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La nueva prohibici贸n de ingreso a EE.UU. emitida por Trump profundiza su guerra contra las personas inmigrantes

Amy Goodman y Denis Moynihan

El presidente Donald Trump emiti贸 el mi茅rcoles una amplia prohibici贸n de ingreso a Estados Unidos y profundiz贸 as铆 una de las pol铆ticas m谩s controvertidas de su primer mandato, la restricci贸n de entrada al pa铆s de ciudadanos provenientes de siete pa铆ses de mayor铆a musulmana. En aquel entonces, la prohibici贸n de ingreso impuesta por Trump fue impugnada en los tribunales, pero, finalmente, en 2018, la Corte Suprema de Estados Unidos autoriz贸 una tercera versi贸n, m谩s limitada, de la medida. Eso sucedi贸 tras una reuni贸n en la Casa Blanca en la que Trump se refiri贸 a Hait铆 y a pa铆ses africanos como “pa铆ses de mierda”, seg煤n revelaron algunos de los asistentes a dicha reuni贸n, entre ellos el senador dem贸crata del estado de Illinois Dick Durbin. El mandatario estadounidense tambi茅n dijo en esa ocasi贸n que prefer铆a acoger en el pa铆s a m谩s inmigrantes provenientes de Noruega, uno de los pa铆ses m谩s ricos y con mayor poblaci贸n blanca del mundo.




El nuevo Trump es el mismo Trump de siempre, solo que ahora est谩 rodeado de aduladores deseosos de complacer sus caprichos y cuenta con una mayor铆a conservadora a煤n m谩s amplia en la Corte Suprema. La nueva prohibici贸n de viajes de Trump est谩 en sinton铆a con la pol铆tica de deportaciones masivas que prometi贸 durante su campa帽a electoral. A pesar de contar con numerosos reveses en los tribunales y al creciente rechazo de la opini贸n p煤blica, el programa de deportaciones contin煤a alterando de forma radical la vida de una inmensa cantidad de inmigrantes y sus familias, a trav茅s de su ca贸tica ola de arrestos, encarcelamientos indefinidos —muchas veces en desacato de 贸rdenes judiciales— y expulsiones del pa铆s. La Casa Blanca ya ha enviado a personas deportadas a una tristemente c茅lebre megac谩rcel de El Salvador y, seg煤n se informa, est谩 manteniendo negociaciones con otros Gobiernos para conformar un gulag global de prisiones en pa铆ses que buscan congraciarse con Trump.

El nuevo veto migratorio de Trump, que entrar谩 en vigor el 9 de junio, proh铆be el ingreso a Estados Unidos de personas de doce pa铆ses y restringe la entrada de ciudadanos de otros siete. La prohibici贸n total de ingreso aplica a ciudadanos de Afganist谩n, Myanmar o Birmania, el Chad, la Rep煤blica del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Hait铆, Ir谩n, Libia, Somalia, Sud谩n y Yemen. Por su parte, se imponen restricciones de ingreso a personas procedentes de Burundi, Cuba, Laos, Sierra Leona, Togo, Turkmenist谩n y Venezuela.

Alrededor de la mitad de estos pa铆ses se encuentran en 脕frica y cerca de la mitad son de mayor铆a musulmana. Todos ellos est谩n poblados en gran medida por personas de color. Los tres pa铆ses m谩s pobres del mundo en t茅rminos de ingreso per c谩pita —Yemen, Burundi y Afganist谩n— figuran en la lista. Cabe se帽alar que, durante un acto de campa帽a para las elecciones presidenciales de 2024, Trump se pregunt贸: “¿Por qu茅 no podemos permitir que venga gente de pa铆ses agradables? […] ¿Viene gente de Dinamarca? ¿Y de Suiza? ¿Y de Noruega?”.

