OPINIÓN de Andrés Sorel. - La violencia, en la Ley, en la política, en los medios de comunicación, se impone cada vez con más fuerza frente a la libertad. Un veneno inoculado a través de palabras y acciones tóxicas que van incubando en las gentes el servilismo y la uniformidad. Así se termina con la diferencia, con la racionalidad, incluso con el lenguaje y la civilización que basada en la razón buscaba la belleza y la igualdad dentro de las diferencias humanas.