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El Estado de derecho dictatorial

OPINI脫N de ram贸n Cotarelo/ Palinuro.- El gobierno hab铆a excluido expresamente la radiotelevisi贸n publica catalana del alcance del 155 para no dar la deplorable impresi贸n de que entraba a "liberar" este medio como ya lo hab铆a hecho con los estatales, convirti茅ndolos en centros de agitprop del PP y la G眉rtel. Pero ya ha encontrado el medio de meterle mano ocultando esta, a base de encargar a la Junta Electoral la fea tarea de la censura. TV3 no puede llamar "gobierno en el exilio" al gobierno en el exilio. Claro. ¿Qu茅 sentido tiene que un medio del gobierno llame por su nombre al adversario del gobierno? Es mucho m谩s l贸gico -y as铆 ser谩n las 贸rdenes- que lo llame "banda de ratas y forajidos" o "Cipollinos". Tambi茅n es l贸gico, en ese 谩nimo, obligar a los medios p煤blicos catalanes a cuestionar que hubiera heridos en el refer茅ndum del 1/10; incluso a negar que hubiera refer茅ndum. Y tambi茅n, ¿por qu茅 no? animarlos a interpretar creativamente la realidad, como hacen los del Estado, que dan una arenga de la vicepresidenta del gobierno contestando a otra previa de Puigdemont que ni siquiera han mencionado.




Al llegar aqu铆 estamos ya en plena dictadura de hecho. De la mano del 155, a su vez ya adelantado por la vigente ley mordaza que viene a ser una especie de 155 avant la lettre, una norma de plenos poderes e impunidad para que la polic铆a reprima y castigue lo que le parezca bien, incluso, por supuesto, imaginarios delitos de opini贸n, disfrazados bajo otras denominaciones o sin disfraz alguno. El 155 eleva de rango la represi贸n. Y es acicate para que los jueces sigan persiguiendo tuiteros, raza maldita empe帽ada en tomarse a chirigota los sacrosantos lo que sea.

Esto de las redes e internet los trae locos porque, tras haber comprado a las tripulaciones de los barcos period铆sticos, se encuentran con que todos hacen agua por las innumerables v铆as por las que la verdad sale a flote en el ciberespacio. Por eso vino el Rey el otro d铆a a avisarnos del "peligro de los canales de desinformaci贸n". En rom谩n paladino, que est谩n preparando la censura en la red y viene este real mozo a salvarnos de nosotros mismos. As铆 lo anunci贸 S谩enz de Santamar铆a hace unas fechas, hablando de un prop贸sito de "regular la libertad de expresi贸n en las redes". O sea, ley mordaza en internet, para entendernos.

El consuelo es que, como se ha demostrado en la comisi贸n del Congreso para tratar el divertido asunto del amigo ruso del proc茅s que hasta El Pa铆s tacha de "esperpento", no solo no tienen prueba alguna de la conjura; tampoco tienen idea de lo que hablan. Escuchar a la diputada hablar de los "sofpapers", as铆, como suena, es tan hilarante como comprobar que Cospedal, ministra de Defensa del Reino de Espa帽a, se traga que Puigdemont es un agente ruso con el nombre de guerra de Cipollino, popular personaje en Rusia.

Pero estamos en plena censura en la vida real. La prisi贸n de Alcal谩 Meco ha devuelto como no autorizada, una Revista de Catalunya dedicada a Prat de la Riba. O sea, la ha censurado. ¿Desde cu谩ndo tiene la destinataria, Meritxell Borr脿s, mermados o recortados otros derechos que no sean la libertad de circulaci贸n? El reglamento penitenciario no permite, entiendo, declarar "no autorizados" m谩s objetos que los que expresamente prev茅. Y no est谩n las publicaciones legales y mucho menos por raz贸n de su contenido.

El 155, que el PSOE apoya junto a C's) es un estado de excepci贸n encubierto que ampl铆a la persecuci贸n y censura por razones ideol贸gicas al 谩mbito judicial. La justicia que est谩 aplic谩ndose es la justicia del enemigo. Obligar a la gente a acatar una constituci贸n so pena de c谩rcel, algo que ni la propia Constituci贸n puede admitir, lleva la justicia al terreno inquisitorial y, adem谩s, no sirve para nada. Carece de legitimidad, aunque amontone toda la legalidad que quiera.

Y, puestos, ya tambi茅n se aplica el derecho del enemigo no solo seg煤n ideolog铆as nacionales sino tambi茅n intereses de clase. Esa legalidad que Rajoy y su gobierno abanderan en Catalu帽a tiene un vicio de ra铆z que la convierte en legalidad de la G眉rtel. En todo caso, el discurso tiene dos afirmaciones: nadie est谩 por encima de la ley y esta, la ley, es igual para todos. La primera es falsa. La segunda, tambi茅n.

La primera ignora la figura del Rey de derecho y los cercanos a 茅l, de hecho. Ignora, adem谩s que los muchos fuera de la ley del partido del gobierno tambi茅n, en realidad, est谩n por encima de la ley.

La segunda, la de la igualdad, es la manifestaci贸n m谩s descarada del dominio de la derecha. Espa帽a es, por varios conceptos, el pa铆s con m谩s desigualdades de Europa, excluidos los antiguos socialistas. Esto es acorde con la doctrina de Rajoy que, en sus a帽os mozos, alcanz贸 a escribir un art铆culo afirmando que los seres humanos no pueden ser iguales pues as铆 lo demuestra la ciencia. Es mucha filosof铆a para Palinuro. Los seres humanos, lo ignoro; pero de que no lo sean los espa帽oles se ha encargado Rajoy y la oligarqu铆a nacional cat贸lica para la que gobierna. Una desigualdad lacerante, humillante, impuesta por la prepotencia de quien gobierna de modo tir谩nico: Urdangarin, Rato, Matas, etc., todos en libertad, son un polo de la igualdad espa帽ola; el otro, Junqueras, Borr脿s, Romeva, etc., todos en prisi贸n. Si eso no es desigualdad, la palabra no significa nada.

Unos chicos llevan un a帽o en prisi贸n por una pelea en un bar de Alsasua; a otros, que asaltaron la librer铆a Blanquerna, el Tribunal Constitucional los deja en libertad provisional porque encarcelarlos podr铆a provocar "consecuencias irreparables". Que uno de los asaltantes sea pariente de un ministro del gobierno es lo m谩s normal del mundo. Cuando se trata de la justicia del enemigo.

La defensa del Estado espa帽ol como un Estado de derecho oculta que este no respeta los dos principios que invoca. Tampoco act煤a en el marco de la divisi贸n de poderes pues el legislativo es irrelevante y el judicial, correa de transmisi贸n del ejecutivo que, a su vez gobierna de forma irresponsable y sin control, vali茅ndose de una norma de plenos poderes. Y con una creciente injerencia del Monarca en la vida pol铆tica, pues no pod铆a faltar el toque borb贸nico.

Y todo ello sin autoridad alguna ya que la corrupci贸n estructural del sistema lo priva de todo cr茅dito y legitimidad.















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