OPINIÓN de Herbert Mujica Rojas
Las excepciones entre los inquilinos precarios de Plaza Bolívar, son contadas. La enorme mayoría paga favores o deudas de campaña, aprende algo de la vulgar política cotidiana y entre los vacadores compiten para ver quien muestra su acrisolada estulticia en sus “declaraciones”.
¿En qué sirve a las grandes mayorías ciudadanas un conjunto de seres de este escalafón tan mediocre, ágrafo y espectacularmente negado a los barruntos más elementales de la inteligencia? Es probable que la respuesta sea ¡en nada!
El Congreso, cuando su composición incluía a Senadores y Diputados, cámara alta y baja respectivamente, debió haber sido un organismo fiscalizador, para la creación legislativa y como tribuna de agitación ideológica y programática. Nunca un objetivo para asegurar el sueldo, los protocolos, la asistencia de tropas de secretarias y pelotones de asesores adulones.
Difícil predecir si en el trance actual con acusaciones diarias contra los desmanes y yerros en que incurre la administración del presidente Castillo, la moción de vacancia no alcance su propósito. Sea cual fuere el resultado, todos quedan heridos. Los vociferantes gorilas por la vacancia como los criticados por tanta torpeza y errabundo manejo del gobierno.
Pero, siempre el pero, conviene preguntarse si ¿los legisladores están dispuestos a perder el emolumento, el protocolo, el chofer, el auto, gasolina y bonos de mil y un especies de que son dueños mientras disfrutan de oficinas e invitaciones dentro y fuera del Perú? Los honores no son pocos, claro que es hojarasca de escaso valor porque poco respetables son quienes reciben tales felicitaciones de entidades muy interesadas.
En criollo se dice: no es tanto el amor al chancho, sino a los chicharrones.
¿Qué tema sustancial ha tocado el Congreso? ¿Vieron el acápite de la soberanía aérea mal regulada por el memorándum de entendimiento Perú-Chile que firmó el gobierno de Alan García el 2011? ¿Alguno de estos legiferantes ha intervenido en asuntos de soberanía energética? Más allá de notas hasta mal escritas ¿hay participación del Parlamento en los asuntos sensibles de la agenda nacional? A todas luces más es el ruido que la producción y defensa de los nobles intereses de la Patria.
¿Creerán los congresistas que disparando granizadas incesantes contra Castillo para quien piden la vacancia, están libres de la ira popular que los reputa como inútiles?
Vacan al de Palacio y que alisten sus portafolios los de Plaza Bolívar. El popular ¡que se vayan todos! no ha perdido un ápice de eficacia cuando es el pueblo el que vota con los pies en marchas y protestas.
Clamaba décadas atrás el prócer civil Manuel González Prada: tomar a lo serio cosas del Perú, esto no es república, es mojiganga.
Señal de Alerta
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