ESCRITOS CRÍTICOS
No es este el caso. A Lula le creo esas lágrimas y esa emoción.
Porque su sufrimiento de pobre es verdadero y verificable.
Porque, como estudiante solo en Montevideo, supe lo que es pasar cinco días sin comer y mentirle a mis compañeros que no tenía hambre.
Porque, en los hechos, no en las meras promesas, Lula sacó a 30 millones de la miseria a principios de siglo y ha vuelo a sacar 20 millones otra vez luego de sufrir un encarcelamiento que se probó persecución política.
Porque, con sus errores y aciertos, Lula no sólo ha demostrado ser la figura política más importante de Brasil en el último siglo sino también de América Latina.
Porque, bien o mal, Lula gobernó para el pueblo y no para la clase esclavista que siempre lo compra y lo secuestra todo, desde los capitales hasta los créditos por cualqueir progreso científico, tecnológico, social, ético o moral.
Porque, con sus limitaciones, no le ha temblado la conciencia para condenar el genocidio más brutal de lo que va del siglo, negado por los mayores poderes mundiales, por la hipocresía de sus marionetas y por la cobardía, el miedo o el interés mezquino de no pocos de abajo.
Porque es un ejemplo necesario que el mundo debe considerar cuando todos viven pendientes del ego de un millonario nacido millonario y sin emociones más allá de su propio narcisismo, su sadismo social y sus deseos sexuales y del poder ilimitado de los dueños del látigo.
Jorge Majfud, agosto 2025.
Jorge Majfud
Nunca comparto emociones de políticos, unas veces porque creo que en esos casos es mejor apelar a la razón y a las ideas de sus discursos y proyectos, y muchas veces, porque no les creo sus lágrimas de telenovela mientras administran un imperio que masacra niños en algún rincón del mundo.
Nunca comparto emociones de políticos, unas veces porque creo que en esos casos es mejor apelar a la razón y a las ideas de sus discursos y proyectos, y muchas veces, porque no les creo sus lágrimas de telenovela mientras administran un imperio que masacra niños en algún rincón del mundo.
No es este el caso. A Lula le creo esas lágrimas y esa emoción.
Porque su sufrimiento de pobre es verdadero y verificable.
Porque, como estudiante solo en Montevideo, supe lo que es pasar cinco días sin comer y mentirle a mis compañeros que no tenía hambre.
Porque, en los hechos, no en las meras promesas, Lula sacó a 30 millones de la miseria a principios de siglo y ha vuelo a sacar 20 millones otra vez luego de sufrir un encarcelamiento que se probó persecución política.
Porque, con sus errores y aciertos, Lula no sólo ha demostrado ser la figura política más importante de Brasil en el último siglo sino también de América Latina.
Porque, bien o mal, Lula gobernó para el pueblo y no para la clase esclavista que siempre lo compra y lo secuestra todo, desde los capitales hasta los créditos por cualqueir progreso científico, tecnológico, social, ético o moral.
Porque, con sus limitaciones, no le ha temblado la conciencia para condenar el genocidio más brutal de lo que va del siglo, negado por los mayores poderes mundiales, por la hipocresía de sus marionetas y por la cobardía, el miedo o el interés mezquino de no pocos de abajo.
Porque es un ejemplo necesario que el mundo debe considerar cuando todos viven pendientes del ego de un millonario nacido millonario y sin emociones más allá de su propio narcisismo, su sadismo social y sus deseos sexuales y del poder ilimitado de los dueños del látigo.
Jorge Majfud, agosto 2025.