La intensidad del conflicto en Oriente Medio se ha aumentado hasta una etapa que ahora se conoce como lucha en el borde del abismo, siguiendo una nueva trayectoria en esta lucha, particularmente entre Israel y el Hezbollah libanés. Este cambio se produce después de la detonación de la comunicación y los dispositivos inalámbricos y el asesinato de líderes dentro del partido, además del fuerte bombardeo de su entorno de apoyo.
Aunque Irán considera que Hezbolá es su joya de la corona, las declaraciones de los funcionarios iraníes no han cumplido las expectativas, lo que aparentemente refleja un intento de evitar ser atraído a esta guerra. Esto fue evidente en su falta de respuesta al asesinato del jefe de la oficina política de Hamas, Ismail Haniyeh, en Teherán, así como en sus esfuerzos por entablar un diálogo con los Estados Unidos sobre el archivo nuclear iraní. Esto fue articulado por el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Abbas Araghchi, quien confirmó que su país está listo para mantener conversaciones sobre su programa nuclear en Nueva York.
En este sentido, Dr. Iyad al-Majali, investigador en relaciones internacionales y asuntos iraníes en la Universidad de Muta en Jordania, describe que estos "indicadores y la escala de la escalada y el conflicto en curso en la región entre Hamas en Gaza y Hezbolá en el Líbano contra Israel en dos frentes separados demuestran una situación de eventos acelerados que realmente representan lo que realmente se llama una guerra de poder, que tanto Teherán como Washington utilizan como poderes y otros partidos y armas para la confrontación y la lucha, en lugar de la intervención directa, con el fin de evitar ser envueltos a una guerra integral entre ellos, para que el conflicto no se intensifique En una gran guerra regional con altos costos políticos".
Al-Majali señaló que "ambas partes (Teherán y Washington) están utilizando esta guerra de conflicto y poder junto con ecuaciones de disuasión que están enmarcadas de acuerdo con las orientaciones regionales tanto de los Estados Unidos como de Irán en la región".
El investigador en relaciones internacionales y asuntos iraníes aseguró que "Irán no desea intervenir directamente en la confrontación con Israel en el Líbano, ni quiere involucrarse profundamente en una guerra regional con resultados inciertos. Al mismo tiempo, no quiere que sus apoderados en el Líbano, Yemen, Gaza, Irak y Siria lleven a cabo operaciones que le causen vergüenza adicional".
"Atribuyo esto al hecho de que utilizan una estrategia de manería para abordar la escena y los desarrollos del conflicto en busca de ganancias políticas para presionar a los Estados Unidos y la sociedad civil, con el objetivo de explotar políticamente este conflicto y exigir privilegios por su participación en el logro de intereses en la región, levantando las sanciones económicas contra ellos y volviendo al acuerdo nuclear".
Señaló que Hezbolá, por otro lado, "entiende el contexto regional existente y opera dentro de este marco escalando y elevando el nivel a una situación de ataques con misiles de impacto limitado, mientras soporta la dura respuesta israelí a ellos".
Señaló que la naturaleza de la escalada y el conflicto en curso permanecerían en el marco de escaramuzas controladas gestionadas por Washington y Teherán, a través de poderes, sin alcanzar un estado de pleno compromiso que conduzca a una guerra regional integral.
Concluyó diciendo: "Si este conflicto se prolonga e Israel intensifica sus acciones en el Líbano y Gaza contra los civiles, entonces el segundo objetivo estadounidense-israelí después de Gaza será el Líbano y Hezbolá; porque se ha convertido en un objetivo estratégico para Israel, que necesita deshacerse de esta pesadilla, cortando así las garras de Teherán y eliminando la cuestión palestina de los archivos y la estrategia de Irán en la región".
ANHA