Los candidatos ni siquiera discuten los problemas importantes
VACÍAS DE CONTENIDO
Las urnas de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias están relucientes para ser llevadas a los lugares de votación. El domingo 12 recibirán boletas con un sinnúmero de listas, números, logotipos y caras de precandidatos que competirán por un lugar entre quienes jugarán el importante partido de las legislativas de noviembre.
Ese domingo a la noche no van a estar llenas pero sí embarazadas de votos. También en ese momento, para usar una gastada figura, estarán vacías de ideas. Y no por culpa de la democracia sino de los partidos; sobre todo los dos principales han esquivado el bulto a propuestas que mejoren la situación de nuestra gente.
La oposición derechista hizo escándalo durante meses con la falta o demora de vacunas, y haciendo lobby por Pfizer. Cuando ese argumento se le fue acabando se prendió a un asunto de poca sustancia política pero redituable como escandalete para la TV: el Olivosgate. Acá también “la culpa no es del chancho sino del que le da de comer”, en este caso Alberto Fernández. Ahora ofrece parte de su salario durante cuatro meses para zafar de un juicio penal a él, presidente y profesor de Derecho Penal.
Y habrá que estar atento por si en esta última semana la oposición de Juntos, (exPor el Cambio) no saca algún otro conejo de la galera con fines publicitarios. Comparado con ésto, la anterior campaña de Jaime Durán Barba luce como de un nivel universitario.
Por su parte el gobierno nacional y los candidatos del Frente de Todos han hecho una campaña mediocre, pero al menos han podido exhibir la vacunación. Que haya en el país 51 millones de vacunas distribuidas, 28.3 millones aplicadas como primera dosis y 16 millones de compatriotas con las dos puestas, es un logro importante.
Y más si se tiene en cuenta que ese avance de las inoculaciones ha influido en una baja sensible de contagios y muertes; que el sábado se reportaran sólo 2.486 casos en todo el país y 88 muertes, así lo certifican.
Esa buena nota en lo sanitario, en cambio, baja notablemente en el plano económico. El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, insiste en que un gran logro del gobierno es que en la industria se recuperaron 23.000 empleos. Más abarcativo, el presidente afirma que se está usando el 65 por ciento de la capacidad instalada.
Kulfas grita esos pocos goles a favor pero no dice nada sobre tantísimos desocupados y subocupados que siguen sin trabajo, y de los millones de ocupados cuyos salarios están debajo de la línea de pobreza de 67.000 pesos.
Fernández se ufana de una reactivación que no es total ni va en linea con la creación de empleo. Y sobre todo, que está centrada en la construcción, producción automotriz y el agrobusiness, que este año exportará por 35.000 millones de dólares, 11.000 millones más que el año anterior. El grueso irá al complejo agroexportador y no al Estado ni al desarrollo nacional. Se reactivaría el 65 por ciento de una economía dominada en un porcentaje mayor aún por monopolios, banqueros, sojeros y grandes propietarios.
PERONISTAS Y MACRISTAS, NO SON IGUALES, PERO PARECIDOS
El oficialista FdT no propuso soluciones económicas de fondo, para no sólo reactivar la economía sino, sobre todo, para que ésta se liberara sino totalmente al menos en forma parcial y apreciable de la hegemonía de Techint, Ledesma, Cargill, Macro, Galicia, Aceitera General Deheza, Mercado Libre, Molinos, Toyota, Los Grobo, Arcor y demás pesos pesados.
Entre el gobierno y esos monopolios hubo algunos cortocircuitos tácticos, como se vio este 1 de septiembre en el festejo por separado del Día de la Industria. Fernández se fue a Chaco con el aura del “interior” y Axel Kicillof festejó en General Rodríguez con el dueño de Marolio. La cúpula de la UIA lo hizo en José C. Paz, en Cerámica Alberdi, donde el titular de la entidad, Daniel Funes de Rioja cuestionó al gobierno diciendo que está listo para el diálogo, pero “sin colores políticos”.
