OPINI脫N de Ram贸n Cotarelo/ Palinuro.- El sol de la rebeld铆a, dicho sea como met谩fora celestial, por si el Supremo. El sol de la europeizaci贸n del conflicto Espa帽a/Catalu帽a. Desde el comienzo se ha reconocido que el exilio de Puigdemont en Bruselas (h谩bil elecci贸n) fue un gran paso en la internacionalizaci贸n de la querella. Y m谩s pasos que han venido despu茅s con botas de siete leguas.

Perm铆tase a Palinuro soslayar el asunto de los concili谩bulos y las negociaciones entre indepes, arropado en su fe de que llegar谩n a un acuerdo porque no hay otra. Y no soslayar para dedicarse a la holganza, sino para plantear un asunto colateral a estas cuestiones, pero decisivo.
Al margen de las razones de otro tipo para investir a Puigdemont, est谩 la de que ya es un polo de autoridad en torno al cual puede fraguar una estructura institucional de gobierno en el exilio. El pa铆s sabe mucho de esto. Centroeuropa, los Pa铆ses Bajos, Suiza, han sido de siempre tierras de asilo para los disidentes espa帽oles, ahora como catalanes.
La cuesti贸n es hasta qu茅 punto un gobierno de la Generalitat en el exilio puede provocar un conflicto diplom谩tico con B茅lgica. A primera vista y a juzgar por el divertido asunto de la euro-orden de ida y vuelta, el gobierno espa帽ol mantiene cierta cautela y tratar谩 de evitar enfrentamientos pero acabar谩 obligado a presentar protesta por la actividad de un gobierno catal谩n en el exilio. Que es justamente uno de los fines del independentismo: ser objeto (no provocar) de un conflicto diplom谩tico entre dos Estados de la UE en el que varios otros querr谩n tambi茅n opinar. En Flandes vuelve a estar la batalla.
Y todo eso sin perjuicio de que los asuntos cotidianos de la Rep煤blica Catalana sean gestionados por un govern independentista que comenzar谩 exigiendo la retirada del 155.
Perm铆tase a Palinuro soslayar el asunto de los concili谩bulos y las negociaciones entre indepes, arropado en su fe de que llegar谩n a un acuerdo porque no hay otra. Y no soslayar para dedicarse a la holganza, sino para plantear un asunto colateral a estas cuestiones, pero decisivo.
Al margen de las razones de otro tipo para investir a Puigdemont, est谩 la de que ya es un polo de autoridad en torno al cual puede fraguar una estructura institucional de gobierno en el exilio. El pa铆s sabe mucho de esto. Centroeuropa, los Pa铆ses Bajos, Suiza, han sido de siempre tierras de asilo para los disidentes espa帽oles, ahora como catalanes.
La cuesti贸n es hasta qu茅 punto un gobierno de la Generalitat en el exilio puede provocar un conflicto diplom谩tico con B茅lgica. A primera vista y a juzgar por el divertido asunto de la euro-orden de ida y vuelta, el gobierno espa帽ol mantiene cierta cautela y tratar谩 de evitar enfrentamientos pero acabar谩 obligado a presentar protesta por la actividad de un gobierno catal谩n en el exilio. Que es justamente uno de los fines del independentismo: ser objeto (no provocar) de un conflicto diplom谩tico entre dos Estados de la UE en el que varios otros querr谩n tambi茅n opinar. En Flandes vuelve a estar la batalla.
Y todo eso sin perjuicio de que los asuntos cotidianos de la Rep煤blica Catalana sean gestionados por un govern independentista que comenzar谩 exigiendo la retirada del 155.