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Hacia un 8 de marzo electoral

OPINIÓN de Teresa Mollá Castells

Cuando escribo estas letras la llamada “ley trans”, recién aprobada por las Cortes Generales del Estado Español, todavía no ha sido publicada en el BOE, pero la traición a las mujeres y niñas ya se ha perpetrado.

Y es triste comprobar cómo la utilización interesada del Ministerio de Igualdad para fines para los que no fue creado, ha tenido y tendrá consecuencias terribles justamente para quienes más debía proteger: mujeres y niñas.

No solo se ha apartado totalmente de la histórica agenda feminista, es que se ha dedicado a propagar una teoría misógina que refuerza los roles opresores para más de la mitad de la población.

Se ha dedicado a “elevar a los altares” una teoría pseudo científica y lesiva para los avances de las mujeres, poniendo en riesgo no solo los espacios de seguridad conseguidos a lo largo de los años y por la lucha feminista, también los avances actuales.

Con una ley ordinaria han puesto en jaque leyes orgánicas como la de igualdad efectiva entre mujeres y hombres o la de protección integral contra la violencia de género. Y, aunque pueda parecer exagerado, nos han convertido a las mujeres activistas del feminismo radical tradicional en verdaderas disidentes y nos tratan (y nos tratarán si no lo impedimos) como verdaderas apestadas.

Se ha cambiado el término que utilizaban y siguen utilizando los machirulos de “feminazi” por el de “terfas” facilitando así el trabajo al patriarcado de forma alarmante y peligrosa.

Hablan de propuestas feministas cuando en realidad están haciendo propuestas y leyes que son de todo menos feministas. Porque el feminismo busca la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres. Y, además, es universalista, mientras que las políticas propugnadas por el equipo del Ministerio de Igualdad se han dedicado a legislar para que los deseos personales tengan prevalencia sobre lo universal, solidario y cooperativo.

No voy a entrar en detalles sobre sus leyes aprobadas, pero de lo que estoy segura es que son de todo menos feministas.

Esta pseudo izquierda que venía a cambiar la política, al final lo que ha conseguido es cambiarla, pero no para mejor. Dicen estar a la izquierda del PSOE que ya sabemos que es una “izquierda” bastante descafeinada, pero en realidad son zorras (en su sentido literal de animales) disfrazadas de corderas que buscan la apropiación simbólica del espacio conquistado por el feminismo, para llevar a cabo sus despropósitos para con las mujeres y las niñas.  

Se acercan las elecciones municipales, autonómicas y generales y el poder del voto de las mujeres puede ser muy decisivo. No olvidemos el lema de “Feminismo no vota traidores” y que yo pienso seguir a pies juntillas, pese a que en el fondo de mi corazón siento un profundo dolor por la traición que siento en mis propias carnes por parte de quienes he considerado desde siempre que eran “mi gente”.

También se acerca un 8 de marzo que se prevé calentito en sus movilizaciones por la histórica agenda feminista que han olvidado las dirigentes del posmodernismo de la pseudo izquierda de brilli, brilli a quien le resulta incómodo que le recuerden que el sexo biológico con el que se nace es la base de todas las desigualdades que sufrimos las mujeres por ser mujeres y que son la base de esa agenda feminista que ellas han abandonado.

Al abandonarlo se han puesto del lado del capitalismo más salvaje encarnado por los grupos de presión tanto médicos como farmacéuticos dedicados a tratar de por vida a criaturas sanas a las que pos su simple deseo van a convertir en pacientes crónicos vitales. Eso sí de la mano de la sanidad pública.

Una sanidad pública saturada y sin suficientes profesionales de atención primaria que, además carecen de formación e información suficiente para afrontas estas situaciones inverosímiles que han generado este equipo que se ha negado a atender las reivindicaciones de expertas y expertos en la elaboración de esta nefasta ley.

En este 8 de marzo, quizás más que nunca, sea necesaria la reivindicación de la agenda feminista y salir a las calles y clamar por la recuperación de nuestras pretensiones, las del feminismo radical, que pasan por una igualdad real entre hombres y mujeres que pasa por la abolición de la prostitución, de los vientres de alquiler, de la pornografía y, sobre todo, la abolición del género que nos oprime incluso antes del nacimiento.

¡Por un 8 de marzo feminista más radical (de raíz) que condicione las elecciones Porque el feminismo no vota traidores!!!

Ben cordialment,

Teresa

Mujeres sabias y brujas




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