AFP.- Suecia conmemoró este domingo el 30º aniversario de la muerte de su primer ministro Olof Palme, abatido de un disparo en la espalda, un asesinato que estremeció al país y que sigue sin resolverse pese a las múltiples pistas.
"Es una herida abierta", declaró el primer ministro sueco, Stefan Lofven, tras depositar un ramo de rosas rojas durante el homenaje a su predecesor socialdemócrata en el cementerio de Estocolmo, a dos pasos del lugar del crimen.
Olof Palme fue asesinado en el centro de Estocolmo el 28 de febrero de 1986, a la edad de 59 años, cuando volvía caminando del cine con su mujer. El asesino se dio a la fuga, llevándose consigo el arma del crimen, que nunca fue encontrada.
La muerte de este carismático político estremeció profundamente al país. El caso nunca fue resuelto y la investigación continúa. Hasta ahora, más de 10.000 personas han sido interrogadas, 134 han reivindicado el acto y el expediente ocupa 250 metros de estanterías.
Aunque muy admirado, Olof Palme tenía también muchos enemigos, tanto en Suecia como en el extranjero. Por eso los investigadores ampliaron sus sospechas hasta los círculos del Ejército y de la policía sueca, el grupo separatista kurdo PKK o incluso los servicios secretos sudafricanos.
La viuda del exjefe del gobierno, Lisbeth Palme, identificó a Christer Pettersson, un alcohólico toxicómano ya condenado por asesinato. Fue declarado culpable en julio de 1989, pero fue puesto en libertad pocos meses más tarde por falta de pruebas. La policía fue duramente criticada por las torpezas que se llevaron a cabo al principio de la investigación.
Durante el homenaje, el primer ministro Lofven afirmó: "Tenemos un testigo, Lisbeth Palme, que dice que [el asesino] fue Christer Pettersson, y yo lo creo". Pettersson, que al principio se jactaba del asesinato, aunque luego se retractó, murió repentinamente en el año 2004, llevándose su secreto a la tumba.
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| Stefan Lofven y una dirigente de su partido colocan una corona de flores en la tumba de Olof Palme, este domingo 28 de febrero en un cementerio de Estocolmo |
"Es una herida abierta", declaró el primer ministro sueco, Stefan Lofven, tras depositar un ramo de rosas rojas durante el homenaje a su predecesor socialdemócrata en el cementerio de Estocolmo, a dos pasos del lugar del crimen.
Olof Palme fue asesinado en el centro de Estocolmo el 28 de febrero de 1986, a la edad de 59 años, cuando volvía caminando del cine con su mujer. El asesino se dio a la fuga, llevándose consigo el arma del crimen, que nunca fue encontrada.
La muerte de este carismático político estremeció profundamente al país. El caso nunca fue resuelto y la investigación continúa. Hasta ahora, más de 10.000 personas han sido interrogadas, 134 han reivindicado el acto y el expediente ocupa 250 metros de estanterías.
Aunque muy admirado, Olof Palme tenía también muchos enemigos, tanto en Suecia como en el extranjero. Por eso los investigadores ampliaron sus sospechas hasta los círculos del Ejército y de la policía sueca, el grupo separatista kurdo PKK o incluso los servicios secretos sudafricanos.
La viuda del exjefe del gobierno, Lisbeth Palme, identificó a Christer Pettersson, un alcohólico toxicómano ya condenado por asesinato. Fue declarado culpable en julio de 1989, pero fue puesto en libertad pocos meses más tarde por falta de pruebas. La policía fue duramente criticada por las torpezas que se llevaron a cabo al principio de la investigación.
Durante el homenaje, el primer ministro Lofven afirmó: "Tenemos un testigo, Lisbeth Palme, que dice que [el asesino] fue Christer Pettersson, y yo lo creo". Pettersson, que al principio se jactaba del asesinato, aunque luego se retractó, murió repentinamente en el año 2004, llevándose su secreto a la tumba.
