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"Estoy más orgullosa que nunca de ser de Hong Kong"



Foto cortesía de Sonia Ng

La estudiante universitaria Sonia Ng es la única manifestante que ha acusado a la policía de Hong Kong de agresión sexual usando su nombre real.


Otras personas han hablado con la condición de que se mantenga su anonimato, y han denunciado que fueron objeto de tocamientos inapropiados o registros corporales sin ropa en el momento del arresto o mientras estuvieron detenidas. Ng afirmó en una conferencia de prensa que un agente de policía le golpeó los pechos mientras estaba detenida tras su arresto en una protesta. Más tarde, ante un recinto universitario atestado, dijo: “No soy la única”, y denunció que muchas manifestantes habían sido objeto de diferentes formas de violencia sexual. A continuación se quitó la máscara que le cubría el rostro para desvelar su identidad.

Esta es la historia de Sonia con sus propias palabras:

Antes de este movimiento, yo odiaba Hong Kong. Antes pensaba que no tenía gran cosa en común con la gente de aquí, y la falta de avances en la lucha por la democracia me hizo sentir que éramos débiles.

Pero después de todo lo que he vivido, es un orgullo para mí decir que soy hongkonesa.

Después de hablar de mi experiencia de violencia sexual a manos de la policía, muchas personas desconocidas me han dado fuerza. Me han enviado tarjetas postales, me han regalado ositos de peluche, o me han hecho sopa o pasteles. Cada pequeña muestra de su amor me apoya para seguir adelante.

La gente me ha apoyado también de otras maneras. Cuando estuve detenida en el Centro de Detención Sun Uk Ling el 31 de agosto, el agente de guardia me incluyó en el nivel dos de registro corporal sin ropa, lo cual significaba que tenía que desvestirme. Siempre recordaré la bondad de una trabajadora social que estaba presente y discutió con la policía. Les hizo ajustar el cacheo para que no tuviera que desnudarme. Esto me mostró la importancia de mantenerse firme y asegurarse de que la gente que te rodea —las personas vulnerables, y las personas que son arrestadas— conocen sus derechos.

También se me ha censurado por hablar abiertamente. La gente ha dicho de mí cosas como “es promiscua”, o han intentado difamarme diciendo que ofrezco sexo por dinero. Ha habido gente que me ha preguntado cosas como “¿cuánto cobras por noche?”.

Otras personas han puesto en duda que diga la verdad, y han dicho cosas sobre mis antecedentes familiares y mi salud mental. La gente no quiere reconocer las cuestiones que he planteado, prefiere deshacerse de la persona que las plantea.

En los primeros días después mis denuncias pensé en huir, pero decidí plantarle cara a la situación: toda una vida huyendo significa una vida de no romper el ciclo.

Sé también que otras personas han vivido experiencias mucho peores. La policía no me apaleó físicamente, y no he perdido un ojo o un diente; en comparación con las lesiones que otras personas han sufrido, lo mío no fue nada. Si ellas consiguieron encontrar la fuerza de voluntad necesaria para seguir viviendo, yo también puedo.

Hay quien sugiere que las mujeres que se manifiestan no deberían estar en primera línea debido al riesgo de sufrir agresiones sexuales por parte de la policía. Esa decisión corresponde a cada persona, pero yo no desaconsejaría a las mujeres que estén en primera línea. Las protestas necesitan gente.

Todas y todos sabemos que Hong Kong es nuestro hogar, y tenemos que alzarnos con valentía sea cual sea nuestro género.

Los grupos de mujeres en Hong Kong trabajan arduamente para defender los derechos de las mujeres. Un grupo llamado Rainlily está haciendo un gran trabajo para transmitir el mensaje de que las mujeres no tienen que cohibirse a la hora de hablar sobre la violencia sexual ni deben hacer caso a comentarios vergonzosos. También muestran a la gente dónde se puede acudir para obtener apoyo profesional.

Después de este movimiento se puede ver que un formidable cambio está teniendo lugar en nuestra sociedad; se están cuestionando de verdad las percepciones negativas de la gente sobre Hong Kong.

Dicen que a la población hongkonesa sólo le preocupa el dinero, pero miren a todas las personas que están haciendo donaciones. Dicen que a las y los hongkoneses no les importan los demás, pero miren cómo vierten lágrimas por una persona desconocida que ha muerto. Dicen que la gente de Hong Kong se doblega ante quien tenga el poder, pero miren cómo la gente se une para hacer huelga.

Es cierto que para Hong Kong, hacer frente al Partido Comunista Chino es como verter agua en el mar, pero esta es nuestra tierra y debemos luchar hasta el final. Después de este movimiento, creo de verdad que Hong Kong es mi hogar. Amo este lugar y amo aún más a la gente de aquí. Sigo creyendo que puede haber un cambio: mientras siga habiendo un movimiento, mientras el fuego permanezca en nuestros corazones, siempre tendremos una oportunidad.

Amnistía Internacional pide una investigación independiente sobre el uso de la fuerza por la policía de Hong Kong.

Este artículo se publicó en The Lily















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