Esa afirmación es una falsedad completa, porque la UIA desde tiempos del lock out de APEGE en vísperas del golpe de Estado de 1976, pasando por la dictadura militar-cívica, el tiempo de los “capitanes de la industria”, el cavallismo, el delarruismo y en el macrismo, siempre estuvo alineada con el color político de la derecha, el poder concentrado y Washington.
Este pequeño cortocircuito entre el gobierno y la UIA no significa un apagón ni incendio. Al acto de tinte opositor concurrieron el secretario de Industria y la Secretaria de Comercio Interior. Y mucho más importante que ambos fue la presencia de la cúpula de la CGT con el exagente del Batallón de Inteligencia y secretario de la UOCRA, Gerardo Martínez. Otros burócratas sindicales, beneficiarios menores de la leve recuperación, estuvieron del lado de los grupos concentrados, como casi siempre en sus vidas.
Si el gobierno peronista tuviera un proyecto no monopólico, el día de la Industria tendría que haberlo organizado en el Astilleros Río Santiago o en la Fábrica Militar de Aviones o en una Vicentín estatizada o en una terminal del ferrocarril Nuevo Central Argentino que debería recuperarse de manos del magnate Roberto Urquía (AGD).
El cortocircuito gubernamental no es con toda la clase monopólica. Los vínculos siguen muy aceitados con Toyota y las terminales extranjeras, la Cámara Argentina de la Industria Aceitera (Ciara) de Gustavo Idígoras, que también lidera el Consejo Agroindustrial Argentino con 40 cámaras y las Bolsas de Cereales de Buenos Aires, Rosario y Córdoba.
En estos asuntos claves de la economía no son tan diferentes los peronistas y los macristas. El matiz es que estos últimos privilegiaron los negocios financieros y el endeudamiento del país con el FMI, aunque los negocios de la UIA, Techint y los agroexportadores siguieron viento en popa.
El gobierno de Fernández busca un sesgo más industrialista y con una mayor intervención del Estado, vía limitación a aumentos de tarifas, más retenciones, controles a las exportaciones de carnes y cobro por única vez del Aporte Solidario. Pero siempre dentro de los límites del peronismo. “En el peronismo siempre se garchó”, dijo Victoria Tolosa Paz al Cadete Rosemblat. Cierto. Yo le acoto: “El peronismo siempre fue amante del capitalismo dependiente”. Nos garchó a todos los que deseamos un país liberado y justo, sin monopolios ni pobreza.
CRECIÓ LA POBREZA
Estas elecciones PASO no han movido el amperímetro del grueso de la población. Gran parte viene con la bronca que aún le dura por los cuatro años de entrega protagonizados por Mauricio Macri y se le agrega decepción por estos dos años tan mediocres y light de la dupla Fernández.
Las encuestadoras, que se vienen equivocando parejo en sus pronósticos electorales, andan con pies de plomo al publicar sus informes. En lo que coinciden, en base a los antecedentes de Salta y Corrientes, es que habrá menos participación. En la provincia donde ganaron los radicales y aliados de derecha votó el 66 por ciento, 13 puntos menos que en el comicio a gobernador de 2017. En Salta aún menos, el 60.
Los estudios más favorables al FdT estiman que podría ganar a nivel nacional por una diferencia de no más de 5 puntos, aunque otros encuestadores, entre los 11 que divulgaron sus datos, reducen esa diferencia y hasta hablan de empate técnico. En la provincia de Buenos Aires, donde vota más del 35 por ciento del padrón total, Tolosa Paz le ganaría a la suma de Diego Santilli y Facundo Manes por 3 o 5 puntos, pero también hay estudios que afirman lo contrario.
Donde coinciden es que, aún ganando el oficialismo, no tendrá en estas PASO los 16 puntos de ventaja que tuvo en 2019 en el distrito bonaerense frente a la fórmula de Macri-Pichetto, ni los 12 puntos que le sacó Kicillof a María Eugenia Vidal. Eso hablaría de la decepción de la tropa propia, arriba mencionada.
En esta campaña tan despolitizada recién sobre el tramo final asomaron temas como el de la deuda externa. Ambas formaciones principales lo habían tapado, por razones obvias.
El macrismo no quería poner sobre el tapete el acuerdo de 2018 con el FMI del que se recibieron 44.000 millones de dólares sin usarse ni uno en una escuela.
