Ir al contenido principal

Ay, Lorca vivo, oro en sus labios

Eduardo Madro帽al Pedraza

“Con tres heridas yo/ la de la vida/ la de la muerte/ la del amor”. Miguel Hern谩ndez Gilabert
“Quiero dormir un rato/ un rato, un minuto, un siglo;/ pero que todos sepan que no he muerto/ que hay un establo de oro en mis labios”. Federico Garc铆a Lorca




Cada a帽o, ustedes me perdonen, intento boicotear la celebraci贸n de los a帽os del asesinato de Lorca, celebrando los a帽os de su nacimiento. Frente a la herida de la muerte, la herida de la vida que triunfa con la herida del amor. Podemos estar muriendo cada a帽o junto a su inhallable cuerpo o podemos estar reviviendo junto a sus interminables a帽os cultivados con riquezas a mil, con enigmas sin fin.
Empezamos con una cita de Miguel Hern谩ndez que sintetiza -y nos une a Lorca- esa esencia que nos puebla. A Lorca le pobl贸 la viej铆sima y compleja sustancia de Espa帽a. Y Lorca nos pobl贸 con su inmensa sabidur铆a de conciencia emocional. Por eso, porque est谩 vivo, por eso, Lorca nos sigue poblando.

“Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa”


Y Lorca a帽ade en su Alocuci贸n al pueblo de Fuente Vaqueros: “Porque es necesario que sep谩is todos que los hombres no trabajamos para nosotros sino para los que vienen detr谩s, y que 茅ste es el sentido moral de todas las revoluciones, y en 煤ltimo caso, el verdadero sentido de la vida”.
Porque su duende peregrino alimenta el esp铆ritu de todos los que reviven los quehaceres lorquianos tan tempranamente cercenados, sangrientamente, por manos heladas de hombres fr铆os; y cultiva su inmensa obra, cultivar su profunda riqueza, su viva y r铆tmica conciencia, porque “¿D贸nde est谩 mi sepultura? / En mi cola, dijo el sol/ En mi garganta, dijo la luna/ Por las ramas del laurel/ vi dos palomas desnudas/ La una era la otra/ y las dos eran ninguna”.
Y ya nos avis贸 que “la luz de la poes铆a es la contradicci贸n (...) La poes铆a no quiere adeptos, sino amantes”. Por eso “pone ramas de zarzamora y erizos de vidrio para que se hieran por su amor las manos que la buscan”. Y ah铆 est谩 el duende que “es un poder y no un obrar, es un luchar y no un pensar. (…) Es decir, no es cuesti贸n de facultad, sino de verdadero estilo vivo; es decir, de sangre; es decir, de viej铆sima cultura, de creaci贸n en acto”.
Por ello “al duende hay que despertarlo en las 煤ltimas habitaciones de la sangre”. Porque “la verdadera lucha es con el duende”. Y Lorca nos avisa que “para buscar al duende no hay mapa ni ejercicio. Solo se sabe que quema la sangre como un t贸pico de vidrios, que agota, que rechaza toda la dulce geometr铆a aprendida, que rompe los estilos”.


Lorca puebla Espa帽a

Con esa relaci贸n 铆ntima de la vida y la muerte que vence el amor“Espa帽a est谩 en todo tiempo movida por el duende, como pa铆s de m煤sica y danza milenaria, donde el duende exprime limones de madrugada, y como pa铆s de muerte, como pa铆s abierto a la muerte. En todos los pa铆ses la muerte es un fin. Llega y se corren las cortinas”. Nuestra indivisa relaci贸n entre el amor y la muerte. “En Espa帽a, no. En Espa帽a se levantan. (…) Un muerto en Espa帽a est谩 m谩s vivo como muerto que en ning煤n sitio del mundo: hiere su perfil como el filo de una navaja barbera”.
Y sobre nuestro pa铆s “podr铆amos hacer un mapa mel贸dico de Espa帽a y notar铆amos en 茅l una fusi贸n entre las regiones, un cambio de sangres y de jugos que ver铆amos alternar en la s铆stoles y di谩stoles de las estaciones del a帽o. Ver铆amos claro el esqueleto de aire irrompible que une las regiones de la Pen铆nsula, esqueleto en vilo sobre la lluvia, con sensibilidad descubierta de molusco, para recogerse en un centro a la menor invasi贸n de otro mundo, y volver a manar, fuera de peligro, la viej铆sima y compleja sustancia de Espa帽a”.


No s贸lo de pan sino de conciencia revolucionaria


Lorca revolucionario denuncia que “de la esfinge a la caja de caudales hay un hilo de oro que atraviesa el coraz贸n de los ni帽os pobres”. Y que “no s贸lo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pedir铆a un pan, sino que pedir铆a medio pan y un libro”. Y “bien est谩 que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del esp铆ritu humano porque lo contrario es convertirlos en m谩quinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organizaci贸n social”.

Ahora ya no quiero amarte, s贸lo quiero poblarte.

Eduardo Madro帽al Pedraza




ARCHIVOS

Mostrar m谩s


OTRA INFORMACI脫N ES POSIBLE

Informaci贸n internacional, derechos humanos, cultura, minor铆as, mujer, infancia, ecolog铆a, ciencia y comunicaci贸n

El Mercurio (elmercuriodigital.es), editado por mercurioPress/El Mercurio de Espa帽a bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra informaci贸n es posible