La nueva prohibici贸n suscit贸 inmediatamente cr铆ticas de organizaciones defensoras de los derechos humanos y especialistas en derecho constitucional, entre otros. Baher Azmy, director jur铆dico de la organizaci贸n Centro de Derechos Constitucionales, dijo a Democracy Now!:

“[La prohibici贸n] es significativa por s铆 sola, pero lo es a煤n m谩s cuando se inserta en un continuum de medidas que se presentan a un ritmo casi diario o semanal y que exhiben una nueva pol铆tica migratoria, que da forma a esa suerte de fantas铆a evang茅lica y supremacista blanca que tienen sobre este pa铆s”.

Trump se comprometi贸 a localizar y expulsar de Estados Unidos a violadores y asesinos. Pero, en realidad, como ha declarado abiertamente el jefe adjunto de gabinete de la Casa Blanca, Stephen Miller, —considerado el art铆fice de la pol铆tica de deportaciones masivas— , lo que realmente importa es la cantidad, y los inmigrantes que trabajan arduamente y cumplen con la ley tambi茅n estar谩n en la mira.

La revista conservadora Washington Examiner inform贸 que Miller reuni贸 en Washington D.C. a los directores de 25 dependencias locales del Servicio de Inmigraci贸n y del Departamento de Seguridad Nacional para reprocharles la baja cantidad de deportaciones. Seg煤n la revista, un funcionario cuya identidad no fue revelada declar贸: “Stephen Miller quiere que los arresten a todos. '¿Por qu茅 no van a [tiendas de la cadena] The Home Depot? ¿Por qu茅 no van a [tiendas de] 7-Eleven?'”.

Durante una entrevista con el canal Fox News, Milller afirm贸: “Bajo el liderazgo del presidente Trump, buscamos establecer una meta de un m铆nimo de 3.000 arrestos diarios por parte del Servicio de Inmigraci贸n, y el presidente seguir谩 presionando para que esa cifra aumente cada d铆a”.

En los hechos, la oleada de deportaciones impulsada por Trump y Miller est谩 destrozando familias y, al mismo tiempo, provocando una resistencia cada vez m谩s fuerte.

Guerline Jozef, directora ejecutiva de la organizaci贸n Alianza Puente Hatiano (HBA, por sus siglas en ingl茅s), dijo a Democracy Now!: “No podemos seguir tratando as铆, como pa铆s, a las personas que vienen aqu铆 en busca de seguridad y protecci贸n, que son nuestros vecinos, nuestros amigos, las familias que concurren a la iglesia con nosotros. Estamos, literalmente, destruyendo las vidas de estas personas, en lugar de darles la oportunidad de seguir viviendo aqu铆 con dignidad y compasi贸n”.

El 30 de mayo, 20 agentes del Servicio de Inmigraci贸n —enmascarados, armados y con equipo t谩ctico— realizaron una redada en un conocido restaurante italiano de la ciudad de San Diego, en el estado de California. Los agentes esposaron a todo el personal del restaurante y terminaron arrestando a cuatro de los trabajadores. Cuando algunos transe煤ntes, indignados, intentaron impedir que los veh铆culos del Servicio de Inmigraci贸n abandonaran el lugar, los agentes migratorios lanzaron granadas de humo aturdidoras contra ellos.

Adriana Jasso, una activista por los derechos de las personas migrantes y los derechos humanos que reside en San Diego, ha estado trabajando en la organizaci贸n y capacitaci贸n de comunidades inmigrantes para que conozcan sus derechos y sepan c贸mo resguardarse frente a las redadas del Servicio de Inmigraci贸n.

En conversaci贸n con Democracy Now, Jasso expres贸: “Entendemos y hemos asumido nuestra responsabilidad hist贸rica de luchar, resistir, denunciar y actuar conforme a ese imperativo moral. […] Esto tambi茅n puede ser una oportunidad para que el movimiento se fortalezca y haga frente a este Gobierno fascista y da帽ino que ha acabado con los derechos humanos fundamentales y las garant铆as constitucionales que nos merecemos como comunidad”.

columna original en ingl茅s

© 2025 Amy Goodman





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