El peronismo tampoco quiso discutir de la deuda externa porque está finalizando la renegociación para pagar aquella deuda macrista, pese a su factura fraudulenta en la forma y fondo de la contratación. Los Fernández no menearon el tema porque han reconocido esa deuda como legal y se disponen a pagarla, como pagaron los intereses en forma puntual. En septiembre, noviembre y diciembre hay vencimientos con el FMI por 5.000 millones de dólares e igual cifra para el primer trimestre del 2022.
Por eso en forma desesperada, el gobierno negocia un acuerdo de Facilidades Extendidas, a diez años de plazo, que postergue algunos años los vencimientos de capital y alivie los pagos de intereses, sobre todo los sobrecargos.
Un acuerdo de esa índole no es precisamente una bandera “nacional y popular” para hacer flamear en la campaña. Menos aún, ligar esas erogaciones con los ajustes que el Fondo reclamará para asegurarse del pago de lo prestado: menor gasto público por caso en jubilaciones, menos subsidios a las tarifas, más recaudación, salida del cepo cambiario y otros ítems.
Además, la UIA opera como quintacolumnista del Fondo, sumando sus propias demandas de reforma laboral, previsional e impositiva.
Los números de contagios y muertes por COVID-19 bajaron sustancialmente. Pero la crisis económica dejó entre febrero de 2021 y el 11 de agosto pasado, casi 800.000 nuevos trabajadores informales anotados en el registro de la economía popular (RENATEP). Ahora hay allí 2.9 millones. En realidad son 6 millones de informales, equivalentes a la mitad de los 12 millones de trabajadores en blanco y monotributistas. Y el Potenciar Trabajo de 12.636 pesos lo cobra sólo un millón de ellos. La pobreza fulmina a 22.7 millones de argentinos, el 49,6 por ciento de la población.
Mucha de esta gente duda en ir a votar porque no se han ocupado de ellos. Sienten que los han garchado. Sin goce ni amor.
https://plsergio.wixsite.com/lasemanapolitica/post/no-est%C3%A1n-a-un-paso-sino-a-kil%C3%B3metros-del-pueblo
OPINIÓN de Sergio Ortiz
VACÍAS DE CONTENIDO
Las urnas de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias están relucientes para ser llevadas a los lugares de votación. El domingo 12 recibirán boletas con un sinnúmero de listas, números, logotipos y caras de precandidatos que competirán por un lugar entre quienes jugarán el importante partido de las legislativas de noviembre.
Ese domingo a la noche no van a estar llenas pero sí embarazadas de votos. También en ese momento, para usar una gastada figura, estarán vacías de ideas. Y no por culpa de la democracia sino de los partidos; sobre todo los dos principales han esquivado el bulto a propuestas que mejoren la situación de nuestra gente.
La oposición derechista hizo escándalo durante meses con la falta o demora de vacunas, y haciendo lobby por Pfizer. Cuando ese argumento se le fue acabando se prendió a un asunto de poca sustancia política pero redituable como escandalete para la TV: el Olivosgate. Acá también “la culpa no es del chancho sino del que le da de comer”, en este caso Alberto Fernández. Ahora ofrece parte de su salario durante cuatro meses para zafar de un juicio penal a él, presidente y profesor de Derecho Penal.
Y habrá que estar atento por si en esta última semana la oposición de Juntos, (exPor el Cambio) no saca algún otro conejo de la galera con fines publicitarios. Comparado con ésto, la anterior campaña de Jaime Durán Barba luce como de un nivel universitario.
Por su parte el gobierno nacional y los candidatos del Frente de Todos han hecho una campaña mediocre, pero al menos han podido exhibir la vacunación. Que haya en el país 51 millones de vacunas distribuidas, 28.3 millones aplicadas como primera dosis y 16 millones de compatriotas con las dos puestas, es un logro importante.
Y más si se tiene en cuenta que ese avance de las inoculaciones ha influido en una baja sensible de contagios y muertes; que el sábado se reportaran sólo 2.486 casos en todo el país y 88 muertes, así lo certifican.
