mesuradamente, han tenido que hacer esfuerzos por evitar confrontaci贸n y provocaciones, lo que debe ser reconocido; sin embargo, en medio de todo este movimiento c铆vico que se ha gestado, empezamos a percibir actitudes que deben preocupar al Gobierno y a la poblaci贸n.
Me refiero a la cobertura de hechos noticiosos en donde ya hay indicios de intolerancia, abuso e incluso violaci贸n a normas constitucionales que garantizan la libertad de expresi贸n, de prensa, de opini贸n y del derecho a informar y ser informados. Estas agresiones las ejecutan l铆deres pol铆ticos, agentes del Estado y hasta personas individuales.
Hay ciudadanos cuya confianza en el sistema de informaci贸n ha disminuido. Acusan a unos medios de ser proclives a ciertas tendencias, a otros los se帽alan de ser parciales y a unos m谩s hasta les han dicho que est谩n “vendidos”. En las redes sociales se han ensa帽ado en contra de periodistas, a quienes tratan de desacreditar y deshonrar.
Pero es inaceptable que las reacciones violentas, las injurias, las calumnias y la difamaci贸n se conviertan en la estrategia para atacar a medios y a periodistas que trabajan en ellos, olvidando que dichos comunicadores son trabajadores, igual que quienes est谩n acudiendo a las manifestaciones o aquellos que se expresan en redes sociales.
Debemos poner un alto a esta situaci贸n. Los reporteros, corresponsales, periodistas, columnistas, fot贸grafos, camar贸grafos y todos los que participan en el proceso informativo merecen respeto, est谩n desempe帽ando un trabajo en funci贸n social, est谩n acercando partes de la realidad a la audiencia. No es posible que la prensa se convierta en el “enemigo a vencer”. Y si hay colegas que no est谩n apegando su trabajo a la 茅tica y no se desempe帽an con responsabilidad, hay otras v铆as para denunciarlos, pero rechazamos la violencia y los intentos de degradar el trabajo de la prensa.
Mientras tanto, Alta Verapaz, Retalhuleu e Izabal han estado en alerta roja por las lluvias, as铆 como Huehuetenango y San Marcos; estos dos debido al sismo del pasado 7 de septiembre. En Pet茅n, Quich茅 y Huehuetenango hay lugares con derrumbes. Pero esa realidad es muy lejana para los citadinos. En fin, las personas que viven en el 谩rea rural siempre han tenido toda clase de problemas; estos fen贸menos naturales que provocan desastres sociales son uno m谩s.
A los huracanes, tormentas tropicales, deslaves, inundaciones, crecida de r铆os que arrastran lo que encuentran a su paso se suma otro terrible cicl贸n, el de la corrupci贸n, que por d茅cadas ha azotado al pa铆s y que ahora por fin estamos combatiendo.
Pero adem谩s de ese objetivo y de luchar contra la impunidad, tambi茅n deber铆amos abordar lo que est谩n viviendo los millones de personas que nunca han sido atendidas por esta simulaci贸n de Estado que tenemos, que siguen con el mismo ciclo de pobreza y desigualdad y que poco saben de qu茅 se trata esta cruzada contra la corrupci贸n.
Las movilizaciones son expresi贸n de la participaci贸n ciudadana, en ejercicio de su leg铆timo derecho. Las autoridades, mesuradamente, han tenido que hacer esfuerzos por evitar confrontaci贸n y provocaciones, lo que debe ser reconocido; sin embargo, en medio de todo este movimiento c铆vico que se ha gestado, empezamos a percibir actitudes que deben preocupar al Gobierno y a la poblaci贸n.
Me refiero a la cobertura de hechos noticiosos en donde ya hay indicios de intolerancia, abuso e incluso violaci贸n a normas constitucionales que garantizan la libertad de expresi贸n, de prensa, de opini贸n y del derecho a informar y ser informados. Estas agresiones las ejecutan l铆deres pol铆ticos, agentes del Estado y hasta personas individuales.
Hay ciudadanos cuya confianza en el sistema de informaci贸n ha disminuido. Acusan a unos medios de ser proclives a ciertas tendencias, a otros los se帽alan de ser parciales y a unos m谩s hasta les han dicho que est谩n “vendidos”. En las redes sociales se han ensa帽ado en contra de periodistas, a quienes tratan de desacreditar y deshonrar.
Pero es inaceptable que las reacciones violentas, las injurias, las calumnias y la difamaci贸n se conviertan en la estrategia para atacar a medios y a periodistas que trabajan en ellos, olvidando que dichos comunicadores son trabajadores, igual que quienes est谩n acudiendo a las manifestaciones o aquellos que se expresan en redes sociales.
Debemos poner un alto a esta situaci贸n. Los reporteros, corresponsales, periodistas, columnistas, fot贸grafos, camar贸grafos y todos los que participan en el proceso informativo merecen respeto, est谩n desempe帽ando un trabajo en funci贸n social, est谩n acercando partes de la realidad a la audiencia. No es posible que la prensa se convierta en el “enemigo a vencer”. Y si hay colegas que no est谩n apegando su trabajo a la 茅tica y no se desempe帽an con responsabilidad, hay otras v铆as para denunciarlos, pero rechazamos la violencia y los intentos de degradar el trabajo de la prensa.