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Ni leyes ni justicia

Jos茅 Saramago

13-02-2010

En Portugal, en la aldea medieval de Monsaraz, hay un fresco aleg贸rico de finales del siglo XV que representa al Buen Juez y al Mal Juez, el primero con una expresi贸n grave y digna en el rostro y sosteniendo en la mano la recta vara de la justicia, el segundo con dos caras y la vara de la justicia quebrada. Por no se sabe qu茅 razones, estas pinturas estuvieron escondidas tras un tabique de ladrillos durante siglos y solo en 1958 pudieron ver la luz del d铆a y ser apreciadas por los amantes del arte y de la justicia.

De la justicia, digo bien, porque la lecci贸n c铆vica que esas antiguas figuras nos transmiten es clara e ilustrativa. Hay jueces buenos y justos a quienes se agradece que existan, hay otros que, proclam谩ndose a s铆 mismos justos, de buenos tienen poco, y, finalmente, adem谩s de injustos, no son, dicho con otras palabras, a la luz de los m谩s simples criterios 茅ticos, buena gente. Nunca hubo una edad de oro para la justicia.

Hoy, ni oro, ni plata, vivemos en tiempos de plomo. Que lo diga el juez Baltasar Garz贸n que, v铆ctima del despecho de algunos de sus pares demasiado complacientes con el fascismo que perdura tras el nombre de la Falange Espa帽ola y de sus ac贸litos, vive bajo la amenaza de una inhabilitaci贸n de entre doce y diecis茅is a帽os que liquidar铆a definitivamente su carrera de magistrado. El mismo Baltasar Garz贸n que, no siendo deportista de elite, no siendo ciclista ni jugador de f煤tbol o tenista, hizo universalmente conocido y respetado el nombre de Espa帽a. El mismo Baltasar Garz贸n que hizo nacer en la conciencia de los espa帽oles la necesidad de una Ley de la Memoria Hist贸rica y que, a su abrigo, pretendi贸 investigar no s贸lo los cr铆menes del franquismo sino los de las otras partes del conflicto. El mismo corajoso y honesto Baltasar Garz贸n que se atrevi贸 a procesar a Augusto Pinochet, d谩ndole a la justicia de pa铆ses como Argentina y Chile un ejemplo de dignidad que luego ser铆a continuado. Se invoca en Espa帽a la Ley de Amnist铆a para justificar la persecuci贸n a Baltasar Garz贸n, pero, seg煤n mi opini贸n de ciudadano com煤n, la Ley de Amnist铆a fue una manera hip贸crita de intentar pasar p谩gina, equiparando a las v铆ctimas con sus verdugos, en nombre de un igualmente hip贸crita perd贸n general. Pero la p谩gina, al contrario de lo que piensan los enemigos de Baltasar Garz贸n, no se dejar谩 pasar. Faltando Baltasar Garz贸n, suponiendo que se llegue a ese punto, ser谩 la conciencia de la parte m谩s sana de la sociedad espa帽ola la que exigir谩 la revocaci贸n de la Ley de Amnist铆a y que prosigan las investigaciones que permitir谩n poner la verdad en el lugar donde estaba faltando. No con leyes que son viciosamente despreciadas y mal interpretadas, no con una justicia que es ofendida todos los d铆as. El destino del juez Baltasar Garz贸n est谩 en las manos del pueblo espa帽ol, no de los malos jueces que un an贸nimo pintor portugu茅s retrat贸 en el siglo XV.

















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