Esa buena nota en lo sanitario, en cambio, baja notablemente en el plano económico. El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, insiste en que un gran logro del gobierno es que en la industria se recuperaron 23.000 empleos. Más abarcativo, el presidente afirma que se está usando el 65 por ciento de la capacidad instalada.
Kulfas grita esos pocos goles a favor pero no dice nada sobre tantísimos desocupados y subocupados que siguen sin trabajo, y de los millones de ocupados cuyos salarios están debajo de la línea de pobreza de 67.000 pesos.
Fernández se ufana de una reactivación que no es total ni va en linea con la creación de empleo. Y sobre todo, que está centrada en la construcción, producción automotriz y el agrobusiness, que este año exportará por 35.000 millones de dólares, 11.000 millones más que el año anterior. El grueso irá al complejo agroexportador y no al Estado ni al desarrollo nacional. Se reactivaría el 65 por ciento de una economía dominada en un porcentaje mayor aún por monopolios, banqueros, sojeros y grandes propietarios.
PERONISTAS Y MACRISTAS, NO SON IGUALES, PERO PARECIDOS
El oficialista FdT no propuso soluciones económicas de fondo, para no sólo reactivar la economía sino, sobre todo, para que ésta se liberara sino totalmente al menos en forma parcial y apreciable de la hegemonía de Techint, Ledesma, Cargill, Macro, Galicia, Aceitera General Deheza, Mercado Libre, Molinos, Toyota, Los Grobo, Arcor y demás pesos pesados.
Entre el gobierno y esos monopolios hubo algunos cortocircuitos tácticos, como se vio este 1 de septiembre en el festejo por separado del Día de la Industria. Fernández se fue a Chaco con el aura del “interior” y Axel Kicillof festejó en General Rodríguez con el dueño de Marolio. La cúpula de la UIA lo hizo en José C. Paz, en Cerámica Alberdi, donde el titular de la entidad, Daniel Funes de Rioja cuestionó al gobierno diciendo que está listo para el diálogo, pero “sin colores políticos”.
Esa afirmación es una falsedad completa, porque la UIA desde tiempos del lock out de APEGE en vísperas del golpe de Estado de 1976, pasando por la dictadura militar-cívica, el tiempo de los “capitanes de la industria”, el cavallismo, el delarruismo y en el macrismo, siempre estuvo alineada con el color político de la derecha, el poder concentrado y Washington.
Este pequeño cortocircuito entre el gobierno y la UIA no significa un apagón ni incendio. Al acto de tinte opositor concurrieron el secretario de Industria y la Secretaria de Comercio Interior. Y mucho más importante que ambos fue la presencia de la cúpula de la CGT con el exagente del Batallón de Inteligencia y secretario de la UOCRA, Gerardo Martínez. Otros burócratas sindicales, beneficiarios menores de la leve recuperación, estuvieron del lado de los grupos concentrados, como casi siempre en sus vidas.
Si el gobierno peronista tuviera un proyecto no monopólico, el día de la Industria tendría que haberlo organizado en el Astilleros Río Santiago o en la Fábrica Militar de Aviones o en una Vicentín estatizada o en una terminal del ferrocarril Nuevo Central Argentino que debería recuperarse de manos del magnate Roberto Urquía (AGD).
El cortocircuito gubernamental no es con toda la clase monopólica. Los vínculos siguen muy aceitados con Toyota y las terminales extranjeras, la Cámara Argentina de la Industria Aceitera (Ciara) de Gustavo Idígoras, que también lidera el Consejo Agroindustrial Argentino con 40 cámaras y las Bolsas de Cereales de Buenos Aires, Rosario y Córdoba.
En estos asuntos claves de la economía no son tan diferentes los peronistas y los macristas. El matiz es que estos últimos privilegiaron los negocios financieros y el endeudamiento del país con el FMI, aunque los negocios de la UIA, Techint y los agroexportadores siguieron viento en popa.
