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IA: Nuevos dioses, viejas supersticiones

Jorge Majfud

Hace casi una d茅cada, cuando se buscaban im谩genes de gorilas en Google Images, 茅ste devolv铆a fotograf铆as de hombres negros. El prejuicio racial de la fotograf铆a se remonta a la creaci贸n misma de la fotograf铆a cuando, en Europa, se ajustaron los oculares para hacer que los rostros blancos no saliesen quemados. Como consecuencia, los rostros negros sal铆an casi indistinguibles. Pero esto no era un problema. Seg煤n el historiador del cine Richard Dyer, cuando los primeros fot贸grafos recurrieron al retrato en la d茅cada de 1840 “experimentaron con la qu铆mica del material fotogr谩fico, el tama帽o de la apertura, la duraci贸n del revelado y la luz artificial, procedieron bajo la suposici贸n de que lo que hab铆a que hacer bien era el aspecto del rostro blanco”. (Para ampliar y verificar fuentes, ver Moscas en la telara帽a.)

Jes煤s seg煤n la IA en base a la iconograf铆a tradicional del cristianismo. Sarah Romero / Midjourney

Poco despu茅s, la torpeza algor铆tmica del gigante de Silicon Valley se aliment贸 del prejuicio y del racismo humano, hasta que Michelle Obama comenz贸 a aparecer en las mismas b煤squedas. M谩s tarde, en 2016, Microsoft tuvo el mismo problema con Tay, su chatbot: Tay tuvo que ser sacrificada horas despu茅s, luego de lograr cien mil seguidores en Twitter dando respuestas racistas a sus nuevos amigos y debatiendo como si fuese una admiradora encubierta del Ku Klux Klan. Los operadores pol铆ticos y los manipuladores de elecciones tomaron nota. Los se帽ores feudales de Wall Street y de megacorporaciones m谩s privadas (es decir, m谩s opacas y oscuras como una roca) como BlackRock, tambi茅n.

En la tecnolog铆a biometric o de reconocimiento facial, los rostros de gente no blanca tienen m谩s posibilidades de ser reconocidos como sospechosos que los blancos. O simplemente no los reconocen como humanos, lo cual quiz谩s sea una compensaci贸n parad贸jica. Esta observaci贸n no es nueva. Pertenece a la prehistoria de las t茅cnicas de reconocimiento facial, denunciadas, por lo menos, desde el a帽o en 2009.

Con un sistema diferente al logaritmo, las IA se parecen a ni帽os superdotados de cinco a帽os: aprenden de sus mayores humanos y, aunque pueden desarrollar su propia personalidad, no se distinguen mucho de sus progenitores y act煤an en consecuencia, en casos de formas m谩s radicales sin ninguna creatividad.

A modo de especulaci贸n, en 2015 escrib铆 la novela Silicona 5.0 para abordar este problema sobre una serie de mu帽ecas sexuales con capacidad de terapeutas y de asesinas, debido a los traumas de la Eva humana usada para su comercializaci贸n. Una mujer cosificada por su cultura, alimentando la existencia de una cosa humanizada con aspecto de mujer. M谩s recientemente, se us贸 la colecci贸n de 600 ensayos publicados en majfud.org por su sistematicidad y consistencia humana desde 1999 para desarrollar otra IA. Algo que me inquieta profundamente, pero que no puedo evitar.

A principios de 2024, otra IA produjo un esc谩ndalo internacional al crear im谩genes de soldados nazis de la Alemania de Hitler con rostros morenos y asi谩ticos. ¿A qu茅 se debi贸 esta contradicci贸n con lo que se帽alamos antes? Aparentemente, las IA fueron instruidas para ser “pol铆ticamente correctas” insertando diversidad en donde nunca la hubo. Otra vez, la micropol铆tica rebelde haci茅ndole el juego a la macro pol铆tica del establishment. As铆, 谩rabes barbudos vestidos de soldados alemanes persegu铆an jud铆os; mujeres negras arrojaban bombas at贸micas sobre Hiroshima y Nueva York; gays y lesbianas dirig铆an el FBI de Hoover para perseguir gays y lesbianas sospechosos de ser comunistas; y los nativos del Tercer Mundo invad铆an y saqueaban Europa y Estados Unidos y luego masacraban a su poblaci贸n hasta lograr imponer dictaduras militares en Londres, Par铆s y Washington. Porque hay que prevenir el racismo promoviendo la diversidad.