El gobierno de Fernández busca un sesgo más industrialista y con una mayor intervención del Estado, vía limitación a aumentos de tarifas, más retenciones, controles a las exportaciones de carnes y cobro por única vez del Aporte Solidario. Pero siempre dentro de los límites del peronismo. “En el peronismo siempre se garchó”, dijo Victoria Tolosa Paz al Cadete Rosemblat. Cierto. Yo le acoto: “El peronismo siempre fue amante del capitalismo dependiente”. Nos garchó a todos los que deseamos un país liberado y justo, sin monopolios ni pobreza.
CRECIÓ LA POBREZA
Estas elecciones PASO no han movido el amperímetro del grueso de la población. Gran parte viene con la bronca que aún le dura por los cuatro años de entrega protagonizados por Mauricio Macri y se le agrega decepción por estos dos años tan mediocres y light de la dupla Fernández.
Las encuestadoras, que se vienen equivocando parejo en sus pronósticos electorales, andan con pies de plomo al publicar sus informes. En lo que coinciden, en base a los antecedentes de Salta y Corrientes, es que habrá menos participación. En la provincia donde ganaron los radicales y aliados de derecha votó el 66 por ciento, 13 puntos menos que en el comicio a gobernador de 2017. En Salta aún menos, el 60.
Los estudios más favorables al FdT estiman que podría ganar a nivel nacional por una diferencia de no más de 5 puntos, aunque otros encuestadores, entre los 11 que divulgaron sus datos, reducen esa diferencia y hasta hablan de empate técnico. En la provincia de Buenos Aires, donde vota más del 35 por ciento del padrón total, Tolosa Paz le ganaría a la suma de Diego Santilli y Facundo Manes por 3 o 5 puntos, pero también hay estudios que afirman lo contrario.
Donde coinciden es que, aún ganando el oficialismo, no tendrá en estas PASO los 16 puntos de ventaja que tuvo en 2019 en el distrito bonaerense frente a la fórmula de Macri-Pichetto, ni los 12 puntos que le sacó Kicillof a María Eugenia Vidal. Eso hablaría de la decepción de la tropa propia, arriba mencionada.
En esta campaña tan despolitizada recién sobre el tramo final asomaron temas como el de la deuda externa. Ambas formaciones principales lo habían tapado, por razones obvias.
El macrismo no quería poner sobre el tapete el acuerdo de 2018 con el FMI del que se recibieron 44.000 millones de dólares sin usarse ni uno en una escuela.
El peronismo tampoco quiso discutir de la deuda externa porque está finalizando la renegociación para pagar aquella deuda macrista, pese a su factura fraudulenta en la forma y fondo de la contratación. Los Fernández no menearon el tema porque han reconocido esa deuda como legal y se disponen a pagarla, como pagaron los intereses en forma puntual. En septiembre, noviembre y diciembre hay vencimientos con el FMI por 5.000 millones de dólares e igual cifra para el primer trimestre del 2022.
Por eso en forma desesperada, el gobierno negocia un acuerdo de Facilidades Extendidas, a diez años de plazo, que postergue algunos años los vencimientos de capital y alivie los pagos de intereses, sobre todo los sobrecargos.
Un acuerdo de esa índole no es precisamente una bandera “nacional y popular” para hacer flamear en la campaña. Menos aún, ligar esas erogaciones con los ajustes que el Fondo reclamará para asegurarse del pago de lo prestado: menor gasto público por caso en jubilaciones, menos subsidios a las tarifas, más recaudación, salida del cepo cambiario y otros ítems.
Además, la UIA opera como quintacolumnista del Fondo, sumando sus propias demandas de reforma laboral, previsional e impositiva.
Los números de contagios y muertes por COVID-19 bajaron sustancialmente. Pero la crisis económica dejó entre febrero de 2021 y el 11 de agosto pasado, casi 800.000 nuevos trabajadores informales anotados en el registro de la economía popular (RENATEP). Ahora hay allí 2.9 millones. En realidad son 6 millones de informales, equivalentes a la mitad de los 12 millones de trabajadores en blanco y monotributistas. Y el Potenciar Trabajo de 12.636 pesos lo cobra sólo un millón de ellos. La pobreza fulmina a 22.7 millones de argentinos, el 49,6 por ciento de la población.
Mucha de esta gente duda en ir a votar porque no se han ocupado de ellos. Sienten que los han garchado. Sin goce ni amor.
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