Veamos un ejemplo m谩s digerible. Durante la Semana Santa de este mismo a帽o, hubo una proliferaci贸n de retratos de Jes煤s creados por la Inteligencia Artificial. Los retratos de ChatGPT muestran a hombres de ojos marrones y piel m谩s morena que los cl谩sicos retratos de los museos de Europa y de las modestas casitas de 脕frica y Am茅rica Latina. No en pocas casas piadosos cristianos le rezaron por a帽os a una fotograf铆a de Jim Caviezel o de Robert Powell. No pocos “cristianos verdaderos” se ofender铆an con la sola idea de inclinarse ante una imagen realista del africano San Agust铆n, tambi茅n retratado por siglos como un santo llegado de alg煤n pueblo esloveno.

Aunque algunos lo encontrar谩n m谩s realista que el David de Miguel 脕ngel o el Jes煤s de Leonardo da Vinci, tambi茅n los nuevos retratos de Jes煤s pintados por ChatGPT tienen un fuerte prejuicio etnoc茅ntrico, porque fueron alimentados con ese material de la historia euroc茅ntrica m谩s el maquillaje de la diversidad epid茅rmica (tambi茅n euroc茅ntrica). Aunque aqu铆 las AI se aleja unos cent铆metros del Jes煤s cauc谩sico de ojos celestes tipo Robert Powell (angelical, confiable, higi茅nico y desarrollado), contin煤a muy lejos del aspecto facial de los habitantes del Medio Oriente de hace 2000 a帽os. No deja de ser el rostro de un hombre cauc谩sico luego de unas largas vacaciones en Canc煤n.

Lo de pobre tambi茅n se le quit贸 en la vestimenta. La pulcritud y la calidad de sus t煤nicas revelan prejuicios de clase, otra vez negando y contradiciendo la realidad de un carpintero de Galilea veinte siglos atr谩s, alguien que viajaba en burro y que ten铆a por amigos pescadores y mujeres de las clases m谩s humildes, con excepci贸n de una sola.

Ahora, cada tanto leemos art铆culos sobre lo qu茅 piensa la Inteligencia Artificial de la existencia humana, de c贸mo ser谩 el mundo del futuro o de c贸mo era el mundo hace mil o diez mil a帽os. “¿Qu茅 dice la IA sobre el mundo en 2040?” “¿C贸mo se ve铆a una cena en el Imperio Romano seg煤n IA? “La IA predice que en 2050 seremos todos felices”, “La IA revela los cinco h谩bitos para un matrimonio feliz” ―algo tan confiable como los consejos de un sacerdote cat贸lico.

Las IA tienen algo en com煤n con los dioses anteriores: son metahumanos. Su credibilidad radica en que se asume que no dependen de los criterios de los creyentes, mortales de un d铆a. No tienen “bias” (prejuicios). Como sea, es indiscutible que tienen algo en com煤n: si no son ambos creaciones humanas, sin duda est谩n hechos a nuestra imagen y semejanza, como esos dioses llenos de pasiones que, en nombre del Amor Universal condenan a su propias creaciones al infierno, no por haber hecho algo inmoral, como arrojar una bomba at贸mica sobre una ciudad o por haber promovido una guerra genocida, sino por no haber rezado de la forma indicada o por tener creencias equivocadas sobre el m谩s all谩.

Otra similitud: las IA son le铆das y escuchadas con una profunda superstici贸n: si lo dice una super inteligencia, debe ser cierto. O lo m谩s aproximado a la realidad posible. Es algo m谩s all谩 de la comprensi贸n humana. Pero la Inteligencia Artificial no es una gran inteligencia. No a煤n. Es solo un ni帽o con un conocimiento y una velocidad de procesamiento m谩s all谩 de los l铆mites humanos. Claro que los humanos no somos mucho mejores. Seguimos procesando pensamientos y creencias como en tiempo de las estepas del c谩lido Sur y de las cavernas del fr铆o Norte. Cuando no creemos historias imposibles creemos en dioses virtuales.

Jorge Majfud

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